viernes, 25 de noviembre de 2022

SIN HUESO

 Este jueves noos convova MAG desde su blog LA TRASTIENDA DEL PECADO, invitandonos a fantasearsobre nuestro rincon, referido a nustro sitio, donde estamos a gusto. me ha salido un micro sin pretenderlo.

Podeis ver el resto de aportes AQUI




          Rara vez salgo de mi refugio, mi sitio, mi rincón; cálido y acogedor como pocos. Nunca paso frio; como mucho calor. Esta mañana con las premuras de abandonar la fase de descanso, me han quemado. Ha sido el jefe. Estaré dos días insensible, pero bueno; no me quejo.

          Ayer salí de mi escondite, de mi refugio. En una de las vicisitudes que conlleva el tráfico, el jefe me sacó fuera y me lució por unos buenos segundos, al tiempo que ponía el corazón enhiesto. Pero fue una excepción. No acostumbro a salir de detrás de mi ivórica ―con algún intruso― barrera de protección.

          Y aquí estoy muy a gustito, dentro de mi boca, aunque no voy a negar que a veces es placentero ir de visita.

domingo, 13 de noviembre de 2022

LA ILUSA

 

 Este mes nos convoca GINEBRA desde su blog VARIETTES, para realizar un texto basado en una de las imagenes propuestas, que nos inspire algo DESCABELLADO, hecho, intencion, PROPOSITO o sueño.

Yo he elegido esta imagen:

 

podeis encontrar el resto de aportciones AQUI

 

          Recuerdo que durante la práctica totalidad de la década en que mi edad empezaba por cero, podía atravesar el espejo. No me costaba apenas nada. A veces lo hacía sin querer, y podía encontrarme dentro sin saberlo. A la edad de seis años recuerdo haberlo traspasado incluso sin espejo. Allí me encontraba con otros niños y niñas que vivían dentro, pero también con otros, que como yo, veníamos de fuera. Me hice muy amiga de un niño de dentro, tanto, que a veces venia conmigo cuando volvía a casa. Los chicos que venían de fuera no podían salir por otro espejo, en cambio los que vivían dentro podían traspasar cualquier espejo que quisieran. Pero mi amigo siempre venia conmigo. En casa no lo veía nadie más que yo. Ni siquiera mi hermano pequeño.

          Al principio de la década en que mi edad empezaba por uno, me costaba más atravesar el espejo, y el problema fue “in crescendo”. Con éste que uso para desayunar muy a menudo lo conseguía. Allí me encontraba con mi amigo, pero a él, ya no le gustaba tanto jugar. Quizás a mí tampoco, pero yo siempre intentaba entrar, aunque me distraía enseguida. Me distraían otras cosas del exterior, tenia obligaciones, tengo aun , y cada vez más. Mi amigo ya no traspasaba nunca a este lado. Una vez que lo hizo, cuando apareció mamá, intentó llamar su atención, braceando y gritando. Le pregunté que porque lo hacía, y me contestó que no lo sabía; “por probar”, dijo.

          Mañana mi edad empezará por dos. No me gusta este lado, y hace meses que no puedo entrar, ni con el espejo de la bandeja del desayuno. Cada día tengo más cosas que me aprietan, me agobian, me obligan, y la recompensa es tan poca. Quiero atravesar otra vez.

          Creo que es culpa del café. Creo que todo se aceleró cuando empecé a tomarlo. Creo que voy a dejarlo. Creo que no me deja soñar.

 

miércoles, 9 de noviembre de 2022

ESTA TARDE VI LLOVER

 Este jueves nos convoca CAMPIRELA desde su blog, con un reto que a mi la verdad es que me ha costado sacar una idea. Hacer un relato basado en una cancion, letra o titulo. Ha resultado tan triste como la canción; incluso más.

Podéis ver el resto de aportes AQUI


 

 

          Esta tarde vi llover, vi gente correr a su casa, a buscar cubos, palanganas y barreños; cuanto más grande de boca mejor. Bajaban con ellos y los extendían por toda la acera y toda la calzada, que aún conservaba sus límites aunque hacía años que no circulaba ningún vehículo. La gente hacía guardia vigilando sus recipientes, y a pesar de que vi llover, ni vi ningún paraguas; no ceo que exista ninguno ya. Nadie quería perderse ni una gota de agua, aunque la que te cayera encima se perdiera. Los megáfonos no paraban de recordarnos que lo que caía era lluvia acida. Los muy cabrones la querían toda para ellos. Para recogerla por las alcantarillas y luego purificarla y vendérnosla.

          La gente no cantaba bajo la lluvia como los primeros años de la sequía. Lástima que no lo hayas visto. Hace ya diez años que no llovía aquí y siete que tú no estás. Recuerdo la última vez que te vi en la cola femenina de la diálisis; antes de que yo fuera a la mía y después de que dejáramos al niño en la suya. Insuficiencia renal dijeron, aunque yo sospecho que hacía meses que no te tomabas tus dos viales diarios de suero fisiológico; que se los dabas al niño. El niño, ya no tanto, esta abajo con tres palanganas. Esto nos dará un poco más de vidilla. La racionaremos como oro. En un par de meses ya no tendré que darle uno de mis viales, como hacía hasta ahora. No puedo dejarlo solo.  

          Esta tarde casi fui feliz, pero no estabas tú.

 


 

domingo, 6 de noviembre de 2022

EL ASESINO EN SERIE

 Esta es mi participacion para el microrreto de noviembre para EL TINTERO DE ORO. La propuesta es hacer protagonista a un personaje antagonista. Como he visto por ahi que podia no ser una persona, he hecho una propuesta en primera persona.  Para concretar, el malo es el asesino.

