lunes, 21 de abril de 2025

TERRY

 Este jueves convocamos las de EL VICI SOLITARI con el tema estrella de esta semana: el libro; pero aderezado con alguna de la ilustraciones a elegir de LUIS RIZZO REY.

El texto se apota irremediablemente en la imagen elegida que es esta:: 

Podéis encontrar el resto de libros ilustrados AQUI

 

            ―Déjame salir, por favor.

            ―Pero primero prométeme que me escucharás.

            ―Sí, déjalo salir. Lo necesitamos. El dragón ya ha carbonizado cuatro de los nuestros. San Jordi necesita a más de nosotros para derrotarlo.

            ―No les hagas caso. Solo quieren que te sacrifiques.

―Déjame salir. Te prometo que te escucharé.

El caballo surgió del libro donde estaba atrapado. Surgió en toda su grandeza. Miles de letras, hacinadas en otras páginas del libro hasta ese momento, volvieron a ocupar su lugar, porque aquel no era un libro ilustrado.

―Me llamo Margit y me he jugado mucho liberándote. Mi jefe te encerró en el libro para hacerte vivir una vida imaginaria y venderte en esta realidad cuando le convenga. Y estos que te alientan ahora solo quieren que te sacrifiques.

―No hagas caso a la extranjera. Solo quiere envenenarte la cabeza con sus ideas extranjeras. Somos los caballos de San Jordi y nos necesita para vencer al dragón. Es nuestra obligación y nuestro destino. Si no, el mundo no volverá a ser el mismo.

―Ellos mismos te lo dicen. El dragón te carbonizara como a ellos y a los otros anteriores. Yo te ofrezco la inmortalidad. Iremos a la playa y te montaré. Sentirás mi Kocsis frotándose en tu lomo, me abrazare a tu cuello y te susurraré palabras de amor al oído. En la playa nos están esperando con una cámara de Súper 8, nos filmarán y nos harán inmortales. Aunque solo sea para un anuncio de Terry.

―Chicos, ir desfilando que me quedo con Margit.


 

 Temo que esta entrada no se entienda fuera de España, así que dejo este enlace como referencia: https://youtu.be/-czYDX71IAQ?si=IoZbtqAoOQspSFcv

viernes, 18 de abril de 2025

NO MATÉIS AL EMISARIO

 Esta semana nos convoca Mónica desde su blog NEOGEMINIS con un teme amplio, que consiste en hacer un relato incluyendo o refiriendo alguna de las frases que nos propone. Yo elegí: Una amenazante figura vestida de militar hablaba sin mover los labios (Lovecraft)

Podéis encontrar el resto de frases famosas interpretadas AQUI

 

            Una amenazante figura vestida de militar hablaba sin mover la boca ni emitir sonido alguno. No obstante todo el mundo entendía lo que estaba diciendo. Lo mismo ocurría con el libro manuscrito que sustituía al misal. Antes de la aparición de la amenazante figura nadie entendía aquel idioma desconocido, pero tras su aparición todo lo que describía estaba claro como el agua, aunque todos esperaban una explicación.

            Debajo del púlpito estaba el cura amordazado y maniatado dentro de una jaula prácticamente hecha a su medida (1,70 x 0,70 x 0.40). En lo alto la figura amenazante empezó su silenciosa exposición:

             ­­―A partir de ahora, la religión queda prohibida. Esta iglesia que ocupamos será el cuartel general de nuestro ejército.

            Un rumor se apoderó de la estancia, y saltaron algunas voces discrepantes. Estas voces sí que eran con sonido:

            ―¡¿Por qué han encadenado al cura?!

            La figura amenazante continuó exponiendo silenciosamente las nuevas reglas, ignorando por completo las nacientes protestas.

            ―A partir de ahora, el consumo de carne queda prohibido. ―Un rumor creciente añadido al producido por la primera prohibición, esta vez protagonizado por los pastores y dueños de rebaños, inundó la iglesia. Algunos de estos comenzaron a salir de los bancos y acercarse tímidamente al púlpito. Pero la figura amenazante continuó impertérrita―: Podréis consumir vegetales pero solo los expuestos en el manuscrito que tenéis vuestras manos.

