miércoles, 11 de agosto de 2021

¿ENSUCIAR LO SUCIO?

 

 

 Esta semana nos convoca nuestra querida compañera Dorotea, desde su blog 

LAZOS Y RAICES, para desarrollar el tema de cómo nos ven otros copañeros de planeta, de otras especies. Quizás este texto resulte algo críptico para los que no poseen un vehiculo; me disculpo por ello.

Podeis encontrar el resto de aportaciones a este singular tema AQUI.

 

 

 

          No diviso nada que valga la pena. Voy a parar aquí a esperar. Noo… que esta rama es muy fina y se dobla mucho. Mejor aquí, además tengo más campo de visión. Estos cuellitiesos son cada día más guarros. Es curioso como mantienen el equilibrio sobre dos… Espera. Ahí se levantan dos que parece que han acabado poner. No sé porque digo siempre que han acabado de “poner” cuando se levantan de esas sillas; nunca he visto que hayan puesto ningún huevo. Se levantan y no hay nada. Y se van los cuellitiesos. Estos se han dejado maíz encima de la mesa, toda sucio para variar. Si el cuellitieso amarillo no viene corriendo, me voy a dar un festín.

          Puaj. No sé porque le ponen tanta sal al maíz los cuellitiesos.

          ―¡¡¡Likäi  nàlî, gäisî de niâo!!!

          Ya llegó el energúmeno corriendo y gritando. No me he podido comer más que cuatro granos. Aun me sorprende más que los cuellitiesos corran a esa velocidad, sin hacer el juego de cuello adelante y atrás. Andar aun, tira que te va; pero correr, hay que reconocer que tiene su mérito. Me quedaré por aquí, por si acaso. Para uno que viene a limpiar, se lleva mi comida.

          Seguiré esperando por aquí a ver si diviso algo. Lo que yo te diga, cada vez más guarros.

          Eyyy, por ahí viene uno bien flamante y reluciente. Voy a seguirlo. Mira que si se mete en una de las casas, como hacen a veces.

          Bueeeno, este se para ahí. ¡Genial! Debajo de un plátano superalto. Así, tras la caída, la explosión será mayor.

          Ya se ha ido el cuellitieso. Preparen cañones, apunten…

          ―Ehhh… No me vayas a dar en una rama, eh? Que te estoy vigilando…

          ―Que no. Tranquilo. ―Pausa para coger aire― Mmmm…Ahhh… Fuego.

          ―Pero ¿qué haces, pedazo de inútil? Que desperdicio de cagada.

          ―¡Coño! Pero ¿tú de dónde sales? Y ¿por qué desperdicio? Le he dado en todo el medio del vidrio.

          ―Yo también lo venía siguiendo. Desde la salida del lavacoches, mas rato que tú. ¿No te han enseñado que no se dispara en el vidrio? Lo ven enseguida y lo quitan. No dura nada. Y además tiene esos palos automáticos, que ni siquiera necesitan coger el trapo y el líquido ese que echan. Tienes que cagarte en el mismo centro del techo. Ahí ni siquiera lo ven muchas veces. Puedes conseguir ser creador de un fósil. ¿Tienes más, o ya está?

          ―No. Ya está. ¿Y tú? ¿No venias persiguiéndolo desde el lavacoches?

          ―Ya… pero no tengo ganas. Es que lo he visto tan reluciente que he pensado, que este no se me podía escapar. Me voy a esperar aquí un rato, a ver si me vienen ganas.

viernes, 6 de agosto de 2021

EL CAZAGATOS

Primeramente pedir disculpas a MÓNICA por el retraso, y luego dar las gracias a RODOLFO por permitirme dar algo parecido a continuidad, a su relato de esta semana.

Sobre todo pedir disculas a los amantes de los gatos, que creo que son muchos por aqui, por el tratamiento "objetivo"(de objeto), que les da el narrador de esta entrada, que es un desaprensivo.

Podeis leer el aporte del resto de particicpantes (que supongo que ya lo habréis hecho), AQUI.

 

            Una vez los gatos hubieron dado buena  cuenta de su fallecido amo, no les quedo nadie que los alimentara. Tras rebuscar por encima de los armarios y los más recónditos lugares, no les quedó más remedio que aplicarse en la limpieza de los huesos del yaciente. Pero eso no duró más allá de ocho días. Anteriormente, el vecino del sobreático, ya había bajado por la escalera de incendios, alarmado por el olor del fiambre, y era sabedor de lo ocurrido, aunque contrariamente a lo que pudiera suponerse, no avisó a nadie, puesto que tenía a la vista una opípara fuente de ingresos.

            Calculó para cuanto tiempo tenían comida los gatos, y para el día siguiente compró dos kilos de sardinas. Las puso en la sartén a fuego fuerte. Cuando el humo hubo inundado la cocina, abrió la puerta del patio, y esperó a que aparecieran los felinos. Armado con una mascarilla FFP2, unas gafas de infrarrojos para ver en la neblina del aceite quemado, y un cazamariposas de buen tamaño, se agazapó tras la puerta. Los gatos fueron entrando. Eran de marca sphynx, de esos que no tiene pelo, y por tanto, no son inflamables. Esta circunstancia les permitía acercarse más a la sartén de lo que hubiera hecho un gato de otra marca. Pero el cazador no les permitía acercarse demasiado. Los encestaba uno a uno, en aquella neblina, sin que los otros lo percibieran. Una vez tuvo a los cinco enjaulados, planeó su siguiente paso, mientras los gatos, a pesar de ser muy listos ―quinientos euros la unidad―, no lograban escapar.

            El cazador, que había escuchado que en esto de las mascotas, es muy común  dar gato por liebre, se dirigió al canódromo Meridiana, y solicitó visita con el gerente. Llevaba uno de los gatos en una bolsa de viaje, con la cremallera un poco abierta.

            ―Le ofrezco esta liebre, para lo de las carreras. Ya sabe… Tengo cuatro más.

            ―Pero si es un gato…

            ―¡Vaya! ―contestó sorprendido― ¿Cómo se ha dado cuenta?



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