Este mes en EL TINTERO DE ORO se homenajea a Delibes, centrándonos en su obra "El camino", y más concretamente en el tema naturaleza y vida rural. Como siempre 900 palabras sin IA (en breve seremos discriminadores)
Aqui podéis encontrar el resto de "caminos"
―Hoy vamos al corral de Carranzo ¿verdad, mama?
―Sí, bébete la leche; en cuanto tu hermano traiga el coche nos vamos.
En el corral de Carranzo me lo pasaba pipa mientras los mayores hablaban, y luego comían. Había animales y jugaba con ellos y con Francisqué, si ya había vuelto con las ovejas.
―Papa, por aquí no es. ¿No vamos donde los Carranzos?
―Sí, pero primero vamos al corral de tu madre.
―Mama, ¿tú tienes un corral?
―Sí. Bueno a medias. Es de los cuatro hermanos.
―Y ¿quién vive?
―Nadie. Esta abandonado.
Aquello de estar abandonado ya me gustaba más. Podría inspeccionar…
En cuanto mi hermano paró, salté del coche. Había un recinto de piedra sin puertas. Dentro, a la izquierda había una casa de bajo y planta, también sin puertas. Todo era de piedra y adobe. A la planta se subía por fuera, por una escalera de piedra con peldaños muy altos, o eso me parecía entonces.
―Pues aún se conserva muy bien para el tiempo que ha pasado ―comentó la mama. Por cómo hablaba parece que era la única que conocía el sitio.
―Pero mama, si el tejado esta medio hundido.
―Es que lleva muchos años abandonado ―dijo apesadumbrada para luego cambiar―. ¿Y tú ¿cómo lo sabes?? ¿Ya has subido arriba? Es peligroso; cualquier madero se puede partir al pisarlo.
―No. El suelo esta fuerte y del tejado solo se ha partido un madero.
―¡Este niño…! ―Luego siguió explicando―. Primero dormíamos en la cueva. Luego mi padre y mi madre y el tío Pascual fueron haciendo la valla y después la casa. ―Su padre era mi abuelo Manuel; apenas lo recuerdo pero dicen que es a quien más me parezco yo. La cueva no era lo que se entiende por cueva. Era como un voladizo de roca de unos dos o tres metros de profundidad que circundaba todo el cerro hasta donde acababa la valla de piedra. Construyendo un muro cerrando el voladizo ya tenías un habitáculo. La mayor parte de ese muro estaba ya derruido. Pero se conservaba algún trozo.
―¿Y vivíais aquí? ―pregunté. Mi padre y mi hermano ya lo debían saber porque no preguntaban.
―No, la casa estaba en el pueblo pero aquí pasábamos la noche los que nos quedábamos con las ovejas, que éramos normalmente tu abuelo, tu tío Manuel y yo.
―¿Y de qué son esos agujerazos que hay en la piedra?
―Esos los picaron tu abuelo y tus tíos para recoger agua.
―¿Qué agua?
―La de lluvia. Aquí no hay grifos. ―Jamás se me ocurriría que aquí pudiera llover. Excepto el cielo todo es marrón. Los escasos romeros eran verde marronosos y la roca gris marronácea. Si lloviera se formaría un barrito con el polvo que cubre la roca por el que flotaría la mano al pasarla sobre ella. De hecho la capa de barro en el fondo del los agujeros era mucho más gruesa
Después ellos subieron a ver la parte de arriba de la casa y yo me acerque a la cueva; a la parte que conservaba el muro. Al adentrarme escuché un ruido y me quedé quieto hasta que mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Debía haber alguien durmiendo dentro. Volví a moverme, y él también. Con el movimiento percibí su figura. Era un jabalí. Nunca había visto uno en persona, pero dicen que son como cerdos salvajes. Cerdos sí que había visto, y aquello se parecía más a un toro. Retrocedí muy lentamente para refugiarme detrás del muro, pero no le perdí la mirada. Él tampoco. Estuvimos más de un minuto. Luego, vista su tranquilidad, hice ademán de acercarme para acariciarlo, como con los conejos y las cabras de Carranzo, pero él gruñó. Me fui hurtando detrás de la valla y cuando desparecí de su vista corrí al piso de arriba donde aún estaban mis padres.
