viernes, 23 de septiembre de 2022

APESTAS

 Esta semana nos convoca Inma en su blog MOLI DEL CANYER para tratar el tema de "envejecer".

Esto no va exactamente sobre envejecer, pero casi.

Podeis leer el resto de aportes AQUI 

 

 

          ―¡Me das asco! ¡Apestas a viejo! ―Al chico le pareció que ella quería insinuar que él no le interesaba. Aparte de eso, el resto eran florituras hiperbólicas. No obstante, le chocó lo de “viejo”. Quizás, si solo era una cuestión olfativa, la situación podía tener remedio.

          La verdad es que él le llevaba a ella, la friolera de veinticuatro meses. Él tenía treinta y un años, y ella veintinueve. Preguntó a algunos amigos, así como quien no quiere la cosa y no inmediatamente después de ducharse, si les parecía que oliese a viejo, y todos le respondieron que no. No obstante todos los entrevistados eran mayores que él. Estimó que la muestra no era representativa , y decidió investigar por internet. Primero buscó “olor a viejo”, pero solo hablaban de libros y casas. Luego busco “olor a anciano”; y ahí sí. Los japoneses, la única cultura que aún respeta a los ancianos, descubrieron en 2001 el “kareishu”, químicamente en lenguaje occidental el 2-nonenal, una molécula que… bla…bla….bla… olor que no se va fácilmente ni siquiera con la ducha… bla…bla…bla.. soluble en la grasa de la piel… bla…bla…bla… antioxidantes… bla…bla…bla… ¡¡se genera a partir de los treinta años!!…

          «¡¡Ahí está!! ¡Por fin! ¡Ahora todo encaja! ¡Solo es una cuestión olfativa! Aquello que dijo no era porque no le gustara», pensó en voz alta. En realidad solo hay jóvenes y viejos. La segunda juventud, la madurez, el desarrollo, la adultez… todo paliativos y eufemismos de “viejo en la parte alta de la campana de Gauss”, que si bien desciende en una curva menos empinada que la que asciende, en definitiva, desciende.

          Soluciones. Debía encontrar soluciones. Se combate simplemente con jabón. Jabón de caqui, persimón lo llaman por ahí, que solo se fabrica en Japón en los laboratorios de las empresas más punteras de cosmética. Pedirlo allá era posible, pero farragoso.

          Solución: Veintinueve y uno, treinta. El año que viene volvería a tirarle la caña a la vieja esa.

jueves, 15 de septiembre de 2022

ADIEU

Este jueves nos convoca Mag, con un tema dificil, aunque ella dice que no. UCRONÍAS. No sé si lo he hecho bien. Iba a escribir sobre la guerra con Rusia, pero menos mal que he vuelto a leer la convocatoria.

Creo que hay que partir de la realidad y cambiar a ficcion, pero yo he partido de ficcion y he cambiado a ficción. Abajo está la foto que me ha guiado.

Podeís leer el resto de aporte AQUI

 


 

          Concarneau no era realmente el finisterre, el fin del mundo, pero seguían llamándole así. Quizás allí no acababa el mundo pero si la vida de muchos. En el siglo XIX ya se conocía américa. De allí precisamente vinieron Gregory y su padre, para enrolarse en un barco de pesca de altura. A su regreso a puerto, el barco cargado hasta arriba, fue alcanzado por la famosa tempestad de 1832 en la que aparte de este barco , naufragaron tres más. El navío se partió es varios trozos y el padre de Gregory consiguió alcanzar una de las barcas de rescate. Estuvo buscando incansablemente a su hijo, pero solo consiguió recuperar su cadáver.



          Un chico iba camino de Nantucket decidido a enrolarse, ya que llevaba más de un año sin trabajar, y se la había acabado el dinero que consiguió ahorrar la última vez que lo hizo. Su experiencia le llevaba a buscar un tipo de barco muy concreto. Ya en la localidad, se dirigió a la taberna dónde pensaba enterarse de los barcos que zarparían en breve. Allí se encontró con Queequeg, otro pescador en busca de barco. Tras presentarse le preguntó:

          ―Y tú ¿cómo te llamas?

          ―Llámame, Ismael.

          Ninguno de los dos encontró el barco que buscaba. No había ningún ballenero en el puerto.



          El padre de Gregory volvió un año más a depositar flores en la tumba de su hijo, en cuya lápida rezaba: “Aquí yace Gregory Ahab”


lunes, 12 de septiembre de 2022

EN UN INSTANTE

 Reinauguración de temporada en El Tintero de Oro, con cambios que no vine al caso comentar aquí. Y nos estrenamos con un micro (menos de 250 palabras) referidas o ejemplificantes, de citas literarias. Bueno, no sé si tenian que ser precisamente literarias, así que quizas me equivoqué al escoger citas cinematograficas. Tampoco hay mucha diferencia. Así que me basé en una web de citas de pelis: No estoy seguro al cien por cien, del actor que las pronuncia, solo de la peli, pero me he aventurado. Además he puesto dos citas, que no sé si estaba permitido. Con todas estas faltas de respeto a las normas, seguro que Pepe, que es quien convoca este microrreto, me descalifica.

 

 

          Había una vez un estudiante ateo de mitología griega, esperando al semáforo para cruzar la calle. El peatón impaciente que había a su lado, se lanzó del bordillo a la calzada, cuando el muñeco del semáforo aún estaba rojo, pero empezaba a andar; para los vehículos estaba en un color “naranja sanguina”, para que me entiendan. El último coche aceleró. El impaciente ya estaba en la calzada. El impacto era inminente. Un patinete tripulado a gran velocidad, empezó a cruzar el paso de peatones. Golpeó con violencia la mochila del estudiante, que solo iba colgada de un hombro. Luego golpeó al impaciente haciéndolo saltar por los aires, antes de lo hiciera el vehiculo. El tripulante y el patinete también saltaron por los aires tras el impacto del coche. El impaciente hizo los giros y volteretas en el aire que la gravedad le permitió. La mochila cayó sobre el bordillo a la derecha del estudiante. El impaciente inició el descenso y su nuca hubiera dado justo en el bordillo sino se hubiera interpuesto la mochila, salvándole la vida:

          ―¡Dioses! ―exclamó asombrado el estudiante, ante tan aparente milagro.

CITA: ”Los dioses nos envidian porque cada instante nuestro podría ser el ultimo”.  Brad Pitt  en “Troya”

 

 

          La cabeza del impaciente rebotó en la mochila y quedó apoyada sobre el bordillo. El tripulante también hizó los giros y volteretas que la gravedad le permitió y cayó de cabeza, sobre la cabeza del impaciente, aplastándola.

CITA: “Los finales felices son historias sin acabar”  Brad Pitt en “Sr. y Sra. Smith"

 

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