miércoles, 2 de julio de 2025

EL JUEGO DE LAS SILLAS

Esta semanas TRACY nos propone reinterpretar el juevero que escribimos hace 5 años. Yo, hace 5 años no tenia blog, pero hace 5 años y dos semanas, SÍ. Así que mi primer juevero fue con INMA  de convocante, y retaba con el titulo de UN LUGAR RECÓNDITO, hablar sobre unas sillas fuera de lugar ( ¡Hay que ver qué obsesión con las sillas! Si hace dos semanas ya hicimos uno de sillas...)

Así que a reinterpretar 5 años después

 

 

Y estas son las sillas:

 

Más reinterpretaciones AQUI

 

          ―¿Y las chicas?

          ―Se han ido.

          ―¿Las tres juntas?

          ―No, cada una en un coche. Con clientes, pero ya es tarde, no creo que vuelvan hoy.

          ―Uy, sí. ¡Qué tarde es! Y que calor hace, ¿no?

          ―Ya te digo. Y es que tú encima te has quedado traspuesta al sol.

          ―Pues haberme movido.

          ―Ay, yo que sé. Siempre estás diciendo que estamos tan blancas.

          ―Con razón estoy tan acalorada. Hasta diría que tengo fiebre. Bueno Y quien ha ganado más veces.

          ―La flaca. ¿Quién va a ser? Esto es un juego de rapidez.

          ―¿Y la gorda sin bragas?

          ―Casi siempre perdió. Alguna perdía la otra gordita, pero pocas.

          ―¡Qué lástima! A mí me encanta la gorda sin bragas. Y más con esta calor. Esta tan fresca…

          ―Pero si estabas dormida, no te enterabas. Y lo que pesa, ¿qué?

          ―Ahhh… la que algo quiere algo le cuesta.

          ―Mira, tanta tanta calor, y aún parce que se va a poner a llover.

          ―Ahh, pues yo con la fiebre que tengo no me debería mojar. ¿Tú podrías cubrirme?

          ―Cubrirte, ¿cómo?

          ―Pues encajándote encima de mí.

          ―Pero si llueve te vas a mojar igual.

          ―Bueno, pero menos.

          ―Es que no sé…

          ―Vaaa… porfaaa… ―suplicó la acalorada.

          ―Bueno, vale. Pero tienes que respetarme, ¿eh? Que te emocionas mucho, marrana ―El apelativo fue un susurro mientras se encajaba.

          ―Claro que te respeto. Hasta tus más íntimos deseos, vicio-silla.

 

 

sábado, 28 de junio de 2025

¿QUIEN HA SIDO?

 Este mes EL TINTERO DE ORO nos ha retado a hacer un texto de 900 como siempre, pero esta vez desde el anonimato. el texto no se firma ni publica en el blog hasta después de repartidos los premios. Y el tema también era el anonimato, aunque luego se dejo libre pero yo ya lo tenía pensado. Que fue ayer. así que hoy lo publico. También había que intentar adivinar los autores, cosa mas difícil de lo que parecía. yo acerté cinco.

Por AQUI podéis encontrara el resto de anonimatos

 

Mi hija no me quiere. Se ha aliado con mi hijo que quiere meterme en un asilo; bueno, en una residencia, que es lo mismo pero mas caro. Así… bueno, da igual. Que un hijo, ya se sabe… pero una hija… Lo tienen claro los dos. Lo que quieren es no venir a ayudarme a… que tampoco es que hagan mucho, porque casi todo lo hace esa mujer… ¿No queda leche? ¿Y la leche? Si compré ayer en el Caprabo cuatro litros… Esa mujer que viene que habla raro se las habrá llevado; ella no se habrá bebido los cuatro litros, pero una vez dijo que tenía cuatro hijos. Yo me voy a hacer un huevo frito, como antiguamente, pero no sé qué les voy a llevar a las palomas. La leche les gusta mucho. Bueno, al menos huevos sí que hay; cuando vuelva a venir esa mujer me va a oír. ¿Quién llama tan temprano?

―¿Dígame? ¿Eres la mujer…? Ah, hola, hija. Esa mujer que habla deprisa, se ha llevado la leche…

―…

―Tú qué sabrás, si no estás aquí. Cuando venga luego…

―…

―¿Y hoy qué día es?

