miércoles, 27 de septiembre de 2023

EL PUENTE DE DOS VANOS

Este jueves nos convoca Myriam desde su blog DE AMORES Y RELACIONES con un tema muy amplio. Bueno mas largo que amplio: Los puentes. 

Esto es mas un ejercicio que un relato, y haciendo de la necesidad virtud, debo decir que ta vez no me he pasado de palabras

 

 Podéis encontrar el resto de aportes AQUI 

 

          Eduardo era un ingeniero con un notable problema. Uno de sus puentes estaba en peligro. Solo llevaba cinco años a pleno rendimiento y ya era el segundo problema que la daba. Le fallaban las bases y ese es un tema de difícil arreglo, necesitaba un profesional muy específico y que no le hiciera una propuesta económicamente descabellada.

          Todo se complicaba cuando explicaba que quería conservar los soportes naturales del puente, que dado que eran de material calcáreo se habían deteriorado en un tiempo demasiado corto.

          Todos los profesionales a los que consultaba le hablaban de soluciones tecnológicas de precisión, con elementos metálicos de gran resistencia, que aunque fueran ocultos traicionaban la naturaleza de su puente. Solo tenía uno pero era el suyo, y quería que conservara su espíritu.

          Finalmente sucumbió:

          ―Dos implantes y puente de tres piezas. 3.500 euros. Eso si no hay que hacer regeneración ósea.

          El espíritu tuvo que conservarlo en otro sitio.

 

sábado, 23 de septiembre de 2023

COSAS PENDIENTES DE SUCEDER 2: LA LUJURIA

 Este relato, un poco subido de tono, tal y como su titulo indica, empezó queriendo ser un NOCTAMBULO JUEVERO, y uno de la serie "Los pecados capitales" que será el tema de nuestro próximo libro anual. O sea, un dos en uno. Pero para juevero llegó tarde, larguisimo (mas de lo que siempre me permiten) y la nocturnidad se alejo bastante del tema. Así que lo publico tal cual y ya

Perfume Frasco Azul - Imagen gratis en Pixabay - Pixabay


 

          ―¡Dame! ¡Dame! ¡Dame! ―reclamaba Verónica.

          Aurelio a duras penas podía seguir el ritmo de las súplicas. Él le daba con el escroto en el culo. Ella le daba al colchón. El colchón le daba al cabecero. El cabecero le daba a la pared. La pared le daba al espejo del baño contiguo. El espejo le daba a su propio estante, y el frasco de “Eau pour femme sauvage”, con cada “dame”, se acercaba más peligrosamente al borde.

          Aure a duras penas podía sobrellevar el ritmo. Llegó un momento, cuando ella se acercaba al clímax, en que se desacompasó. No podía darle más y dudó de que alguien pudiera. Antes de terminar de pensar seriamente que quizás ella se estaba refiriendo a otra cosa, le sacudió una galleta.  

          ―¡¿Qué haces?! ―chilló. Otro “dame” hubiera hecho caer el frasco.

          Aunque Vero era menuda, tenía una cara respetable, discordante con el resto de su cuerpo. La boca era grande; la nariz y los ojos también, igual que las cejas; y los pómulos desproporcionadamente saltones. Pero lo reamente grande era la mandíbula. Si googleas “quijada prominente humana” sale una foto de ella.

          La mano de Aure era de esas que llaman de pianista. Suave de no haber cogido una herramienta en su vida. El cuerpo de la mano era estrecho pero la longitud desde la muñeca hasta la punta del corazón era mayor de lo normal.

          Estaban hechas la una para la otra. Encajaban perfectamente; como la A y la V. Este encaje hizo que la galleta sonara de forma espectacular, aunque no tanto como el “¿qué haces?”. Pero lo realmente espectacular fue la ”cortada de rollo”.

          Ella abrió los ojos de par en par después de largo rato cerrados de placer. Un “dame” más y el orgasmo se hubiera desparramado por toda la habitación. La única luz que entraba en la estancia lo hacía por los pocos orificios de la persiana que no estaban cerrados. Antes de cerrar los ojos era de noche.

          Él se salió, quedó sentado de rodillas, y toda la alegría anterior cayó a plomo, todo lo larga que era, sobre su muslo.

          Ella la miró y pensó en la mortalidad de la carne, el implacable poder de la gravedad y en la futilidad de la creencia en la resurrección.

