martes, 26 de agosto de 2025

UN PEQUEÑO RODEO

 Esta semana nos convoca TRAZY con un tema ecologista de los que todos podemos hacer algo. 

El plástico y su indestructibilidad.

Aquí está lo que se me ha ocurrido.

Y AQUI lo que se les ha ocurrido a los demás.

 

                  “Damas y caballeros, ahora vamos a dar lo que se llama un pequeño rodeo. Solo será una semana”.

                  Todos y todas quedaron atónitos; más por ignorancia que por sorpresa.

          ―Perdón, contramaestre ―apuntó una de las damas tras hacer un análisis concienzudo de los galones del que, los y las interpelaba―. He buscado lo que es un rodeo, y acompañado del verbo “dar”, es un ejercicio penoso que no se practica hace más de doscientos años. ¿Estamos obligados a ejercitarlo?

          ―Dama Démerzel, debe comprender que esto es un viaje de época, y debemos adaptarnos… ―Hizo una pausa para buscar la expresión adecuada― …a las duras y a las maduras.

          ―Conforme. Y el rodeo que hemos de dar,  ¿es a esa isla que vislumbramos a proa?

          ―Exactamente.

          ―Y el rodeo que hemos de dar ¿va a durar una semana? Tengo entendido que el transpacífico en el que viajamos es del siglo XX. Tiene motores ¿O van a hacernos remar como en el siglo XVIII? ―Todos los que estaban en cubierta aplaudieron.

          ―No le falta razón, dama Démerzel. Los motores funcionarán a plena potencia para reducir el tiempo, porque el espectáculo que ofrece la isla es poco variado. Tardaremos una semana en rodear la isla.

          ―¿Nos está diciendo que la isla… ―Calculó en silencio durante un segundo― es del tamaño del continente Oceánico?

          ―Aproximadamente.

          ―¿Y porque no aparece en los mapas? ¿Podríamos visitarla aunque su paisaje no sea en exceso variado? ¿O tiene algún otro inconveniente?

          ―Verá dama Démerzel. No aparece en los mapas porque no es una isla como la que se representa en los mapas. No puede visitarse porque no es sólida. Se hundirían tanto las damas como los caballeros al poner pie en ella, porque no es de tierra. Es de plástico flotante. Para ser más concreto, de plásticos flotantes.

          ―¿Cómo se han acumulado tantos plásticos? ―preguntó uno sin hacer mucho esfuerzo por pensarlo antes.

          ―Las corrientes marinas los van reuniendo aquí, pero provienen de los desechos que los habitantes del siglo XX arrojaron a mares y ríos de todo el planeta. Desde entonces no crece pero tampoco podemos eliminarla.

          ―¿Y todos esos peces muertos que rodean la isla?

          ―Son las primeras víctimas de la ingestión de plástico.

          No hubo ningún rumor de asombro ni de pena porque ninguno de ellos ni de ellas era demasiado empático. Ni empática.

          ―Sea, pues ―concedió la dama Démerzel que había tomado el papel de portavoz de todas y todos―. Llegaremos una semana tarde a disfrutar de las playas de Hawái. Estos malditos humanos y humanas, ni extintos dejan de sorprender.

          Todos y todas rieron y aplaudieron.




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Aunque lo parezca, no todo es tan negro.

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