            Los que seguían en los bancos, básicamente los agricultores, puesto que la ganadería y la agricultura eran las únicas fuentes de ingresos en aquellos tiempos, volvieron a ojear el dichoso libro:

            ―Pero ¿qué mierda de plantas son estas? Es la primera vez que las vemos. ―El rumor se convirtió en clamor y los más lanzados de los agricultores se unieron a los más osados de los pastores, no sin antes quitarse las chaquetas y dejar a la vista el puñal que todos llevaban al cinto.

            La figura ya no tan amenazante ni impertérrita, pensó que quizás sus superiores habían sobrevalorado la presión que podían ejercer en aquel pueblo, pero llevado por obligación del cargo y la dignidad de quienes se lo habían otorgado, continuó:

            ―A partir de ahora, queda prohibida la reproducción sexual y cualquier práctica de ese tipo sea o no… ―El clamor quedó ahogado por el desplazamiento de los bancos al levantarse al unísono todos los que en ellos permanecían―. Las mujeres que deseen procrear  deben seguir el procedimiento que queda detallado…

            ―¿Qué ha dicho? ―preguntó el más anciano del lugar.

            ―Que no podemos follar ―respondió su mujer.

            A estas alturas resultaba evidente que se había traspasado una línea roja. Ningún banco quedó ocupado ni ningún puñal en su funda. Pero la figura continuó con su obligación:

            ―… en los dibujos del libro. Los tubos, bañeras y fluidos que ahí figuran serán…

            Como todos no cabían por la escalera del púlpito, los hombres lo echaron abajo. La figura quedo desfigurada por las puñaladas y todas las mujeres junto con el más anciano del lugar, pasaron a escupir sobre ella, como si en el Orient Express estuvieran.





lunes, 14 de abril de 2025

EL MINERO

 Este mes EL TINTERO DE ORO toma como referente "Momo", de Michael Ende. El reto consiste en hacer in relato de menos de novecientas (He necesitado dos sierras mecánicas para mutilar lo que tenía pensado porque la primera se ha quedado sin filo de tanto recortar), que gire en torno a un acertijo.

 

Podéis encontrar el resto de acertijos AQUI

 

          ―Ayer pillé a “ojitos románticos” mirándome las piernas.

          ―Tu alucinas, Helen. “Ojitos románticos” solo tiene ojitos para mi. Y ¿Cómo iba a mirarte las piernas por debajo del pupitre desde lo alto de la tarima? Habrá tenido que agacharse mientras escribía las formulas en la pizarra, ¿no?

          ―Pues no. Fue mientras resolvíamos un problema. Cuando se dio cuenta de que lo había pillado, me sostuvo un momento la mirada y luego la apartó avergonzado.

          ―Estas flipando. Lo único que mira “ojitos” son mis tetas ―presumió Evelyn recolocándoselas para hacerlas más evidentes de lo que en realidad eran. No va a mirar las tuyas que de momento no dan señales de vida. ―Helen bajó la cabeza avergonzada y aprovechó para chequear si su amiga se equivocaba―. Bueno, tranquila, todo llegará. Ahh… Este sábado Chivas dará una fiesta por su cumple. Clevas y Sebas me han invitado. Los dos, tú. Es en el local aquel: “Entre dos aguajeros”. ¿Te apuntas?

          ―Que va… No me van esas fiestas.

          ―Venga, que lo pasaremos bien. Llevarán alcohol de extranjis.

          ―No, paso. Además, ninguno de los dos me gusta. Que os divirtáis. Ya me contarás.

. . . . . . .

 

          ―¿Cómo fue?

          ―Jo, chica… ¡Qué interés! Haberte venido… Pues se presentó allí “ojitos románticos”…

          ―¡¿Queeeé?!

          ―Como es su tutor… ―respondió Evelyn sin poder reprimir un inicio de carcajada.

          ―¡Una mierda! No me lo creo.

          ―Jajaj… Tenías que haber visto la cara que has puesto.

          ―Cabrona… ―se consoló Helen―. ¿Y la fiesta?

          ―Bailé así, con los dos. Ya sabes…

          ―¿Con los dos? ¿Y os enrollasteis?

          ―Un poco, luego, con Sebas.

          ―¿Un poco? ―preguntó escandalizada― ¿Cómo un poco? ¿Lo hicisteis?

          ―Nooo… ¿Estás loca? Me reservo para “ojitos románticos”.

          ―¡Una mierda! Ojitos románticos es para mí.

          ―Ya tengo hasta un plan ―continuó Evelyn, ignorando a su amiga.

          ―¿Un plan? ¿Qué plan?