          Ya había pasado un segundo desde la galleta cuando:

          ―Es que pensé que quizás querías…―Y luego, como si hubiera encontrado un argumento irrefutable―: Como antes, cuando te azotaba las nalgas te gustaba… bueno eso parecía…

          ―Ya, pero eso es de cintura para abajo ―dijo ella volviendo a cerrar lentamente los ojos. No le dio tiempo a iniciar una sonrisa cuando―:

          ―Perdona, no sabía esa regla. Sera mejor que me vaya. Perdona, eh? Supongo que no querrás. Bueno, si eso, ya sabes dónde estoy ―Y presurosamente recogió su ropa y salió corriendo al rellano, donde se la puso sin coincidir con ningún vecino, afortunadamente.

          Verónica se quedó espatarrada en la cama sin tiempo para reaccionar. Se maldijo por su poca expresividad, su poca rapidez, su poca capacidad de responder a la sorpresa, y dio dos puñetazos a la cama, a lo largo de su corto cuerpo. El frasco se precipitó. Ella liberó su frustración:

          ―¡Aaaggghh! ―El grito coincidió con la perforación de la pica del lavabo que produjo la caída del frasco, que aterrizó, ya amortiguado su descenso, sobre el suelo del lavabo, sin romperse.

          Se levantó decidida e indignada. Tiró de la correa de la persiana y cerró los pocos agujeros que aún quedaban abiertos. Se dirigió al baño, encendió la bombilla de quince vatios de los antiguos, que constituía toda la iluminación de la estancia, y vio el agujero en la pica. Cogió del suelo el frasco de “Eau pour femme sauvage”, lo miró detenidamente durante unos segundos y luego tras abrir el armarito lo colocó cuidadosamente en una de las baldas, junto al de “Eau sauvage pour femme”. Cogió otro frasco del estante inferior. Antes de cerrar corrigió unos milímetros la posición del que acababa de dejar y le lanzó un beso de despedida.

          Vero salió del ascensor de Aure quince minutos después de él. El rellano estaba tan despoblado como el suyo, cuando él salió huyendo de su casa. Se desvistió, metió toda la ropa en la mochila y sacó de ella una falda plisada de tartán escoces verde, y como tampoco hacia tanto calor, se la puso. Más que una falda parecía un cinturón. Se colgó la mochila, se puso las gafas de soldador y cogió con la izquierda el artilugio de sujetar a su perro guía. No era ciega, pero el lazarillo impedía que todo el mundo le preguntara porque llevaba gafas de soldador. Luego llamó a la puerta de Aure. Cuando abrió le entrego el extremo de la cadena que no estaba sujeto a su cuello con un collar de cuero:

          ―Reglas nuevas. Por debajo del moño.

          “Eau de soumisse unisex” era el perfume que ahora presidia el baño.

         

 


jueves, 14 de septiembre de 2023

LA PROPORCION Y OTROS CUENTOS 2. EL VALOR DE LAS BOLAS

Este jueves nos convoca Inma desde su blog MOLI del CANYER con el tema de juegos infantiles. Yo he elegido "las canicas". Este relato que, por si a alguien se lo parece, no es autobiográfico, forma parte de una serie que voy a continuar sobre la desproporción entre causa y efecto; empezó hace unas semanas con uno sobre las multas de trafico y sigue con este sobre...al final se ve. No tiene temática común ni continúan. Ha salido un poco churro porque en el post anterior me robaron la inspiración.

Podéis ver el resto de aportaciones AQUI

 

          ―Chivas, pie… ―Anto hizo entrar su pie entre las dos canicas desplazándolas lo suficiente para que cupiera― …pie bueno.

          ―¡Anda, tío, que no cabe! La has movido ―protestó Pinilla.

          ―Descalzo fijo que cabe. Y no protestes tanto, que no sabes perder. ¡Tute! Tooooma… ―El impacto de las dos canicas fue tan fuerte que la de Pinilla fue a para a unos matojos cercanos. Todos fueron a buscarla pero nadie manifestó haberla encontrado.

          ―¿Y mi bola? ¿Dónde está mi bola? ¿Quién la ha cogido? ―Todos rieron.

          ―Es tu bola. Tú tienes que vigilarla. Es lo que pasa por tener esas bolas tan pequeñas. ―Todos rieron.

          ―Va, tíos. Es una pichi-pichi. Es la primera tengo tan pequeña.

