domingo, 25 de octubre de 2020

¿POR QUÉ SIENTO COMO SI ME HUBIERAN ROBADO ALGO?

Imagen de la red

Este es un texto que escribi hace dos o tres

años y que publico aqui porque, me gusta mucho, 

y por la minireivindicacion que supone su contenido.

Y PORQUE VIENE A CUENTO HOY

 

Se había convocado como una sentada, y era lo que había concedido el ayuntamiento, ya que no se esperaba una gran afluencia de gente, pero una hora antes de la convocada, ya no había sitio físico donde colocar el culo, en la plaza Palacio. La guardia urbana ya andaba por allí y no permitía ocupar las calles adyacentes, cosa que hubiera ocasionado cortes de tráfico, así que empezaron a obligar a la gente a levantarse, de modo que de pie, cupiera más gente en la plaza. El personal no estaba por buscar problemas, ya que muchos acudían con niños, de modo que los asistentes obedecieron. El remedio fue efectivo durante cinco minutos, ya que pasado ese tiempo, la plaza estaba de bote en bote, aun con la gente de pie. Los agentes de la guardia urbana comenzaron a sentirse sobrepasados.

―¡Óyeme! Soy el sargento Martínez. He venido a esto de la sentada de la Plaza Palacio. Dile al Intendente que mande aquí más gente porque estamos desbordados. Calcularon que no vendrían más de 500 personas, pero aquí hay más de 2000, y faltan treinta minutos para la hora de la convocatoria. Baja la gente en tromba desde el metro de Jaume I, y sube otro pelotón de la plaza Pau Vila, que viene del metro de Barceloneta. La gente ya no cabe en la plaza y se queda cortando la circulación de las calles adyacentes, porque no pueden llegar a la plaza. En dirección a Colón ya no pasan los coches… ¡Ostia! Desde Colón viene otro tropel de gente. Aquí van a comenzar a haber avalanchas en cualquier momento, y hay padres y madres que han venido con los hijos. Los autobuses que no pueden avanzar más,  abren las puertas para que se baje el pasaje, en el punto donde se quedaron parados. ¡Joder! Esta todo el tráfico bloqueado. Ya tenéis que estar escuchando los cláxones. Se bajan  de los coches, los dejan donde se quedaron atascados, y se incorporan a la concentración. Llamad a la Metropolitana y que paren los metros, o que disminuyan la frecuencia. Y encima en laborable. ¿A quién se le ocurre? Pero, ¿de dónde coño sale tanta gente?

Realmente no se puede culpar al Ayuntamiento, porque ni los mismos convocantes esperaban tal afluencia cuando pidieron los permisos. El motivo de la concentración tampoco parecía que fuera a hacerse tan popular, ya que la causa que la originaba, venía produciéndose desde hace muchos años, y aunque se escuchaban protestas, nunca habían estado organizadas. Esta convocatoria se había lanzado por whatsapp, originada por un iluminado que no tenía ni idea del pollo que iba a montar. Ni siquiera creía en la causa que patrocinaba. Ciertamente estaba molesto, pero, realmente,  la convocatoria la había hecho por otro motivo. Tenía la intención de montar una empresa de contabilización de afluencia a eventos, y esto era la prueba piloto. Era un iluminado en ambos sentidos de la palabra. Y en el sentido positivo era un iluminado muy bien organizado. Tenía un helicóptero haciendo fotos aéreas de las áreas de la plaza y zona colindante, que previamente había compartimentado.  Tenía un programa de reconocimiento capilar y había escogido la plaza Palacio porque había pocos árboles, que taparan las cabezas que iba a fotografiar el helicóptero.  De este programa colgaba otro de redacción de informes de contabilización, de modo que el iluminado no tenía que hacer ni el huevo.

Sector 1. Plaza palacio. 485 cabezas. Sumatorio 485.

Sector 2. Plaza Palacio. 534 cabezas. Sumatorio 1019.