          ―Pues un día pediré tutoría y cuando…

. . . . . . .

 

          Aquella misma tarde, Helen pidió tutoría. Ojitos románticos la citó para el día siguiente. A la hora de la cita Helen estaba como un clavo en la puerta de su despacho:

          ―¿De qué quieres hablar?

          ―Mejor se lo explico en privado.

          ―Bueno, pues entra y espérame un momento que el director no sé qué quiere decirme. No toques nada, ¿eh?, ni chafardees los exámenes ―bromeó.

           Cuando el profesor regresó Helen estaba sentada en una silla con las piernas cruzadas. En la silla de al lado estaba toda su ropa, menos las gafas.

          ―¿Qué haces? ¿Estás loca? Vístete inmediatamente. ―Con una precipitación lindante a la que tendría alguien con una niña desnuda en su despacho, cogió la ropa, se la entregó, le volvió a pedir que se la pusiera mirando a todos sitios menos a ella, se aseguró de que no venía nadie, echó la llave― ¿Qué hago? ―volvió a abrir, cerró las cortinillas, volvió a mirar si venia alguien― Date prisa, por favor ―miró al techo, al suelo, a las paredes― ¿Te has vestido ya?

          ―Sí. ¿Es que no le gusto?

          ―¿Cómo me vas a gustar? Tienes quince años. Ya tendrás tiempo para eso. Tienes que fijarte en chicos de tu edad.

          ―Pero usted me mira en clase.

          ―Claro que te miro. Como a todos. ¿No querrás que te hable sin mirarte?

. . . . . . .

 

          Después de aquello Helen hizo campana y se sentó en un parque. Un veintilargos de melena rubia, ojoazulado, discretamente musculado, de cerca de dos metros y noventa kilos la seguía y se sentó a su lado:

          ―Eso tiene arreglo. Lo que te acaba de pasar, digo.

          ―Me extraña.

          ―Pero debes adivinar un acertijo.

          ―Me gustan los acertijos ―contestó su espíritu infantil.

          ―Oro parece…

          ―El plátano.

          ―No.

          ―¿Que no? Si acabas de decirlo…

          ―No he dicho nada. Déjame acabar:

Oro parece,

Plátano es…

          ―¿Ves? Plátano.

          ―¡¡Que no!! ¡¡Que me dejes acabar!! ―Era difícil desquiciar al nórdico―…Aunque Constantino diría,

Que no solo lo parece,

Sino que además lo es.

          ―¿Qué mierda de acertijo es ese? La adivinanza no es así.

          ―El acertijo lo pongo yo. Sabré yo cómo es… ―refunfuñó el nórdico―. . Mañana aquí; con la solución y algo más; y podrás arreglar lo tuyo.

. . . . . . .

 

          ―Papá, ¿quién es Constantino?

          ―Yo qué sé… Un emperador… y un presentador de televisión.

. . . . . . .

 

          ―Alexa, ¿Qué programa presentaba Constantino?

          ―El tiempo es oro.

. . . . . . .

 

          ―¿Me traes algo? ―Helen le entregó su anillo de primera comunión. El nórdico lo apretó en su mano y el oro se derritió― Toma, el brillante no me sirve. Por esto te puedo dar ocho años.

          ―¿Quién eres?

          ―No se puede pronunciar en vuestro idioma.

. . . . . . .

 

          Helen se puso las ropas que llevaría su tía de veintitrés años y pidió una entrevista con el profesor. El planteamiento fue el mismo pero el nudo y el desenlace no. Los ocho años añadidos transformaron el estado de la dotación de Helen, de “protonato incipiente” a “plenitud colagénica”. Ello provocó que ojitos románticos no reabriera la puerta, y quedó patente que sus manos no eran tan románticas como sus ojos. Bueno, lo único romántico eran los ojos.

          La veinteañera no quedó lo satisfecha que esperaba. El sentimiento de traición a Evelyn era menor que el remordimiento por haber vendido el anillo.

. . . . . .

 

          ―¿De dónde sacas esta inmensa cantidad de oro? Ese planeta estaba prácticamente esquilmado. ¿Has encontrado un yacimiento nuevo?

          ―Que va… Estoy recolectando el ya manipulado por ellos. Pero casi he recogido ya todo. Estos humanos se vuelven locos por el tiempo. Y nosotros tenemos tanto…

         

 

 

 

 




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