sábado, 13 de abril de 2024

LA CASA DE LOS ESPEJITOS

     Este mes la convocatoria del concurso EL TINTERO DE ORO corre a cargo de MERCHE. El libro referente es LA CASA DE LOS ESPIRITUS. Y el relato ha de contener fantasma o espiritus o cualquier variante. Casi no participo porque hasta esta noche no se me ha ocurrido nada, a pesar de ver "cuarto milenio" todos los domingos desde la convocatoria. Bueno, siempre lo veo.

En fin , que ha salido esto.

 

AQUI están el resto de relatos.

 

 

          El hombre abrió presuroso la puerta de su finca y subió a toda velocidad los cuatro pisos, saltando escalones de dos en dos y a veces de tres en tres, sin haber perdido un ápice de velocidad cuando llegó al cuarto. Abrió precipitadamente la puerta de su piso, cerró de un portazo y se abalanzó sobre a ventana que daba a su calle. Nadie le perseguía. Resopló y se dejó caer rendido sobre el sofá. Solo se permitió un par de minutos de paz. Antes de dirigirse al lavabo volvió a asomarse a la ventana; de momento estaba a salvo pero decidió no confiarse.

          Frente al espejo sacó el cortapelos y le quitó el peine para afeitarse la barba al cero. Cuando subía por la patilla se detuvo un momento y luego siguió para que su melena siguiera el mismo destino que su barba. Luego giró la cabeza para cambiar de lado vio a un viejo detrás de él. Antes de que el corazón se le saliera por la boca se volvió bruscamente y se dio cuenta de que estaba solo. Volvió a ponerse frente al espejo sin tenerlas todas consigo. Siguió afeitándose y antes de percibir nada raro volvió a girarse repentinamente. Nada. Siguió afeitándose ya más tranquilo. Luego se inclinó a un lado para coger la toalla y volvió a ver al viejo. Llevaba un cartel, que no pudo leer antes de que el viejo volviera a ocultarse tras su reflejo. Se quedó quieto delante del espejo durante un minuto. Después, sin girarse, lanzó un codazo a su espalda y no llegó a lanzar un puñetazo porque se dio cuenta de la inutilidad del gesto.

          Pensó una estrategia. Se apartó rápidamente a un lado dejando al anciano al descubierto. Los años le pesaban y no era muy rápido. “Soy el fantasma del futuro”, pudo leer antes de que volviera a ocultarse tras su reflejo. Pensó en el cuento de Dickens sin notar ningún paralelismo en su vida; quizás la falta de empatía, pero eso no era delito. Se giró lentamente sin esperanza alguna de encontrar a nadie. Ya no estaba asustado; aquello ahora le parecía un juego y estaba descubriendo las reglas.

          Volvió a apartase y esta vez se centró en su cara; le pareció que el viejo ya no era tan viejo. Tambien vio de reojo que el texto había cambiado por otro más corto, aunque no tuvo tiempo de leerlo. Pero eso no era preocupante, el viejo era más joven pero parecía que su velocidad no le acompañaba. Cada vez era más lento; y podía repetir aquella operación tantas veces como quisiera. Al cuarto movimiento lateral vio que aparte de más joven se parecía mucho a él; cada vez más. Al siguiente movimiento leyó: “no te suicides”.

          ―¡Qué coño voy a suicidarme! ―le gritó al viejo que ya apenas se esforzaba por ocultarse tras su reflejo. Entonces se oyó:

          ―¡Policía! Abra la puerta o la echamos abajo.

          Salió al salón y se precipito a la ventana. Abajo estaba lleno de coches de policía. Habían llegado sin las sirenas. «Si solo hubiese violado a la cría aquella, igual no se hubieran dado tanta prisa», pensó. «Es curioso cómo se va todo a la mierda en un momento dado por un error de cálculo».

          Se situó lentamente frente al espejo del mueble viejo del salón. Esta vez el viejo, que ya solo era dos minutos mayor que él, salió él solito de detrás del reflejo del hombre; llevaba un cartel en el que, con ojos llorosos, ponía: “Por favor”.

          ―¡Abra la puerta!

          El hombre sacó un revólver que llevaba metido en la cintura del pantalón, sin la menor intención de hacer caso al viejo.

         

jueves, 4 de abril de 2024

YO NO ME LLAMO RAMÓN

Esta semana nos convoca Mónica desde su blog NEOGEMINIS con un tema que seguro nos aportará relatos de lo mas dispares y divertidos. Situaciones incomodas de la cotidianeidad. 


AQUI están el resto de aportes.