          ―La mía se la ha engullido. Mi bola es engullidora, por eso es cada vez más gorda. ―Todos volvieron a reír. Y… ¡Gua! Has perdido. ¿Con que bola me vas a pagar?  

          ―Toma ―Pinilla le dio una canica de las normales―, pero dame la pichi-pichi.

          ―Que yo no la tengo. Se la ha engullido mi bola. ―Todos apoyaron la explicación―. Mi bola es muy glotona. Escucha… ―Anto sacudió su canica y casi todos escucharon como si hubiera otra dentro―. Ves, se la ha comido.

          ―Yo no oigo nada ¡Vete a la mierda! ―Pinilla se dio la vuelta y volvió a casa.

          Una bola pichi-pichi era muy apreciada porque era muy difícil impactarla. Una canica normal tenía un centímetro de diámetro; una pichi medía entre medio y un centímetro; y una pichi-pichi menos de medio centímetro.

          ―Papa, ¿una canica puede engullir a otra?

          ―¿Ya has perdido la pichi-pichi? ¿Quién ha sido?

          ―Da igual. Total, me la encontré ―mintió Pinilla. Le costó tener que iniciarse en ambientes indeseables. Con el paso de muchos años y malas artes que aprendió para sobrevivir, consiguió hacer fortuna.

          Cierto día, inspirado por una película que vio:

          ―Fermín, llama a Carlos.

          ―Enseguida Señor. ―Al momento se presentó el cocinero.

          ―Oye, ¿esto está preparado tal y como te dije que salía en aquella peli?

          ―Sí, señor. Carpaccio de sesada. Tal como salía en la película. Se lo he servido frio, tal como el Señor pidió. Lo que pasa es que el espécimen no es muy tierno. Si quiere que consigamos otro, no tiene más que…

          ―No, no. El espécimen tiene que ser este. Entero de una vez no me va a caber, pero poco a poco… ―se lamentó Pinilla refiriéndose al resto de Anto, que esperaba en el congelador.



sábado, 9 de septiembre de 2023

LA PODEROSA CONCIENCIA

 Este mes iba a volver a hacer un dos en uno, o sea un relato que sirve para dos retos😝, pero veo que todo el mundo lo ha hecho. Es porque VADERETO y EL TINTERO DE ORO hacen un reto conjunto. Lo hacen para que entremos suave después de vacaciones y no nos de un patatús de escribir. 

El reto consiste en un micro menos de 250 palabras, o de mas, según se quiera participar en una categoría  u otra, o las dos (con dos relatos). El tema: Un elemento falto de inspiración se encuentra un tintero de oro, y en vez de venderlo a peso, se pone a leer una inscripción que tiene: «pídeme un deseo y lo verás por escrito», aunque este contrato tiene una letra pequeña: «pero todo tiene un precio», por lo que quien pida el deseo deberá atenerse a las consecuencias… 

Podéis leer el resto de aportes AQUI y AQUI


 

               Lleva delante del ordenador más de dos días de sequía ideológica. El periodo más largo sin ideas que ha sufrido en las últimas 3576 horas.

          Va a la cocina y se corta otra rodaja de fuet. Cuando se sienta al ordenador, la mesa cada vez le queda más lejos. Teclea “entonces…” , se detiene y se vuelve a levantar para regresar a la cocina. Milagrosamente, el cuchillo no está. Con buen criterio se dirige al cajón de objetos perdidos. A primera vista no ve el cuchillo; se mete dentro y encuentra la linterna que perdió ayer. Enfoca y ve algo brillar. Es un tintero de oro, por lo que pesa. Sale del cajón y se va al ordenador. En la etiqueta del precio pone: “Pídeme un deseo y tras desenroscar el tapón lo veras por escrito”. Inspiración no tendría pero vista… Obedeció. Se abrió una nueva página de Word y las teclas empezaron a moverse hasta que apareció en la pantalla: “Tendrás éxito e inspiración eterna, pero un escritor insigne, y famoso en su rellano, llamado Gabiliante, perderá la suya para siempre. No podrá escribir más. Piénsatelo bien antes de hacer clic en el enlace de más abajo, y recuerda que la conciencia es más importa… es lo más… o sea lo más de lo más.. o sea… entonces…

          ―¡La madre que lo parió! ¡Será cabrón! ¡Ha aceptado! Anda que se lo ha pensado mucho… Y encima no sé quién es porque no le he puesto ni nombre.


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