―…Y que retrasen también la frecuencia de los de la línea verde, porque de “Atarazanas”, también vienen a montones. Ya está lleno el Paseo Colón y el Moll de la fusta. ¡Joder! Mandad allí agentes. Que hagan un cordón y no dejen acercarse a la multitud al agua. Por el otro lado nos ha aliviado un poco el parque de la Ciudadela, pero ya está lleno, y como han cerrado las puertas del zoo, la multitud ya no cabe y se sale por el Paseo Pujades y por LLuis Companys. Lo de la estación de Francia ha sido para verlo. ¡Oye! ¿Me estás oyendo? ¿Se lo has dicho ya al Intendente?

Sector 465. Paseo Colón. 478 cabezas. Sumatorio 232.890.

Sector 466. Paseo Colón. 488 cabezas. Sumatorio 233.378.

―Llamad también a Renfe. Que paren los trenes en la estación anterior porque los que iban llegando, también traían gente que venía de fuera, a la concentración. Yo no sé porque vienen aquí. ¡Que se hagan su propia concentración! Los últimos trenes ya no han podido entrar. La gente se había bajado a las vías porque en los andenes ya no cabía. ¿Tenéis noticias de si el Prat también está colapsado?

Los medios de comunicación acudieron al acontecimiento como pudieron. Excepto dos emisoras de radio que estaban desde el principio. Las cámaras de televisión llegaron por fin a la plaza Palacio, porque las referidas emisoras de radio se hicieron eco, ya al principio, de que la concentración había sido convocada en ese punto, pero allí no había ningún frente de manifestación, ni gran pancarta que lo encabezara. El iluminado era anónimo, y de hecho se había escaqueado cuando vio en que se estaba convirtiendo la sentada. Las cámaras llegaron al hombro de los cameramen siguiendo a la reportera de turno, que se abría paso entre la multitud gritando “¡Prensa!”, o el nombre de su emisora. Cuando llegaron a la plaza y no encontraron a nadie concreto a quien entrevistar, lo hicieron con el primero que pillaban entre la multitud.

―¡Esto es una cabronada y llevamos mucho tiempo aguantándolo! Por los putos europeos que nos lo imponen, porque a ellos les conviene.

Sector 3521. Plaza España. Área no compartimentada. 507 cabezas. Sumatorio 1.760.509

―¡Nos están robando parte de nuestra vida! Esto ya empezó con Franco y entonces tragamos porque no teníamos más remedio. Pero esto se ha acabado.

―Bueno. Sí. Ejem…Creo que yo soy el agente de más alto rango aquí, ahora mismo, pero esto no había manera de controlarlo. Hemos venido cuatro parejas de agentes, pero esto ha empezado a…Disculpe… Entreviste a otro que me está llamando el Intendente…  

Sector 4672. Paseo Urrutia. Área no compartimentada. 492 cabezas. Error 404: se incorporan 5 cabezas. 497 cabezas. Sumatorio 2.336.134

―¡Todo esto lo promueven los putos bancos, las putas eléctricas y sobre todo los putos políticos! Votaré el resto de mi vida al partido que incluya, y por supuesto respete, la promesa de la derogación de esta ley, o lo que sea.

El acontecimiento fue trending topic en todos los países de Europa, y como consecuencia de ello, los medios de comunicación se vieron obligados a sacarlo en sus telediarios, pero sin imágenes aéreas. Alguien que viera la noticia en la televisión búlgara se preguntaría el motivo de la difusión masiva de una manifestación a la que solo habían acudido 12.000 personas, según recuento de las autoridades y de los principales medios de comunicación nacionales. El iluminado fue identificado y aleccionado de por donde se podía meter, tanto el informe de su programa, como la empresa que estaba intentando establecer. Y el resto de la población, continuará el año que viene, retrasando el reloj una hora, el último domingo de octubre.

  

Me encanta este relato

miércoles, 21 de octubre de 2020

UNAS PÍLDORAS EN EL GALLINERO

 

 

 Siguiendo la convocatoria de DOROTEA para los

relatos jueveros, esta es mi propuesta.

