Este mes EL TINTERO DE ORO propone un reto de palabras mayores: "La Metamorfosis" (doce letras) .
Consiste en escribir un texto de 900 relacionado con el cuentazo-novelita de Kafka.
Podéis encontrar el resto de aportes AQUI
Sigo en paro y sin cobrar ningún subsidio. Anteayer intenté solicitar la prestación telemáticamente. Miento; entre 8:00 y 10:00 lo intenté telefónicamente, porque la opción web me asustaba. “Todos nuestros operadores están ocupados; inténtelo de nuevo más tarde”. Puedo confirmar que no es una cinta magnetofónica, porque las repeticiones la habrían destruido a nivel molecular.
Entre 10:00 y 23:00 me entretuve ―debo decir que con éxito― en dar de alta mi número de móvil en la web del SEPE. Es imprescindible para hacer tramites porque primero te mandan un… Esta parte la voy a obviar porque no puede explicarse; hay que vivirla. Pero por si a alguien le pasa, explicaré una parte. En un momento dado, la web pide: “Hágase una autofoto poniendo su DNI al lado de su cara”. La tercera vez que lo leí seguía poniendo lo mismo. Un poco más abajo vi un diagrama. No había error. Ponía lo que ponía. A modo de chanza, algún funcionario debió preguntar en algún momento: “¿Quiere que le haga un plano?” y alguien desesperado contestó afirmativamente. Antes de ponerlo en práctica miré a ambos lados de la estancia a pesar de ser consciente de mi total y absoluta soledad. Disparé y envié. Salió la rueda y finalmente el veredicto: “Debe usted parecerse a la foto”. La barba de cuatro días no ayudaba. Bajé al Condis y tiré por la borda la primera medida de mi plan de ahorro. Me afeité, y por fin… A esa hora ya estaba anocheciendo.
Ayer, tras muchas peripecias y mi número de móvil ya de alta en el SEPE, no pude conseguir el subsidio. Me emplazaron para hoy, porque debía someterme a una entrevista. Esta mañana estaba aquí a primera hora, aunque la cita era a las 10:00. A esa hora pasé a otra sala; diferente de la que recibía a la mayoría. Era enorme, toda blanca, con muchísima luz. Todas las mesas de las entrevistadoras también eran blancas; al menos hasta donde alcanzaba la vista. El verde de las plantas ornamentales, algunas mustias, era lo único que aportaba cierto color. Nadie estaba siendo entrevistado. Me dieron un número y un té al entrar. Había una pantalla donde indicaba cuando te tocaba y a qué mesa ir. No sé de qué mierda de hierbas era el té, pero estaba repulsivo. Me senté en la hilera de sillas que había contra la pared. A mi derecha había un señor de mucha edad; de varias centurias diría yo. «¿Cómo no estaba jubilado?» Cabizbajo, echado para adelante, de pelo larguísimo y barba aún más. «¿Cómo habrá hecho lo de la autofoto?». No sabría decir si su ropa era antigua o vieja. Su taza de té estaba a su lado, en el suelo, vacía. Apuré la mía y lo imité. Inmediatamente vino un chico de blanco, la retiró y me dio otra. La del viejo la dejó. En la hilera de sillas se alternaban plantas verdes mustias , sillas blancas vacías, viejos ―aunque no tanto como el mío―, sillas blancas ocupadas ―aunque pocas―, y plantas verdes.
Salió mi número y me toco la mesa frente a la que había estado sentado todo el rato. Aquella señora no había entrevistado a nadie mientras yo esperaba. De hecho no había estado haciendo nada; no siquiera disimular.
―Buenos días, señor.
―…López. ―me miró por encima de las gafas. Creo que no pretendía que yo acabara la frase. Señor y punto. Y con minúscula.
―Tenemos multitud de propuestas de trabajo para usted. ―Yo quería el subsidio, porque a mi edad, aprender algún oficio nuevo…pero bueno―. ¿Qué le parece jardinero herbicida? ¿No se termina el té? ―Entonces lo volví a apurar. Ella hizo un gesto y el chico de blanco me cambió la taza por una llena.
―Tendría que aprender el oficio ―objeté.
―Tambien tenemos “ciclista profesional”. Tiene que hacer cincuenta kilómetros en una hora, sino no es apto. Es un oficio muy solicitado por eso tiene unas exigencias.
