Esta semana nos convoca Mónica desde su blog NEOGEMINIS con un teme amplio, que consiste en hacer un relato incluyendo o refiriendo alguna de las frases que nos propone. Yo elegí: Una amenazante figura vestida de militar hablaba sin mover
los labios (Lovecraft)

Podéis encontrar el resto de frases famosas interpretadas AQUI
Una amenazante figura
vestida de militar hablaba sin mover la boca ni emitir sonido alguno. No obstante
todo el mundo entendía lo que estaba diciendo. Lo mismo ocurría con el libro
manuscrito que sustituía al misal. Antes de la aparición de la amenazante
figura nadie entendía aquel idioma desconocido, pero tras su aparición todo lo
que describía estaba claro como el agua, aunque todos esperaban una explicación.
Debajo del púlpito estaba
el cura amordazado y maniatado dentro de una jaula prácticamente hecha a su
medida (1,70 x 0,70 x 0.40). En lo alto la figura amenazante empezó su silenciosa
exposición:
―A partir de ahora, la religión queda
prohibida. Esta iglesia que ocupamos será el cuartel general de nuestro ejército.
Un rumor se apoderó de la
estancia, y saltaron algunas voces discrepantes. Estas voces sí que eran con
sonido:
―¡¿Por qué han encadenado
al cura?!
La figura amenazante
continuó exponiendo silenciosamente las nuevas reglas, ignorando por completo
las nacientes protestas.
―A partir de ahora, el consumo
de carne queda prohibido. ―Un rumor creciente añadido al producido por la
primera prohibición, esta vez protagonizado por los pastores y dueños de
rebaños, inundó la iglesia. Algunos de estos comenzaron a salir de los bancos y
acercarse tímidamente al púlpito. Pero la figura amenazante continuó impertérrita―:
Podréis consumir vegetales pero solo los expuestos en el manuscrito que tenéis
vuestras manos.
Los que seguían en los
bancos, básicamente los agricultores, puesto que la ganadería y la agricultura
eran las únicas fuentes de ingresos en aquellos tiempos, volvieron a ojear el
dichoso libro:
―Pero ¿qué mierda de
plantas son estas? Es la primera vez que las vemos. ―El rumor se convirtió en
clamor y los más lanzados de los agricultores se unieron a los más osados de
los pastores, no sin antes quitarse las chaquetas y dejar a la vista el puñal
que todos llevaban al cinto.
La figura ya no tan
amenazante ni impertérrita, pensó que quizás sus superiores habían sobrevalorado
la presión que podían ejercer en aquel pueblo, pero llevado por obligación del
cargo y la dignidad de quienes se lo habían otorgado, continuó:
―A partir de ahora, queda
prohibida la reproducción sexual y cualquier práctica de ese tipo sea o no… ―El
clamor quedó ahogado por el desplazamiento de los bancos al levantarse al unísono
todos los que en ellos permanecían―. Las mujeres que deseen procrear deben seguir el procedimiento que queda
detallado…
―¿Qué ha dicho? ―preguntó
el más anciano del lugar.
―Que no podemos follar ―respondió
su mujer.
A estas alturas resultaba
evidente que se había traspasado una línea roja. Ningún banco quedó ocupado ni ningún
puñal en su funda. Pero la figura continuó con su obligación:
―… en los dibujos del
libro. Los tubos, bañeras y fluidos que ahí figuran serán…
Como todos no cabían por
la escalera del púlpito, los hombres lo echaron abajo. La figura quedo
desfigurada por las puñaladas y todas las mujeres junto con el más anciano del
lugar, pasaron a escupir sobre ella, como si en el Orient Express estuvieran.