 

          ―Hombre… ¡Cuánto tiempo…!

          Y este ¿quién coño es?

          ―Sí. Es verdad. Cuanto tiempo sin vernos…

          ―¿Cuánto hará?

          ―Pues no sé. Más de cinco años, ¿no?

          ―Ma che cosa dice?

          Joder, es italiano. No conozco a ningún italiano. Una italiana y ya.

          ―¿Más? ¿Quieres decir?

          ―Ya te digo. Por lo menos veinticinco

          ¿Veinticinco? ¿Cómo coño voy acordarme? Bueno, un cliente no es; ni de este ni del anterior trabajo. Veinticinco años… 2001. Debíamos estar en el cole… Ah, no… En el cole no. Joder, ¡Que mal estoy!

          ―Ah, claro. Tienes razón. Joder, ¡Qué mal estoy! Es que así, por sorpresa y sin calculadora.

          Igual le gustan las películas de la mafia y ya. Tiene un acento andaluz que no sé. 2001… De la Universidad o del instituto. Joder. Debe de ser de la Universidad. No me acuerdo de nadie de la Universidad.

          ―O treinta.

          Joder, ¿ahora treinta? Pues del barrio o del cole. No, del cole no. Y del barrio, no sé. Me acordaría. Igual era de otra calle.

          ―Y ¿qué haces por aquí?

          ―Yo vivo aquí detrás. Siempre vengo a comprar aquí. ―¡Hostias! Pues voy a tener que cambiar de supermercado si no averiguo quien es―. ¿Ves a alguien?

          ―No mucho. Muy de tanto en tanto, y nunca todos. Cómo la mayoría se ha ido lejos...

          ―Claro. Siempre pasa igual

          ―Pero tenemos un grupo de WhatsApp. Dame tu número y ya le digo al Miki que te apunte, que es el administrador. ―A ver si me dice el nombre y me viene algo   

          ―¿Qué Miki? No me suena ningún Miki.

          Ya te digo. Me lo acabo de inventar...

          ―Es verdad. Que él se unió al grupo después de que tú te fueras. Da igual; ya lo conocerás; es muy enrollado. Dime…

          ―Apunta. Ray. 666440045.

          ¿Ray? ¿Qué coño es Ray? ¿Raimundo? Amos, hombre. No me jodas. Raimundo me acordaría. ¡Vaya si me acordaría! No puede ser del barrio. Nos habríamos reído de él hasta la muerte.

          ―Vale, pues ya cuando quedemos, te apuntas por el grupo ¿vale?

          ―Ya te digo. No faltaré. Pues eso… Hasta pronto, Ramón

          Eh… ¿qué coño Ramón? Que yo no me llamo Ramón.

          ―Eh… ¿qué…

          ―¿Qué?

          ―No, nada. Que ya nos vemos pronto.

 

miércoles, 27 de marzo de 2024

EL HOMBRE-PULPO COJO

 Esta semana de Jueves Santo nos convoca MAG desde su TRASTIENDA DEL PECADO retándonos a escribir sobre algo relacionado con ciudades perdidas en fondos marinos con final sorpresivo. A mi no me ha salido bien porque siempre que empezaba a escribirlo sabía cómo iba a acabar. Pero bueno, tambien me he pasado de palabras a pesar de usar palabras dobles para que el contador marcara menos.   

AQUÍ están el resto de aportes.


 

          Poppy era un hombre-pulpo. No era un humano masculino sobón, como la mayoría estará pensando. Era un hombre-pulpogigante, en plan lo que sería un hombre-lobo, pero permanente, y en pulpogigante. La proporción de hombre-pulpogigante era 10-90. Vivía en la Atlántida; su parte humana quería saber dónde estaba exactamente, por eso se afincó allí.

          El pulpo, como todo el mundo sabe, es una especie de origen alienígena, ajena a cualquier parecido con otros cefalópodos, pero en algún sitio había que clasificarla. Tiene nueve cerebros. Esta característica, pensaron los ingenieros alienígenas, la haría sobresalir sobre todo el resto de especies. Pero resultó que no. Era muy blandito, poco resistente físicamente. Así que los ingenieros alienígenas lo rediseñaron en forma de pulpogigante. Pero ni por esas. Tras unos siglos de espera, lo volvieron a rediseñar; esta vez lo recombinaron con la especie que sí que sobresalía en el planeta: la humana. Lo dotaron de un cráneo duro que protegería los nueve cerebros, que se distribuían normalmente las tareas del siguiente modo: ocho, uno para cada tentáculo, y el que quedaba, para coordinar el conjunto.    