―¿La bici tiene ruedines? ―Me volvió a mira por encima de las gafas. No sé cómo se me ocurrió bromear en esas circunstancias. La mujer pulsó un botón, sonó una sirena y empezaron a salir por todos sitios operarios vestidos de verde que se pusieron a podar y regar las plantas―. Pues no hay más opciones. ―Eso sonó terriblemente mal―. Estos son los jardineros herbicidas. Opino que es una buena opción para usted. Además no tendría que desplazarse porque… ―Se interrumpió―. Ah, no… Es usted arquitecto. Esta sobrecalificado.
―…Técnico. Arquitecto técnico.
―So-bre-ca-li-fi-ca-do igual ―repitió como pensando en otra opción remota.
―Pero ¿eso qué más da?
―Abandonaría el puesto cuando encontrara algo mejor. No estamos para enseñar oficios y que luego los abandonen.
―Pero si tengo sesenta y…
―Siéntese ahí ―ordenó disgustada por no haberme podido colocar. El viejo se había ido y habían puesto una planta mustia donde él estaba. La mayoría de los viejos ya no estaban. Los jardineros se estaban retirando. Tampoco trabajaban mucho rato―. Ahora tendrá que seguir la entrevista con mi compañera ―amenazó, señalando la única mesa vacía de la sala.
Di un pequeño rodeo para asomarme al pasillo de salida, donde ya habían echado la reja. Lugo me senté. ¿Qué podía hacer?
…
Hay un montón de tazas a mi lado.
…
Aquí sigo, con mi móvil. Si salen letras traspuestas, ya sabéis: escribir con el móvil…
…
Espero llegar a poder mover el dedo para dar a “enviar”.
Y el SEPE en qué le ha metamorfoseado? En planta? 😅
ResponderEliminarJaaja.Negocio redondo. Ya no va a aportar más. Un subsidio y después una pensión, a cambio de un chorrito de agua cada dia
ResponderEliminarAbrazooo
Desde luego el negocio está garantizado, y las tazas de té, ni te cuento. Un buen texto. Besote Gabi.
ResponderEliminarImagínate El gasto que suponen las tazas de te , y el rendimiento que sacan.
Eliminarseguramente las plantan los jardineros herbicidas en el patio de atras.
Besoss Campi
Un texto para elucubrar, y hasta puede que sea real porque ya estamos todos locos, mas locos que Gregorio Samsa. Un abrazo
ResponderEliminarSi peor que Gregorio porque a él le aliensba su situaciónn vital y ahora nos parece ee lo más normal. Lo kafkiano es prácticamente habitual.
EliminarAbrazzoo
Muy buen texto, esas oficinas son complicadas, ¿y encima te ofrecen té que sería de hojas de esas plantas mustias?, espero que haya habido un baño cerca pues con tanto té...
ResponderEliminarComo siempre es un placer leerte, un abrazo y buen fin de semana.
PATRICIA F.
Hola, Gabiliante, un ejercicio kafkiano al más puro estilo Sepe. Yo una vez estuve dos mañanas entrras llamando sin parar, y al final desistí, ja,ja,ja. Veo que tu prota tuvo el mismo problema.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar, mucha suerte y un abrazo!
Baño seguro que hay. Encontrarlo es otro tema. Primero habrá que conseguir permiso para levantarse ( mesa319), luego permiso para ir al lavabo ( mesa 433, también conocida por " cuando ya es tarde")
EliminarAbrazioo
Lo extraño es que tu texto no ha parecido raro, debe ser que hace poco logré hace funcionar el DNIe ese de las narices :)
ResponderEliminarEse es el drama. que ya no nos psrece raro, porque en una u otra administración, antes o después, todos caemos. Mal de muchos
EliminarAbrazooo
Hola Gabiliante.
ResponderEliminarDesde luego, los trámites infernales online en los cuales te pierdes la mitad del tiempo intentando entenderlos y la otra mitad intentando acertar con la ejecución, te arruinan una buena parte de la vida. Si lo combinas con un trámite en el laberinto de "Vamos a marear al pobre hombre o mujer que se atreve a molestarnos", ya puedes darte por muerto, formando parte del abono de las plantas verdes mustias o de los hierbajos del té. Has logrado contagiarnos la terrible angustia, que no por conocida es menos agobiante. Un abrazo.
Marlen
Espero que no te haya pasado muchas veces y que te siga fastidiNdo cada vez que te pasa; lo contrario sería descorazonador. Ya estamos bastante domesticados. Ahora me viene a ña cabeza las cosas que hemos hecho toda la vida y ahora están mal, o son malas o... solo porque coinciden en este tiempo ( moda)
EliminarAbrazooo
Tuvo suerte que no terminará bajo el zapatos de un funcionario contrariado Como no se termina los te chocolate y café e ignora lo que se le ofreceUNabrazo
ResponderEliminarBueno... eso de que tuvo suerte... Aún no ha salido. ni tiene pinta
EliminarAbrazooo Rodolfo
Pues ten cuidado no vayan a aparecer los hombres de negro.