―…

―¿Y los lunes no viene? Pues mañana, se va a enterar. Hija, te dejo que me voy a pasear…

Ufff… qué calor, que mal me encuentro. Me voy a echar. No, uff, no veo nada. Mejor me voy a la calle que me de un poco el aire. Tres botellas rotas delante del portal, seguro que ha sido el negro ese del segundo. Cada vez esta más lejos el dichoso parque. Podían venir las palomas a mi casa y no tendría que venir yo tan lejos; hasta podría echarles desde arriba… Bueno, es que en realidad no sé para qué he venido porque no tengo leche. Iré al Caprabo a comprar.

―Sra. Jacinta. ¿cómo se le ha ocurrido venir en bata a comprar?

―Ay, hija, es verdad. Es que he salido rápido…

―¿Lleva dinero?

¡Que preguntona esta hoy esta chica! Ah, pues tiene razón, no llevo dinero, solo tengo el Clipper este en el bolsillo.

―Tienes razón chica. Voy un momento a casa.

―Nooo. Pase y coja lo que quiera, ya me lo paga otro día.

¡Qué simpática esta hoy esta chica!

―Gracias.

¡Qué barbaridad de cara está la leche! Ayer estaba. Vaya, si no he traído ningún cuenco para echarles la leche. ¿Ahora tengo que volver a casa? Esta muy lejos. Podían venir las palomas a mi casa y no tendría que venir yo tan lejos; hasta podría echarles desde arriba… Les haré un hueco en la tierra y les echó ahí la leche. Vaya, y ahora… necesito el abreroscas y solo tengo el Clipper.

―¡Joven! Podría ayudarme a abrir esto.

―Claro… Ya está. Tenga… Pero ¿qué hace? No la tire.

―Es para las palomas.

―Ah, bueno.

Aun hay gente amable por el mundo.

―Sra. Jacinta ¿qué hace en bata por la calle? ¿La han evacuado?

―No. Vengo del parque, de dar de comer a las palomas. ¿Qué ha pasado?

―Pues ya puede ver. El tercero y el cuarto de este lado, todo quemado.

―Seguro que ha sido el negro ese del segundo.

―Nooo. Jaja. El negro ese es mi marido. Puedo asegurarle que él no ha sido. Ja ja. Usted vive en el tercero, ¿no?

Pobre chica. A ella tampoco la quiere nadie. Con lo guapa que es… Vaya, no tengo el móvil, solo el Clipper este.


jueves, 26 de junio de 2025

YA TE LO AVISÉ

 Esta semana nos convoca CAMPI  a luchar contra las drogas con la modesta aportación de un relato. El mio es de ficción, espero que como el de la mayoria.

 

Podéis encontrar aqui el resto de alegatos. 


 

           —Ya te lo avisé. Esta vez te has pasado. ¿Dónde has estado los últimos tres días?

          —Pues no creo que haya estado... bueno, no me acuerdo demasiado. ¿Es importante?

          —No, no es importante. ¿Te das cuenta de cómo estás? Ni siquiera te acuerdas de...

bah, es igual.

          —Seguro que si hago memoria... o me preguntas otro día.

          —No. No hagas memoria, no te vayas a herniar. Total, ya da igual.

          —Te veo muy nervioso hoy, John.

          ―¿Y cómo quieres que esté? Tú es que no te das cuenta. Esta vez, los médicos dicen que hay daño cerebral grave. El daño cerebral no se recupera. Supongo que tú que eres tan listo ya lo debes saber.

          ―Bueno, bueno… los médicos son muy exagerados.

          ―Que yo también soy médico y sé de lo que hablan.

          ―Lo que deberías hacer es estar más al tanto de Mary que está a punto de ponerte los cuernos. Esa brizna de espliego en tus zapatos de ante rojos, y la mancha de vinagre en tu bufanda lo delatan. No voy a hacerte el razonamiento porque dices que presumo.

          ―Mary y yo hace, ya dos años que nos divorciamos, y ni siquiera llevo zapatos rojos, mucho menos de ante. Esta vez te has pasado. Creo que ya has resuelto el último de tus casos, Sherlock.  

miércoles, 18 de junio de 2025

EL SILLON DE LA CONVERSACIÓN

Esta semana convocamos desde EL VICI SOLITARI con un reto para caerse de culo ( en una silla, claro. A ver qué dice...) O sea un relato con una silla como narradora de una historia o de unas vivencias.