Bajando de allí pregunté a la mama si por allí había jabalíes. Negó, pero la mama hace mucho que no vive allí. Al bajar, tiré una piedra a la cueva, pero nada se oyó.
Al llegar a Carranzo me fijé en lo parecido de la construcción. Francisqué ya había vuelto de las ovejas. Lo primero que hice cuando lo vi fue preguntarle si por allí había jabalís.
―Alguno hay, pero no muchos
―¿Tú has cazado alguna vez alguno? ―Francisqué era cazador. El que mejor puntería tenía del pueblo, según decían. Era mozo cincuentón y vivía allí con su hermana y su cuñado, y aunque no fuera el más listo del pueblo, sí que era el mejor cazador.
―No. Hace falta munición más potente. Por aquí la más grande cazamos son corzos. Un jabalí, si no lo matas se puede revolver…
―Pues yo he visto uno ―le solté emocionado― pero no lo digas, seguramente dirán que me lo invento.
―Ah, ¿sí? ¿Y dónde? ¿Cómo ha sido? ―Se lo expliqué todo sin escatimar detalles.
De vuelta al pueblo le dije a mi hermano que volviera a pasar por el corral de la mama, porque había perdido unas canicas. Aunque renegó lo hizo. Bajé del coche y fui corriendo donde el jabalí. No estaba. Durante el camino de regreso no despegué la frente de la ventanilla, pero no volví a verlo.
No regresé a Carranzo en muchos años. Cuando lo hice Francisqué ya era muy mayor. En cuanto me vio, una sonrisa cómplice iluminó su cara. No se lo había contado a nadie.
Hoy nos dejas unas memorias de tantas que nos han ocurrido, cuando como tu protagonista nos hemos embarcado en un viaje con nuestros padres.
ResponderEliminarMe han gustado los diálogos que nos ofreces de ese pequeño aventurero descubriendo y guardando un secreto con su amigo, el cual años más tarde, cuando se miran, saben que aunque entre ellos a pesar de la distancia, siguen conservando algo de los dos, el secreto del jabalí.
Muy bien logrado, el reto.
Besos y muy feliz domingo.
Gracias, Campi
EliminarRste ha sido un ejercicio de corta y pega con un poco de elaboración, porwue don variss situaciones empaquetadas en uns historia.
AnrZioo
¿Eres muy delibesiano?
ResponderEliminarPues no mucho; creo que lei las ratas en rl cole, y con ocasión de esto estoy leyendo el camino. Sabía que era muy sobrio y aquí me he encontrado con u humor que no esperaba. noe atraen mucho los temas aunwue sí la forma. Yo no creo en eso tan de moda de que la forma es lo único wue importa.
EliminarAbrazooo, vallisoletanoo
Muchas gracias, Gabiliante, por participar con este relato en el homenaje a Delibes. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a vosotros por esta convocatoria tan interesante. Ayer acabe el libro y debo decir que la segunda mitad se estaba aplanando un poco, pero cuando menos lo esperas, cuando ya no queda espacio, en el último capítulo, se encabrita la novela y nos regala un final esplendido; en una novela, donde no es tan necesario como en un relato, un final espectacular.
EliminarGracias marta. ABrazooo fuerte
Hola, Gabi, las aventuras de pequeños en el pueblo con las costumbres y los animales...
ResponderEliminarAunque soy de pueblo y parezca mentira, yo también hace poco que vi un jabalí en "persona", casi se me cruza en la carretera, yo iba conduciendo. Menudo mostrenco, por suerte yo iba despacio y él no se cruzó...
Un abrazo. 🤗
Esto es una mezcla de barias secadoras y situaciones. Y yo el jabalí también lo vi hace pocos sños, al rodear una colina, allí estaba parado, a unos 10 metros. hicimos así como que mo lo veíamos y se fue por su camino.