Podesi ver el resto de microrrelatos AQUI

 

 

       ―¿Quién es?

          ―Un paquete.

          ―Ah vale. Ahora abro.

          ―¿Me firma?... Ok, perfecto. Tenga.

          ―Gracias.

          A ver quién me toca esta vez… ¡Vaya por Dios! Un manos frías. Activo mi sensor de mano nueva, y digo: “Mando para todo tipo de electrodomésticos”. Manosfrías se asusta. Me apunta a la tele y aprieta on/off. Se la enciendo. Cambia de canal. Pulsa Netflix, que no tiene contratado, pero se lo pongo igual. Voy a darle un poco de vidilla. «Pero hombre, no te pongas a ver una peli ahora…», pienso.

          Después de acabarla se decide a probar otros electrodomésticos. Apunta al frigorífico y pulsa 4. En el display del termostato aparece el 4. “Manosfrías” se sorprende satisfecho. Pulsa el 1, pero solo bajo hasta 3; el frigo no da más.

          ―¡Que listo! ―exclama Manosfrías. «Pues ¿qué te creías, gilipollas», pienso yo.

          Apunta a la lavadora y pulsa el 3. Aparece el 3 en el display, pero inmediatamente parpadean todas las luces. La lavadora está averiada. Milagros no hago. Apunta a la lámpara, y se la enciendo. Apunta al ordenador y se lo apago. Apunta a la cocina de gas y le enciendo un fogón con llama y todo. ¡Ole mis huevos! Manosfrías esta supercontento. Por fin, apunta al aire, a ningún dispositivo concreto, pulsa on/off, y Manosfrías desaparece. Yo caigo al suelo.

          Quince días después entra la policía. Uno de ellos me coge y mi sensor de mano nueva repite el mensaje. Nadie le mira, desaparezco en su bolsillo. Ya tengo nueva víctima.

 

craiyom.com

 

miércoles, 2 de noviembre de 2022

22/05/76

 

Esta semana nos convoca LA MUJER DE NEGRO, con un tema entre nostalgico (bueno, nos ha puesto la musica de "Psicosis" en la convocatoria la nostalgia no eslo primero que se me viene a la cabeza), y evocador, y que aparte de revelar nuestros antiguos gustos, tambien revelara nuestra edad con un minimo margen de 3 centimetros. Es un tema para entrenar la primera personay que se presta al relato autobiografico. Yo me he inclinado por un tema "dramático" de mi infancia. "Entre comillas".

 

Podéis leer el resto de aportes AQUI

 

 

          Seguramente la mayor parte de ustedes han olvidado la importancia nacional de esta fecha. Algunos recuerdan lo que estaban haciendo cuando mataron a Kennedy, otros cuando las torres gemelas, otros… Nimiedades.

          Mamá estaba a punto de poner la mesa aquel mediodía de sábado. Yo estaba “acomodado en el suelo” (ahora parece un oxímoron pero no siempre fue así), apoyando la cabeza sobre el mueble que ofrecía una mejor visión de la pantalla del televisor. Había llegado el día. Aún faltaba media hora pero no quería que nadie viniera a quitarme el sitio.

          ―¿Esto qué es? ―preguntó Mamá.

          ―Ah sí. Un certificado ―contestó mi hermana―. Lo trajeron anteayer.

          Mi madre abrió precipitadamente el sobre.

          ―Niño, levanta que nos vamos.

          ―¿Qué nos vamos? ¿Cómo nos vamos a ir? Va a empezar el ultimo capitulo. ¡Mamaaaa! ―grité frustrado, pateando el suelo, conociendo de antemano que cualquier resistencia era fútil.

          ―Va, que cierran a las tres y es el último día.

          ―¿Adónde vamos?

          ―Al cole nuevo. Te han cogido pero hay que matricularse hoy, y cierran a las tres.

          ―Pero si es sábado. No hay cole.

          ―Para esto sí, y corre.

          Lo que viene a continuación, puede parecer inverosímil, pero debe tenerse en cuenta que, por aquel entonces, yo solo había asistido a un colegio, y pensaba que en otras escuelas, quizás me gustaría ir a clase.

          ―¡Mama, corre! Solo faltan cinco minutos, y aún falta mucho.

          ―Ves tú corriendo, y dile al conserje que ya llego. Que me espere.

          ―Corre más, mamá. Yo soy un niño, no me va a hacer caso. Va corre, si no nos habremos perdido el último capítulo por nada.

          Con lo poco que corría mi Mamá era imposible llegar.

          Aquí termina la parte inverosímil, que se refería básicamente a mi actitud.

          Esperé a Mama. Cuando llegó a mi altura, una sombra nos cubrió y nos salvó brevemente del sol abrasador. Miré hacia arriba y vi como el bruto mecánico que nos sobrevolaba, nos adelantaba y se plantaba delante de nosotros:

          ―¡Mazinger Z! Planeadooor abajo… ―grité entusiasmado, dando saltos de alegría.

          ―Yo os llevaré. ―Y nos cogió a Mamá y a mí y nos llevó al cole nuevo en un minuto, justo antes de que cerraran.

          ¡Vaya! Van a tener razón esos que dicen que deformamos los recuerdos.

          Al final, me matricularon en el cole nuevo, pero nunca vi el último capítulo de Heidi.

 

Heidi: el detrás de escena de un mito suizo | House of Switzerland

 

Entradas populares