Esta semana nos convoca INMA desde su blog MOLI DEL CANYER, y nos invita a hacer un relato sobre el numero 12. En realidad no era ese el tema pero es el que yo he hecho. En realidad nos sugeria un relato sobre la foto que tuvieramos en la posicion 12 de nuestra galeria de fotos del movil y yo no tenia esta:
Podéis encontrar el resto de aportaciones AQUI
Jesús era un funcionario de justicia. No era abogado ni
fiscal ni nada de eso; funcionario raso, archivador. En cierta ocasión las
penurias económicas le hicieron pedir ayuda a quien nunca se debe pedir ayuda, aunque
en este caso no me refiero a un banco. Se la pidió, tras pasar por varios
comisionistas, a un capo de la mafia murciana. El lema de este personaje era la
versión española del de don Corleone: “Favor con favor se paga”.
Pasaron los años y llegó la hora de saldar la deuda. Los “mensajeros”
del capo le hicieron comprender por las malas ―le rompieron un dedo, lesión no
menor para un archivador― que debía ir a la cárcel a tener un bis a bis con el
capo. Aterrorizado cedió. Afortunadamente para Jesús y sus orificios, lo del bis
a bis era solo para estar seguros de que nadie escuchaba su conversación. El
tema se resumía en que recibiría una importante cantidad de dinero, y él, que
trabajaba en el juzgado, debería averiguar los nombres de los jurados y
sobornar a los que fuera necesario.
―Pero si yo solo soy… ―Un soplamocos con una mano que medía
un palmo y medio zanjó la discusión.
Pidió a un amigo de unas plantas más arriba ―el archivo
estaba en el sótano― si le podía proporcionar la información. El “amigo” le contestó
que esa información era secreta y que su lema era: “Amigo, muy amigo, pero la
vaquiña por lo que vale”. Le pagó con parte de lo que iba destinado a los
sobornos, y encima solo le dio nueve nombres. No quiso meterse en discusión porque
con siete, si no fallaba ninguno, ya tenía bastante. Además, justo siete
millones de euros era lo que le había dado el capo. “Será por dinero…” era otro
de los lemas del capo. Jesús también quería tener un lema, pero no tenía claro
los requisitos necesarios.
Comenzó la ronda de sobornos y todo iba sorprendentemente
bien. El capo le había transmitido que, a modo de agradecimiento, si todo salía
bien, su paga sería lo que sobrara de lo que gastara. Saldaba la deuda y se
embolsaba una buena cantidad. Pensó en dedicarse profesionalmente; los seis
primeros fueron de maravilla; le salía una media de medio millón de euros cada
uno; por medio millón de euros la peña vota lo que haga falta.
Pero el séptimo tenía un lema: “Se piensa que lo justo
es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por
el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino
para los desiguales”. De modo que Jesús fue denunciado por el séptimo y acabó
en la cárcel. La fortuna quiso que allí se topara con el capo, que le saludó
con otro soplamocos con la mano de palmo y medio, y le sentenció:
―¡Gilipollas! ¡Has visto muchas películas! Aquí el jurado
son nueve.