EliminarAbrazoo, Merche
Precioso. Qué ternura esa complicidad final... Me encanta. Y muy bien llevado todo el ambiente rural de la casa de pastores, la cueva (descripciones bien difíciles)… Admirable cómo reflejas el asombro del niño, su curiosidad, todo inquieto, ilusionado, haciendo preguntas, buscando al jabalí… ¡Un cuadro muy vivo, exquisito!! (esta edición no dejo de ver cuadros; será porque muchos nos hemos detenido en la anécdota ;)
ResponderEliminarAbrazooo
En Este caso no tiene mucho mérito, porque todo lo que sale existe, aunque cada cosa por su lado. Yo solo he montado la historia con elementos de la realidad.
EliminarEl asombro del niño viene del desconocimiento. Cuando vemos de mayores algo nuevo y desconocido, el asombro de eria ser rl mismo, aunque lo disimulados.
Abrazooo
Buena descripción la tuya.
ResponderEliminarLos jabalíes, si van solos, a la que pueden se despistan, es cuestión de ver hacia dónde tiran y hacer lo contrario, ahora si tienen jabatos, la cosa cambia, has de demostrar que no eres un peligro.
Abrazo!!!
¿Tu crees que simular un sinpa les parecerá lo bastante inofensivo?
EliminarYo creo wue lo más jodido es percatarte de su presencia cuando la distancia que nos separa ya no puede considerarse de seguridad.
Anrzzooo, Alfred
Francisqué no sería el más listo pero sí el que comprendía mejor al niño. Nunca contó que éste había visto su jabalí, ese con el que cada uno se enfrenta bajo distintas formas. Preciosa historia contada con la frescura del niño. Un abrazo
ResponderEliminarLos niños tienen un radar, ( porque experiencia social no tienen) qie detecta las afinidades.
EliminarGrCiss Jusna.
Abrszooo
Bonito relato de otros tiempos y otros lugares. Un beso
ResponderEliminarQue no parece que vayan a volver, aunque los que tenemos a cambio...
EliminarAbrazooo
No me gusta la caza de animales.
ResponderEliminarAnda, anda... no me digas wue nunca has comprado un bote de insecticida ni has tomado antibióticos.😝
EliminarAbrZooo
Las aventuras se chicos siempre resultan más interesantes que las aventuras de los adultos.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Por eso hay que recurrir a ellas de vez en cuando , e intentar practicar la frescura y el asombro, aunque sea con poco éxito.
EliminarAbrZooo
Hola Gabiliante, es agradable leer tu relato, todo es visto a traves de los ojos de tu niño protagonista y la verdad es que nos hace recordar nuestras propias aventuras infantiles. Muy bien llevada la narración, nos sitúas perfecto en la escena y me ha gustado ese secreto guardado por tanto tiempo. Te salio muy bien. Suerte en el Tintero.
ResponderEliminarGracias Ana
EliminarAunwue sea torpe e i fluenciadamente, siempre es gratificante practicar la visión infantil. Muchas veces el resultado parece facilón, pero es un ejercicio gratificante en sí mismo.
Además, aquí el tema nos lo han puesto a huevo.
Abrazooo
Hola Gabiliante me gustó mucho tu relato, en esa descripción que haces de la casa, piedra y adobe, me recordaste a la casa que contaba mi suegra creció y vivió su infancia allá en Galicia.
ResponderEliminarRealmente una lectura muy agradable, pues puede imaginar cada sitio que describes y al pequeño investigando todo.
Muy lindo relato.
Un abrazo
PATRICIA F.
Gracias Patricia. La construcción humilde en aquella época no debía diferir mucho de unas zonas otras. Piedras, tierra, hay en todos sitios. lo único que había wue comprar eran las tejas.
EliminarMe slegro después te hsys gustado.
Abrazooo
Me encantó el texto. El recuerdo de infancia, las descripciones (pude ver cada lugar), el suspense (¿y si no era un jabalí? ¿qué otra cosa podría ser?)...
ResponderEliminarBesos
Las descripciones tienen su intringulis en los retos con limitacikn de palabra, porque hay que concretar mucho.
EliminarCreo que tenis miedo de que se lo hubiera inventado todo, no de wue lo confundieron con otra cosa.
Abrazo, Alís y gracias
Las historias en entorno rurales contadas con el ojo de un niño son maravillosas. Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Mayte. Trate de imitar un poco al maestro.
EliminarAbrazooo
Deberé leerlo si mereció tan entrañable texto, Gabiliante. Abrazo más que grande!!