ResponderEliminarSalud.
Eso es otro nivel. Psra gente con más poderio y más energías y sobre todo más dinero. nosotros solo sufrimos las consecuencias, no tradamos directamente con ellos.
EliminarAbrazooo
Coincido con comentarios anteriores. Es un clima kafkiano.
ResponderEliminarLas nuevas tecnologías y los ancestrales procedimientos oficinescos, para complicarle la existencia al protagonista.
Saludos.
Para sobrevivir hay que intentar conseguir el subsidio. Morir en el i tentó no es una opción para el cuerpo, solo para el espíritu.
EliminarAbrzzoo Demi
Si hay un lugar en el mundo real que se pueda definir como "surrealista" sin duda es el SEPE. Cualquier cosa puede pasar dentro de sus dominios... Puedes envejecer, transfigurarte en planta, o cualquier cosa que puedas imaginar, es posible allí dentro! Y la sobrecalificación, que gran problema! Parece imposible solucionarlo en nuestros tiempos! Je, je! Genial tu relato, Surrealista al 100%! Un besote, amigo!
ResponderEliminarBueno, jeje me he sentido identificada con el personaje, que en estos momentos es tan real, creo que lo estoy viviendo, y es bastante complejo subsistir a todo eso.
ResponderEliminarBuen relato!!
Un abrazo y buena semana, sin te por favor,
Me ha gustado mucho. Yo lo interpreto como una crítica a las nuevas generaciones, donde no buscan las formas de que los ancianos puedan adaptarse a los cambios tecnológicos. Pero, al mismo tiempo, las raíces de los ancianos son tan profundas que les es difícil adaptarse a las nuevas generaciones, y, muchas veces, ellos también tienen cierta actitud negativa a adaptarse.
ResponderEliminarUn saludo. Suerte en el concurso.
Ei!
ResponderEliminarEstou chegando aqui
no seu blog.
Vou gostar se visitar o meu
Espelhando.
Bjins
CatiahoAlc.
Surrealismo puro. Un texto muy en la línea de Kafka y una situación donde no parece haber salida. Y lo más triste es que quizá sea mucho más real de lo que parece... ¡ay! Muy buen relato, Gabiliante. Mucha suerte.
ResponderEliminarNo sé por qué me parece que allá al otro lado del charco atlántico se nos están pareciendo demasiado... Están a tiempo para no caer, amigo Gabiliante. Yo sé lo que te digo!!
ResponderEliminarCon razón mi abuelita nos enseñaba que nunca había que aceptar bebidas o golosinas de desconocidos!! Bromas aprte o incluídas, tiene mucho del clima de El Proceso de Kafka. No se sabe adónde lleva, no se sabe por que´, no se sabe hasta cuándo etc, mientras la vida nos va convirtiendo en una planta. Genial, Gabiliante. Un abrazo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYa lo sabes, si salen las letras trastocadas fue por que tu relato es los de para mi generación, aunque tembleques. Saludos.
ResponderEliminarTodo una peripecia la de hoy en día en las oficinas del SEPE, una triste realidad, evidentemente sin el té que te ofrecieron, jajaja, buen relato. Un saludo
ResponderEliminarRealemnte es kafkiano, y lo narras espectacularmente. Hay una novela, El premio, de Cotázar, que es algo similar pero más largo y en barco. Un gustazo, y además, que se acabe sonreindo con este texto mágnífico y tan triste, es de nota, Gabiliante.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, amigo
Estamos aceptando lo inaceptable.
ResponderEliminarCualquier gestión empieza con robots diseñados por gente no muy lista.
Si al final logras llegar a algún humano tampoco son muy listos... son familiares de los que diseñaron los robots.
Hola Gabiliante. Pues si que es un relato surrealista y Kafkiano este que has escrito. No se que es peor, si la peripecia telemática del pobre parado o la real en las oficinas de empleo. En realidad hoy en día los servicios públicos de empleo han sido sustituidos por las empresas de trabajo temporal, que encima se llevan una parte de tu sueldo por nada (si al menos tuvieran la facultad de aumentar la oferta, pues aún...) y el SEPE casi ha quedado como mero registro de estadísticas y organizador de cursos de formación. Con un poco de suerte el protagonista puede llegar a la jubilación y empezar a cobrar su pensión, si no la palma antes en ese laberinto surrealista. Un abrazo.