AQUI podeis leer los textos del resto de participantes

 

 

            ―Y esta tarde no sales. ¿Qué coño, esta tarde? No sales en toda la semana. A las seis y media como mucho te quiero en casa. Con media hora tienes de sobra para llegar del insti a casa.

            ―Pero mamá. No es justo. Mi novio…

            ―Ni novio ni leches. Quince años no es edad para…

            ―Dieciséis.

            ―Dieciséis leches. Te faltan diez meses para…

            ―Eso es en España. En Polonia, dice Marek, que uno tiene los años que tiene por cumplir.

            ―Ni Marek ni leches. Y no quiero verte más con ese tío que te saca diez o doce años. Y estoy hasta el coño, de que mis amigas me vengan cada dos por tres, que te han visto con el tío ese haciendo… brrrr. Me voy a callar...

            ―Pero yo le quiero…

            ―Ni quiero ni leches. No tienes ni puta idea de querer. Yo quiero un millón de euros y me jodo. Así que no se hable más. Y como no estés a la hora, te vas a enterar… Cuando tengas tu casa podrás hacer lo que te salga…

            ―Pues no pienso venir hasta…

            ―¡Pobre de tí, que no estes aquí a la hora…

            ―Uuuy, que miedo… ―contestó Ailín en tono burlesco―. Y ¿qué me vas a hacer? ¿A dormir sin cenar?

            ―Pues no. Mira, te cortaré el wifi.

            ―Jodeeeeerrr … ―Y se fue a su cuarto escaleras arriba, pisoteando con fuerza cada uno de los escalones. Cuando llegó arriba terminó la discusión―: ¿Quieres guerra? Pues tendrás guerra.

            Al día siguiente, cuando Matilde llegó a casa, nada más franquear la puerta, lo primero que hizo fue preguntar a voz en grito a su marido:

            ―¿Ha venido ya la niña?

            ―Sííí ―contestó molesto por que lo interrumpieran.

            ―¿A qué hora?

            ―Joder, no lo sé. No lo estoy cronometrando. A las seis y media o las siete.

            ―Ahhh ―contestó aliviada y victoriosa.

            ―Oye, ya que estas abajo, ves a recoger los huevos, que yo estoy mirando, a ver si puedo terminar de ver la película -ordenó su marido.

            Su reciente victoria le ayudó a contener la respuesta y salió al corral trasero . Cogió el cesto y empezó a recorrer los ponederos con menos éxito que otros días. Había aproximadamente una cuarta parte de los huevos que solía haber y el más grande no era mayor que una castaña.

            ―¡Jacinto, baja! ―gritó.

            ―Joder, que estoy viendo…

            ―¡Que bajes, coño! ―gritó más fuerte aun, demostrando la urgencia del tema.

            Jacinto dejó la película y se dirigió al corral. Mientras, Matilde lo recorrió repetidamente repasando todo, hasta que vio una píldora blanca en un comedero. Rebuscó y encontró algunas más.

            ―¿Qué coño es esto? ―se preguntó en voz baja―. ¡Jacintooo! ―gritó por la tardanza. Cuando miró hacia la puerta para ver si su marido aparecía, vio un papel muy largo clavado con una chincheta en ella. Lo arrancó y leyó en voz alta:

            ―”Ovoplex 150/30 es un medicamento anticonceptivo oral.”―Y siguió para si misma―: La puta que parió a la cría…

 

 

miércoles, 14 de octubre de 2020

EL PALANGANA

Texto para la convocatoria juevera de Roxana, en su blog
SOÑANDO UNO DE TUS SUEÑOS, donde podreis disfrutar de todos 
los relatos del resto de compañeros
 
Imagen de la red

            Hace muchos años, Zeus tuvo muchos hijos. Uno de ellos, el menos dotado de poderes de todos ellos, fue Hermes. Era eternamente adolescente, jovial, vivaracho y dicharachero. Todos le reían las gracias aunque alguno se las tragara porque era hijo de Zeus; era bromista, a veces en exceso. Un vivalavirgen. Un palangana.