ResponderEliminarRste es muy sencillo y corto de leer. Yo aún no lo he acabado pero me falta poco.
EliminarAbrZoo y gracias Csrlos.
Y ahora que ya he leído el final, te lo recomiendo efusivamente.
Eliminarotro abrazooo
Hola Gabiliante
ResponderEliminarLos niños y su descubrimiento de la naturaleza y sus personajes. Aunque lo que mas me llama la atención es esa relación entre amigos que, a pesar de no verse en mucho tiempo, guardan un secreto en común. ¡Preciosa aventura! Un abrazo
Marlen
Sobre todo porque se llevaban 40 años, pero esta bien expresado, lo de amigos. Porque la amistad, más bien la afinidad, no precisa un tratamiento continuo.
EliminarAbrazooo, Marlen
Existe mucha ternura de acrisolados kilates. Todo es bucólico y de tiempos de antaño. He sido un mortal muy afortunado porque me he pasado casi toda la vida asalvajado en enclaves como el que describes, soy un tipo que sin una buena gruta, antro, cueva o sima no soy nadie. Y luego, para colmo, llega el instante en el que irrumpe un jabalí:¡¡¡¡¡¡¡ Es el colmo de mi bienaventuranza....he convivido con muchos de ellos, me hechizan. Debo decir que no soy cazador. Y eso me permitió crear un ideario poético respecto a ellos, muy presentes en mi imaginación. Últimamente, me los encuentro hasta cuando voy en mi mountain-bike....¡¡¡y de todas formas el susto te lo llevas!!! ¡¡¡¡¡¡¡ Siempre tengo que salir picando espuelas a los pedales porque alguno se me revuelve y todo!!!!!!.....y lo extraño, es que no me arredro, siempre regreso los lugares del encuentro....
ResponderEliminarRecibe Mis Consideraciones Más Distinguidas y ....J a b a t a s !🧛♂️
Eso rs que te va la marcha. Aquel no es un lugar de mucho jabalí, es muy seco, poco boscoso, aunque algo hay pero solo salpicando el paisaje. No será lo mismo, pero a mi me parece un ministro, y lo más angustiante es la falta de seguridad, como estará de ánimo? cabreado?feliz? habrá recién comido? qué penssrá de mi? se da cuenta de que estoy casado?
EliminarMuchas gracias Juan
Abrazo fuerte
Bien por el amigo "Francisqué" que sabía guardar un secreto! Me ha gustado el espíritu aventurero del niño, investigar casa abandonadas y cuevas oscuras! Valentía no le faltaba y es que con la mirada de la infancia, todo es posible! Me ha gustado el estilo de este relato, le has dado un toque muy diferente al que nos tienes acostumbrados! Un abrazote amigo y suerte en el concurso!
ResponderEliminarA veces no da el espacio para chistes si es que quieres contar slgo con desarrollo temporal. Y a veces no pega, aunque seas so pocas veces. Todo es pelin risible porwue si le buscas todo es pelin ridículo. Pero los niños no, sunwue lo intente n
EliminarBesazooo, amiga
Pues para no ser muy Delibesiano, como contestas a uno de los primeros comentarios (he leído solo unos cuantos), parece que te acercas mucho a la observación de los detalles y de la naturaleza, sin resultar nada pesado, pues los diálogos lo aligeran, y la curiosidad del muchacho la dejas reflejada en todas sus preguntas. Y es que los niños saben mirar muy bien (solo si levantan los ojos de sus móviles), y este es un niño de los de antes, el niño que no puedes perder de vista nunca y que debes conservar siempre dentro de ti Gabi-liante.
ResponderEliminarNi muy delibesiano de leer, quería decir. Aquí empecé el libro y escribí el relato por la mitad, para imbuirme un poco del estilo e imitarlo vagamente.
EliminarY ya que hablé de finales en tu bblog, te diré que "el camino", tiene un finsl espectacular, que no me esperaba en una novela ,( en que al finsl ya suele esfsr todo el pescado vendido ( no como en el relato. Ya te digo; espectacular del verbo espectacular.
Supongo que lo tienes presente per por sino, el último capítulo es tremendo.