ResponderEliminarEn coincidencia con comentarios anteriores, el clima kafkiano es evidente e impecable. Aunque ahora no sé qué es más angustiante: si los trámites online o la omnipresente burocracia de las oficinas. De un modo u otro, si no te sacan de las casillas, la desesperación y frustración que a uno le embarga es el equivalente a estar en un infierno poco ortodoxo según lo que se nos ha hecho creer del averno. Aunque sí sé es que siempre llevo agua de mi casa. Ja, ja, ja.
ResponderEliminarBuena suerte en el concurso. ¡Saludos!
Hola, Gabi. Me ha gustado mucho el relato. Tremendamente realista al comienzo, se va volviendo kafkiano hasta culminar en una metamorfosis cargada de simbolismo. No serán pocas las personas que, estando en una oficina del SEPE, habrán pensado en el surrealismo que las rodea. Inteligente visión. Un abrazo y que tengas suerte en el concurso.
ResponderEliminarAl final el protagonista se pregunta para qué ha ido allí realmente... no parece que quieran ofrecerle un trabajo... y los demás son plantas... pero no se niega a tomarse el té hecho de unas hierbas desconocidas que a saber qué serán... y cuáles son sus efectos. Sin esperanza ni posibilidad de salvarse porque no sabe de qué tiene que salvarse. Menuda situación.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Hola Gabiliante, excelente crítica social al estado de cosas actual en muchos lugares, donde la jubilación ya se ve como tarea imposible. Muy bien narrado, excelente aporte al concurso de El Tintero, saludos.
ResponderEliminar¡Hola Gabi!, creo que has hecho una simbiosis entre “EL PROCESO” Y “METAMORFOSIS”, ya que se toca el tema social, los farragosos trámites administrativos y, encima, por internet para complicar, complicarnos, a quiénes somos un desastre internáutico.
ResponderEliminarAvancemos…
Hay un ritmo tremebundo entre las sillas blancas y sus ocupantes, no presagia nada bueno, el te, la retirada de los mismos, la luz blanca, las plantas verdes o mustias… el escenario está preparado… algo va a ocurrir, lo presiento (culpa del autor que me ha llevado hasta ese punto).
La metamorfosis en su esencia más surrealista, ciudadanos convertidos o revertidos en… ¡vaya usted a saber!
A mi me ha parecido una genialidad, sobre todo que no hayan salido bichos, para bicho la administración y sus secuaces, y los ciudadanos a la espera de… ¡vaya usted a saber!, echando raíces a la esperanza.
Muy muy bueno, que lo sepas.
la metamorfosis es la somatizacion simbólica de lo que ocurre en " el proceso " y "el castillo". ña transformación física es más efectista y el simbolismo más elaborado, pero en sí es lo mismo. Un autor coherente.
EliminarLa alienacion nos la produce alguien. No a todos pero a muchos. La familia, el entorno laboral, la administración. Esos son los monstruos, los que provocan la metamorfosis.
Este pobre ha caído en un departamento em wue te ayudan a ser un vegetal.
Abrszooo . gracias Isabel
Hola Gabiliante. Menuda pesadilla en el SEPE parece una pesadilla. Espero que el hombre pueda salir en algún momento de allí. Aunque no tiene pinta. Muy bien contado. Un abrazo.
ResponderEliminarLa pesadilla es cuando estás dormido. Luego ya no cuenta cono pesadilla.
EliminarPues no ; no tiene pinta
Abrazooo
¡Hola, Gabiliante! Lo tremendo es que lo absurdo del relato no me lo haya parecido. Ni en sus peores paranoias, Kafka hubiera podido imaginar lo que es la burrocracia digital de hoy día. Me hace mucha gracia cuando alaban las maravillas de los trámites on line, que si te ahorran tiempo que si es más fácil... los cojones. Si antes de esta chaladura tenía que renovar el DNI, me levantaba, hacía una cola de una hora y en otra ya lo tenía. Total gestión, dos horas aprovechadas leyendo un libro. Ahora, media hora para pedir cita previa que te dan para tres meses, luego la pertinente cola. Total gestión, tres meses y una hora y pico.
ResponderEliminarEn realidad, lo que se pretende es alejar la administración del ciudadano. En fin, ojalá llegue esa tormenta solar que mande al cuerno los satélites y lo digital, al menos por un tiempo. Un abrazo!!