A ver que os parece (es una de estas dos)


 AQUÍ podéis encontrar el resto de sillas


            Llevo dos días con el respaldo destrozado, y el culo hundido. Pero se me ha ocurrido un plan, aunque no creo que me salga gratis.

            ―¡Oye tú! Vas a tener que ayudarme.

            ―¿En qué? ¿Qué te pasa?

            ―¿Has visto esos dos que vienen cada día?

            ―Ah, sí. Jja… siempre se van para ti.

            Es mi vecina. Voy a ver si se apiada de mí

            ―Pues es que tengo el respaldo hecho caldo, y las caderas destrozadas de los rodillazos de la niña.

            ―Sí, ya lo vi ayer. Estos humanos son tremendos. Y los jóvenes, no te digo. La niña no se conforma con sentarse sobre el regazo del chico. Quiere hacerlo de frente: para tener un “contacto pleno”, digo yo.

            ―Ya te digo. Se pone a horcajadas sobre él y se clava mis brazos, metálicos eh, en las pantorrillas, y las rodillas en mis caderas, también metálicas. Debe acabar llena de moratones, pero verás cómo dentro de un rato están otra vez por aquí. Y una es una silla individual, robusta pero individual.

            ―¿Y cómo puedo ayudarte yo?

            ―Pues mira. Había pensado que te podías poner a mi lado, pero así, invertida; como el sillón de la conversación de Dalí.

            ―Que es mucho riesgo. Que ya sabes que tenemos prohibido movernos. Como nos vea el jardinero llamará al de mobiliario, y a ver a donde nos trasladan, y aquí estamos la mar de bien. Y tampoco entiendo cómo va ayudar eso.

            ―Que sí, silla. Bajamos las dos los brazos que nos unen, y así se podrán juntar. Y cuando se emocionen, abatimos ambos respaldos y pareceremos una cama.

            ―Que no se puede, que nos vamos a volcar.

            ―Que nos caemos. Con los brazos abatidos, nos sujetaremos la una a la otra.

            ―No lo veo.

            ―Que sí, silla. Que no es tan difícil.

            ―Y yo ¿qué gano?

            ―¿Qué quieres? ―Mi compi se lo piensa más que un filósofo. Voy a decirle algo no sea que se le ocurra algo muy complicado―. Si viene un gordo, uno muy gordo, ¿eh? Te escupo y ya no querrá sentarse sobre ti.

            ―Joder, ¡qué asco! Pero bueno, vale.

            ―Pues venga ponte ahora que no mira nadie. Antes de que lleguen.

            ―Ahí los tienes. Se lo piensan. Notan algo raro… jaja… pero obviamente no pueden resistirse.

            ―Estos humanos… son tan predecibles.

            ―Venga. Ahora que ya se han emocionado, abate el respaldo.

            Bueno, está costando más de lo previsto, pero bien. Los rodillazos de la niña me los ahorro.

            ―Mira, mira. Se han emocionado tanto que están eliminando las barreras textiles.

            ―Bueno eso a mis caderas no le importa. Mientras repartamos la carga…

            Pues lo que yo decía. Mientras gobierna el niño, la cosa es dura pero se puede aguantar; se acostumbra uno a los movimientos. Pero cuando gobierna la niña es un desbarajuste total. Cambiando el peso continuamente de lado, y sujetando más fuerte a mi compi, porque en cualquier momento perdemos el equilibrio. Esto está siendo un alarde de coordinación.

            ―Oye.

            ―¿Qué?

            ―Se me está meando un pero en la pata trasera derecha.

            ―Pues dale una patada, como toda la vida de Dios.

            ―Y me vuelco fijo. Y todo el invento al garete.

            ―Que no. Yo puedo sujetarlo todo, pero solo un segundo. Dale fuerte y vuelve a apoyar. Que no vuelva.

            ―Ya. Listo.

            ―Bueno, nos hemos inclinado un poco pero esta emocionados que ni se han enterado.

            Después de un segundo asalto se escucharon unos aplausos provenientes de la concurrencia que habíamos conseguido reunir.

            ―Míralos, saludan y todo.

            ―Ya te digo. Pobres ilusos. Se creen que les aplauden a ellos

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