Este jueves nos convoca TRACY y nos invita a reflexionar sobre qúe podría haber ido mal en la noche de bodas de Eva, la del Génesis. Aqui queda patente, que sin desobedecer, la cosa podía habr ido peor.
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Me ha dicho Adán que hoy es un día especial; que me prepare, aunque no me ha concretado exactamente en qué consistía la especialidad; solo ha dicho que se iba a buscar unas algas milagrosas.
Al rato mientras estaba holgazaneando al pie de un árbol se ha presentado una serpiente. Se ha puesto así un poco derecha y me ha señalado una fruta del árbol donde yo estaba: “El fruto de ese árbol…” y eso es todo lo que ha podido decir antes de que le atizara con una rama. Mientras me la estaba comiendo ―he visto que otros animales lo hacen― he pensado que es la primera serpiente que veo hablar; quizás era la especialidad a la que se refería Adán. Nunca hemos comido serpiente y me ha parecido un poco sanguinolenta, así que la he pinchado de un palo y la he llevado al fuego perpetuo, y después de pasarla un ratito por las llamas, la verdad es que esta mucho más apetitosa; un poco insípida, como el pollo, pero bueno. Lo que sí me ha decepcionado es que tiene muy poca chicha.
Luego he ido a hacer la digestión al árbol. Entonces he pensado en lo que estaba diciendo la serpiente. Lo de las frutas. Seguro que me las indicaba como un buen alimento para que no me la comiera a ella. Lástima no haber esperado a ver qué quería decirme, pero es que llevaba dos días sin comer. Adán con los preparativos del “día especial” no salía a cazar. En fin que me cogido un par de frutas de estas, y así a palo seco, están un poco crudas, así que las he pinchado con el palo seco y las he llevado al fuego perpetuo, igual que la serpiente, y buenooo, ¿Dónde va a parar? Mucho mejor así. Esto del fuego perpetuo es un gran invento.
Después de comerme un par, me he quedado con hambre pero he preferido esperar a Adán para explicarle todo. Pero Adán se ha presentado con su palito inclinado hacia arriba en vez de hacia abajo, como acostumbra; y con una aspecto amenazador; parecía que iba a explotar y mancharlo todo. Morado, pero morado que parecía hipóxico. Le he preguntado si se encontraba bien y ha dicho que mejor que nunca; que había tomado vialga, el alga que había ido a buscar por la mañana. Antes de que pudiera explicarle lo de la serpiente y la fruta, se me ha puesto encima ha empezado a moverse, hasta que en un momento dado se ha parado de sopetón, se ha incorporado un poco y se ha llevado las dos manos al corazón; luego se ha caído a un lado. Ya me parecía a mí que eso no podía estar bien; ya te digo, hipóxico hipóxico estaba el palito; menos mal que yo no tengo de eso.
Adán, para mañana iba a estar echado a perder. Así que como me había quedado con hambre, he cogido un sílex, y le he sacado una costilla. Me la he comido entera por no hacerle un feo, pero la verdad es que estaba sanguinolenta y grasosa que te cagas. He visto que unos insectos verdes, alargados, con las patas dobladas hacia delante, que se ponen derechos y que parecen una mantis religiosa, hacen esto de comerse al macho, o sea que si la naturaleza nos lo enseña, la naturaleza es sabia. Total que me lo he llevado arrastrándo, al fuego perpetuo. Que me ha costado, ¿eh? Que el cabrón pesa como un muerto… Pero cuando he llegado, el fuego perpetuo se había acabado. Seguro que he hecho algo mal. Ya me dirá alguien algo, aunque,
Como no sea otra serpiente,
Por aquí no hay mucha gente.