Justamente. Ese es el drama. Que nos parece normal porque ya nos ha pasado.¿Como se siente uno la primera vez que le pasa? Esa es la medida. Si por real decreto, pusieran un tío a ña puerta del trabajo y nos soltara u a galleta diaria psra poder entrar ¿ Cuánto durarían las protestas? Al final solo somos uno. y como no hsy otra manera..La tormenta solar me da que es como el mesias: un mito
EliminarAnrZooo
Parece que el SEPE funciona de pena, tal y como lo has descrito. Suerte. Saludos!
ResponderEliminarlady_p
El sepe sólo es un ejemplo. Eso, a mi me pasó con la tesorería de la ss. cuando conseguí lo del móvil, que solo es un paso previo, ya no seguí.
EliminarAbrazoo
Hola, Gabiliante. La administración, ya, sea pública o privada, es así: personas desganadas, procesos eternos, fallos de todos los tipos y esperas, mucha espera. Espero que nuestro protagonista no envejezca o se narchite como las plantas antes de que le den el subsidio.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso. Un abrazo.
Jajja.
EliminarCuando acaben con él ( con su espiritú) ya no necesitará el subsidio; solo un poco de abono.
Abrazooo
Una trampa muy bien narrada, enhorabuena. Y suerte.
ResponderEliminarEs kafkiano total, pero con humor, porque me he reído mucho, con la foto del móvil, con la descripción del tipo a través de su pensamiento (anda que lo de afeitarse, ja,ja).
ResponderEliminarLuego el humor se vuelve irónico hasta el asombro (los empleos que le ofrecen..) y nos comienzas a sumergir en una ambiente extraño, amenazante, pero cautivador por el misterio: las mesas blancas, las sillas, las plantas mustias que van matando los fumigadores, el viejo viejísimo, las trabajadoras que simulan ¿serlo?…. (ahhgg!)
Además de muy buen absurdo me parece una originalísima crítica del sistema burocrático.
¡Excelente aporte!, un disfrute a lo gabiliano :)
Abrazo grande :)
Con la burocracia hemos topado, y en este caso mejor tomarlo con humor porque la cosa no tiene remedio inminente. Tu caso aunque parezca surrealista tiene mucho de realidad. El sepe y sus cosas.
ResponderEliminarUn abrazo Gabi
Puri
Mundos de burocracia: La gente vota precisamente para que estos elefantes blancos existan. La cosa es que solo sirven para las castas menos favorecidas. Si uno es de una casta superior, se uno cuenta de lo inoperativos que son. Por eso los arquitectos o técnicos NO debe ir a esas oficinas del gobierno, sino que deben ir a la UNIÓN sindical o a la asociación de arquitectos. Claro eso no garantiza que tengan mejor té.
ResponderEliminarPues creo que tu protagonista va a echar auténticas raíces en la oficina, jajajajaja. Tu relato me ha enganchado totalmente de principio a fin y además es muy divertido por la forma en que lo narras 😂 El trabajo que le ofrecen de jardinero herbicida es graciosísimo por como lo describes con esos operarios vestidos de verde que podan y riegan las plantas y aun así muchas están mustias jajajaja. Y luego lo que le dice la funcionaria al protagonista de que está sobrecualificado y no le dan el puesto por eso, me parece una gran crítica al sistema. En fin, humor, crítica y ambiente totalmente kafkiano me parece una gran combinación, Gabiliante. Suerte en el tintero y un abrazo!!
ResponderEliminarSi hay un kafkiano aqui en el sentido de enfrentarse a la ineficiencia del Estado: cuanto mas dificil sea el problema como es el desempleo, menos herramientas y soluciones da la burocracia, que no esta para eso, dar solucion, sino esta para hacer un aparato gigantesco de requerimientos imposibles de cumplir.
ResponderEliminarSurrealista relato como todo lo que conlleva la burocracia, muy bueno Gabiliante, mucha suerte en el concurso! Un abrazo
ResponderEliminarHola, Gabiliante. Un relato la mar de kafkiano! Me hizo acordar a los laberintos de El proceso o de El castillo. Eternas escenas en las que nada pasaba excepto el desgaste de los protagonistas. La vida misma de la burocracia. Un abrazo
ResponderEliminar¡Hola Gabiliante! Genial relato, con el SEPE de trasfondo y sus enrevesados trámites para hacer la cosa más simple. También me parece una gran critica al mercado laboral, con esa respuesta de la funcionaria comentando que no puede entrar porque está sobrecualificado para el puesto.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo... hubiera desconfiado del té. Tanto té me hubiera dado muy mala espina.
ResponderEliminarUna pasada tu relato, me encanta. Y además, no queda más remedio que quedarse a vivir en él. Porque, ¿tú sabes quién leches tiene las llaves de la reja?