Esta semana nos convoca Imma en su blog MOLI DEL CANYER al último reto del año, incitandonos a dar CAMBIOS drásticos en nuestra vida, o en la de otros. El tema de los cambios da para mucho, hasta para tomarselo en serio, pero no es obligatorio.
Hago notar que no me he pasado de las 350 palabras. Podéis ver el resto de aportes AQUI
Y como esta será la última convocatoria juevera del año, aprovecho para desearos un muy feliz año a todos, y que os portéis bien, pero solo lo justo, y que no cambieis. Lo de este párrafo Sí que es obligatorio.
“My Taylor is poor”. Eso es lo único que recuerdo de la última vez que me apunté a inglés. Antes ya sabía decir “my Tailor is rich”. Un claro ejemplo de que una cosa y su contraria, pueden ser ambas falsas, porque no tengo sastre. Además, ahora no recuerdo si era con “i” latina o con “y” griega.
Mis lorcitas ya no merecen el diminutivo. Ni imaginar quiero, lo que diría mi sastre. La última vez que me apunté al gimnasio, con la ayuda del… ahora no me acuerdo como se llama ese que te dice los ejercicios que tienes que hacer, y te hace una dieta ―es algo en inglés, por eso no me acuerdo―, bueno, con su ayuda conseguí quitarme quince kilos. Pero seguir aquellas restricciones alimenticias y aquellas proacciones físicas, se puede mantener durante un tiempo, no para siempre.
Eso me pasó, sin duda, porque me precipité en mi toma de decisiones y me apunté al primer gimnasio y a la primera…
―Por favor, señora, deme algo para comer.
―¿Qué?
―Que me dé algo para comer.
―Es que no tengo monedas…
―No hace falta que sean monedas.
―Ya, claro. A ver que tengo aquí… ¡Tenga!
―Su cambio, señora.
―¿Qué?
―Que tome su cambio, señora. Si le aceptara más dinero del que necesito para comer, me lo gastaría en vicios.
―Ah, gracias.
“Señora” ¿Cuántos años se pensara este tío que tengo? Al final me voy a tener que apuntar al gimnasio. Pero a otro diferente. Tengo que cambiar de gimnasio. Y de escuela de inglés. No tengo que precipitarme. Para el año que viene tengo el propósito y he tomado la decisión de ser más indecisa, y pensarme mejor las cosas.
Cualquiera que lea esto pensará: “Esta, seguro que al final, no se apunta a nada”. Y, al final, tendrá razón.