          A los ingenieros alienígenas les pareció buena idea poner un poquito de calamargigante, por lo del pene de un metro, porque era una especie nueva, de un único individuo, que debería reproducirse a toda leche, para poder repoblar la Tierra en el menor tiempo posible. Los alienígenas piensan que el tamaño sí que importa, por eso lo del paso de pulpo a pulpogigante.

          El problema fue que con el cráneo se introdujeron otras características humanas no controladas. El noveno cerebro, en lugar de ocuparse de la coordinación de los otros ocho, pasó a hacer lo que hace el cerebro del 50% de la población humana en su fase juvenil: pensar con la polla.

          Esto no gustó nada a Siete, que era el nombre del tentáculo número siete; muchos cerebros no implica mucha creatividad. Se le antojaba injusto que el cerebro que se encargaba de la reproducción, cuyo nombre no voy a reproducir, disfrutara todo el rato mientras él tenía que conformarse con sujetar a la hembra. Y aquí hizo aparición la característica humana que más ha hecho por el avance de la especie: la envidia.

          Tras una serie de maquinaciones que provocó un desmesurado desarrollo de su cerebro, Siete consiguió hacerse con un martillo durante una de sus visitas a la fragua Atlante. Con buen criterio había deducido que aquella herramienta podía causar grandes destrozos, mientras que el resto de cerebros, incluido el noveno, no sabían ni lo que era, aunque se quejaban mucho porque dificultaba la navegación. Pero aquello no duró mucho. Justo hasta el siguiente asalto sexual, en el que Siete calculó la posición en el cráneo del cerebro número nueve, y atizó martillazo en el momento culminante de la cópula, para que al menos el noveno cerebro y su miembro se fueran felices. Pero el momento culminante provocó un movimiento espasmódico del cráneo que Siete no había calculado a pesar de su inteligencia. Como cabía esperar el martillazo fue a dar en el cerebro de Siete con catastróficas consecuencias. Como según los últimos estudios médicos el fallecimiento sobreviene con la dejación de funciones cerebrales, Poppy sufrió el primer suicidio parcial de la Historia.

          Y este es el motivo, y no otro, por lo que los humanos seguimos siendo la especie dominante en el planeta.



viernes, 8 de marzo de 2024

EN UN PAIS MULTICOLOR

 Este jueves nos convoca CECY desde su blog DESHOJANDO RELATOS para rememorar y volver a vivir aquellas tardes de dibujos animados. Como había varios candidatos he tenido que esperara a que se me ocurriera algo de alguno. Tenía un titulo espectacular para este, pero se me ocurrió medio adormilado y no puedo acordarme (qué tontería, no sé para qué pongo esto).

Podéís encontrar el resto de dibujos AQUI


          ―Vaaa… Willy.

          Willy llegaba a donde Maya con su típico vuelo errático, como avanzando lentamente, pero si dejar de moverse también hacia arriba, hacia abajo, a derecha y a izquierda. Un desplazamiento completamente ineficaz. Maya lo esperaba sentada en una rama porque ya hacía rato que había acabado su jornada laboral.

          ―Mira lo que me han dado ―dijo ilusionada con sus brillantes ojos perfectamente redondos, mostrándole una medalla―. He sido la mejor recolectora del mes.

          Cuando Willy arribó a su lado, miró el premio con sus oblongos ojos triangulares cuyas pupilas se desplazaban asimétricamente tratando de enfocar, y preguntó:

          ―¿Cuántos botes has llenado hoy?

          ―Tres frascos completos de miel de milflores ―dijo orgullosa.

          ―Yo solo medio.

          ―¿Queeé? Y eso ¿por qué? ¿Te encuentras bien?

          ―Tengo sueño.

          ―¿No quieres jugar?

          ―Es que tengo sueño.

          ―¿Dónde trabajabas?

          ―Allí. En la zona 4.

          ―Tranquilo. Yo te ayudaré a completar el frasco. ―Y salió disparada.

          ―Noo… Que ya se hace de noche. Y además… ―Pero Maya ya no oía nada.

          Una hora después volvió con el típico vuelo errático de Willy; aunque sus ojos conservaban su redondez, las pupilas también iban cada una `por su lado:

          ―Solo he hecho dos viajes. ¿Qué planta es?

          ―No lo sé. Una nueva. “Marijuana” pone en el frasco.

          ―Tenemos que ir a hablar con Recursos Apícolas. Esto es muy duro; tienen que subirte el sueldo. Pero primero vamos a echar una siesta.

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