Abrazooo
Hola, Gabi. Me has hecho recordar mis primeras aventuras campestres, cuando un simple paseo por un coto fuera de temporada podía ser toda una odisea, y yo iba todo el camino pensando en qué hacer si se me cruzaba algún toro. Un relato ágil y entretenido. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarHombre , pasear por donde hay toros y sabiéndolo sí que es una aventura. Tú sí que debías estar ágil para dar esos paseos, pero la juventud es lo que tiene, y la niñez ya no te digo.
Eliminargracias Enrique
AbrZo y suerte en el tintero.
No menos de 5 puntos. Si 5 puntos es lo que genera la mordida de un jabali. Que bien podria alimentar una familia bastante numerosa. Pero... necesariamente debemos ir a cazar cualquier animal.... ya con tanto supermercado, cazar es mas un deporte superfluo que algo necesario.
ResponderEliminarSera pues para guardar la cabeza del mounstruo y mostrarla con orgullo en la sala.
Pero este jabalí era muy grande; generaba una mordida de 8 puntos😝.
EliminarEste no se cazó así qud no hubo que preocuparse por su cabeza.
Abrszo y gracias, José.
¡Hola Majete! : Dado que ya está todo el pescado vendido, tal como prometí, acabo de poner un comentario en mi bitácora respecto a las derivas en que yo incluí el argumento ( y te recuerdo que la tuya y las de algún otro, también son extraordinarias respecto a los misterios militares ultrasecretos)
ResponderEliminarGracias y Larga Vida.🌕
Pues sí, bastante parecida a lo que yo entendí, excluyendo el conocimiento y la complicidad.
EliminarAbrazoo y gracias por venir s avisar
Muy bueno! Muy bien ambientado. El asombro del niño... el secreto en el tiempo, la complicidad...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho 👏👏👏
Hola, Gabiliante. Un relato muy buen trabajado sobre un secreto entre dos amigos a los que la edad no les importa en absoluto. ¿Qué ocurriría con el jabalí? Ese es un secreto que tú, como creador, sólo conoces.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en el concurso. Un abrazo enorme.
Como es un niño, queda la duda de que viera un jabalí. Graciosa la aventura del crió 😊
ResponderEliminarHola Gabiliante, un relato muy en linea con la temática del concurso. Me ha gustado mucho la mezcla de curiosidad del niño por descubrir lo que el mundo rural le ofrece y ese regreso tantos años después. Suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen relato, Gabiliante,
ResponderEliminarVer el mundo a través de los ojos de un niño siempre es una oportunidad para redescubrirlo y reinterpretarlo todo. Esa curiosidad contagiosa, ese celo por guardar los secretos por miedo a no ser creído por los adultos, esa inocencia que le lleva a hacer magia con fragmentos de la cotidianidad en los que los adultos ni reparan.
Mucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue bien cuentas las aventuras de esos niños y que bien describes todo el ambiente con los jabalíes y sus costumbres. Esos secretos tan bien guardados son todo un privilegio .
ResponderEliminarUn abrazo Gabi
Puri
Hola Gabiliante. Para los niños todo es nuevo, todo es una aventura, tienen esa capacidad de sorprenderse y emocionarse que nosotros hemos perdido ya. Supongo que para el protagonista, descubrir esa casa derruida y ver al jabalí debió de ser algo increíble, inconsciente del peligro que el encuentro con el animal podía conllevar. Además, las casas abandonadas tienen un encanto en sí mismas, y si están en parajes solitarios más aún. Me ha traído a la memoria una casa abandonada a las afueras de la aldea de mis abuelos, rodeada de árboles. Un abrazo.
ResponderEliminarSecretos. Enhorabuena, y suerte.
ResponderEliminarHola, Gabiliante! Qué linda historia de chicos que ingresan a un nuevo mundo, lleno de curiosidades y cosas que les despiertan emociones, como el jabalí.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Gabiliante. Menudo perro de presa, tu pequeño protagonista, no pierde detalle y vuelve locos a todos con sus preguntas e inquietudes de niño observador e imaginativo. Recuerdos de infancia que fijo estarán bien grabados durante toda su vida.
ResponderEliminarBuen aporte y al cien por cien ajustado al tema de este mes.
Saludos y suerte.