Como era básicamente cobarde, su padre le concedió el poder de la velocidad en carrera. Pero también le limitó que pudiera volar. Para ello lo dotó de una peculiar vestimenta, consistente en unas sandalias con alerones, y una palangana,  a modo de casco, también con alerones. Aunque no lo premió con el carnet de patinete electrico, tuvo la precaución, adelantándose a su tiempo, de obligarle a llevar casco. La gente pensaba que lo que adornaba la palangana eran alas, pero no; eran alerones, como los de Fórmula 1, para que no despegara. El empeño en que no volara, provenía de una discusión que tuvo años antes de que Hermas naciera, con su hermano Poseidón, en la que Zeus defendía que correr es de cobardes. Años después, en una reunión Navideña en que concurrió toda la familia, Zeus forzó de nuevo la discusión con Poseidón, y cuando las posiciones se enconaron, el padre de Hermes lo señaló, mostrandolo a modo de ejemplo, sin que este lo percibiera. Poseidón se calló, falto de argumentos, y perdió la discusión para toda la eternidad. Y esa fue la razón de ser de Hermes.

Se hizo muy amigo de su hermanastro  Heracles, que lo defendía cuando alguna víctima de sus bromas, se olvidaba de quien era su padre, y no tenía vía de escape. Aprovechando que el héroe era acreedor de algunos favores, obligó a Hermes a que lo acompañara en su viaje con Jason y los argonautas. Salieron nueve naves, pero tras el diluvio universal, una se perdió. La novena. La que gobernaba Hermes. Heracles, que sabía hasta latín, decidió volver a buscar a la “BARCA NONA”. La halló encallada en una montaña que sobresalía por encima del nivel de las aguas, que se llama Montjuic; al lugar lo bautizó ­además de saber latín, era cristiano como Barcelona.

Años después, cuando se inventó internet, a Hermes no le interesó demasiado porque se accedía con un ordenador fijo. Le empezó a interesar más cuando aparecieron los portátiles, aunque tampoco eran de su naturaleza. Pero cuando aparecieron los móviles… aquello era otra cosa. La movilidad sí que coincidía con su naturaleza. Lo primero que miró en su primer móvil fue su propia historia. Apenas recordaba el episodio de la “barca nona”, así que indagó más sobre aquella cuidad, y descubrió que era la capital mundial del patinete eléctrico. Inmediatamente se encapricho de aquel artilugio y se presentó allí. Como además era un vago, decidió dejar de… ser un cobarde.

Así que si veis por ahí un joven, con unas bambas y gorra, aladas, gritadle: “¡Palangana!”, y veréis como se gira.  

domingo, 11 de octubre de 2020

PREVISOR

 

Microrelato para el reto de Lídia

en su blog Escribir jugando, convocatoria de octubre

Maximo cien palabras inspirado en el dibujo de la carta, lo que salió en el dado

y el nombre de los pajarillos


                Gustav paseaba por el campo cuando un plátano plantado en medio de un olivar llamó su atención. Se acercó y vio que tenía una rama anormalmente recta, oscura y baja. Cuando la tocó percibió que era de madera de olivo barnizada. Como hacia feo, decidió arrancarla.

            ­―¿Qué haces?

            ―Oh… Quería arrancártela. Te hace feo y me servirá de bastón cuando envejezca.

            ―Vale. Pero tienes que enseñar a cantar a estos alfarcinos que tengo arriba.

            Arrancó su bastón y se puso a ello. Cuando llevaba tres días sin éxito, en un momento de desesperación, ordenó:

            ―Tierra, ¡trágame!

            Obedeció a medias.

 

99 palabras

Alfarcino no creo que sea su nombre real, pero es como los llaman en el pueblo de mis padres. Puede que sean vencejos, pero no lo sé seguro (ni tampoco me importa).



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