domingo, 23 de agosto de 2020

HIGHWAY TO HELL

 

 

            “Ya no te quiero. Adiós. He conocido a otro que… bla, bla, bla…” y en eso se resumen diez años de convivencia, complicidades, secretos, ¿amor? Amor de conveniencia, amor intercambiable, amor fugaz.  ¿Cuánto fue verdad? ¿Cuánto fue mentira? ¿Cuánto fue amor?

            Iván cerró la puerta de su ex-casa tirando de ella todo lo fuerte que pudo al salir. Ya se había cansado de escuchar mierda. Bajó las escaleras de dos en dos. La rabia le cegaba. La furia le hizo calcular mal las distancias, y el hecho agarrarse a la baranda, le salvó de caer dos veces por las escaleras. Cuando llegó al vestíbulo, abrió la puerta y, antes de salir, gritó de rabia todo lo fuerte que pudo. El grito subió por todo el hueco de la escalera, y rebotó en la claraboya que lo coronaba. Ruth se quedó quieta en el sofá de su casa, esperando estoicamente lo que pudiera pasar. Algunos vecinos salieron al rellano, coincidiendo con el portazo que dio Iván con la cristalera de la entrada. Todos los trozos de vidrio de la puerta cayeron al suelo, con todos los trozos del corazón de Iván. Cuando salió de allí, ya estaba muerto.

            Subió al coche, que tenía aparcado delante de la puerta. Cerró de otro tremendo portazo. Dio otro grito dentro del coche. Volvió a abrir y cerrar violentamente la puerta por tres veces. Luego pegó otros tantos golpes con ambas manos sobre el volante, mientras se agotaba el aire del último grito. Luego conectó la radio, metió un usb y subió el volumen a tope para no escuchar el martillo de su corazón. La gente que pasaba por la calle, no apartó su mirada del escandaloso coche, cuando Iván arrancó el motor, dando un pisotón a fondo en punto muerto. Frenó su furia solamente para seleccionar una canción del usb. Sonó atronador “Highway to hell” y la puso en bucle. Salió quemando ruedas y golpeo levemente el parachoques del coche que tenía delante. Uno de los espectadores levantó los brazos escandalizado, y corrió en persecución del coche de Iván. Un gesto para la galería.

            Se saltó los dos primeros semáforos viendo que no venía nadie. Finalmente se paró por la acumulación de coches que tapaba el semáforo de salir a la variante de la autovia. Las ventanillas cerradas no podían contener el estruendo de la canción:

            “Season ticket on a one-way ride”

            “Asking nothing, leave me be”

            Por fin saltó al asfalto. Fue esquivando coches. La sangre le golpeaba las sienes. Hiperventilaba desde el semáforo. Hacía sonar la bocina, para que los coches se apartaran, pero no gritaba más que la radio. Cuando se percató que los latidos bajaban porque el reducido espacio del coche le hacía de bolsa de plástico, abrió la ventanilla y volvió a gritar. No quería venirse abajo.

            “Going down, party time

            My Friends are gonna be there too

            I`m on the highway to hell” ―sonaba cuando alcanzó la autopista.

            No sabía dónde iba. Solo quería correr. Gritaba el estribillo de la canción. Pisó a fondo, y dejó a todos atrás.

            “No stop signs, speed limit.

            Nobody`s gonna slow me down”

            Cuando no se sabía la letra, gritaba el estribillo igual, desacompasado con la canción. El coche no daba más. Afortunadamente no tenía vecinos. Intento acelerar inútilmente. Temblaba todo el vehículo en un intento por desmontarse antes de destruirse.

            “Hey mama, look at me

            I`m on the way to the promised land whoo!”

            Llegó al nuevo puente. El relleno de la juntas de dilatación mal puesto, sobresalía de la superficie del asfalto, como la costura de una herida mal cerrada sobresale de la superficie de la piel. Cuando piso la primera junta ambos ejes de las ruedas rebotaron creando un compás similar al traqueteo de un tren viejo. Tup-tup. El puente era un gran tramo recto. Y entonces, cerró los ojos. Recordó que había doce juntas.

            “I`m on the highway to hell” ―gritó con el estribillo.

            Tup-tup. “Highway to hell”. «Dos», pensó.

            Tup-tup. “I`m on the highway to hell”.

            Tup-tup. “Highway to hell”. «Cuatro».

            Tup-tup. “Don´t stop me” ―gritó animado, porque esta variación del estribillo sí que se la sabía. El coche empezó a echar humo, aunque Iván no lo vio.

            Tup-tup. “I`m on the highway to hell”. ―Pisó más fuerte el acelerador, intentando hundir el suelo del coche porque la sensación de velocidad no era suficiente.

            Tup-tup. “On the highway to hell” «Siete», continuó contando.

            Tup-tup. “Yeah, Highway to hell” ―El coche mantenía el ritmo. Ivan percibió el olor a agua quemada del motor. Le entró el pánico. Estuvo a punto de abrir los ojos, pero se resistió. Tup-tup. «Nueve». Se le acumulaba la faena. No podía pensar o perdería la cuenta. Se entregó a su destino. Tampoco veía futuro, ni sitio a donde ir.

            Tup-tup. “Highway to hell” ―gritó en voz baja.

            Tup-tup. “And I´m going down”. «Once». Y se vino abajo tal y como le ordenaba la canción. Una congoja le atravesó por debajo del esternón hasta atenazarle la garganta. No abrió los ojos, esta vez por miedo. Le invadió una sensación de que algo iba terriblemente mal.

            “All the way

            Whoa!

            I`m on the highway to hell” ―La canción terminó pero no llego el doce. Desapareció el olor a agua quemada. Esperó un poco más al doce. Un día. Luego, una eternidad. Finalmente abrió los ojos. Estaba ciego y no volvería a ver. Ni siquiera una luz al final del túnel.


Ejercicio del tema "Suicidio" (otro), para el taller de escritura "EL VICI SOLITARI"



22 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Me alegro de haberlo conseguido. Si te va la marcha (del agobio), te recomiendo "los obedientes", mi relato v juevero de hace dos semanas (anda por mi blog}. Me estoy encudrando en la categoría de agobiante.
      Gracias por la visita y tu Coment. (creía que te tenia en mi lista, pero hay otro macondo por ahí, cuya página no funciona. Ahora ya estás fichado)
      Saludosss

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  2. Te felicito, Gabi. Para mi has manejado muy bien el tema de las emociones del suicida: su dolor, su desesperación y como busca una salida fácil (el suicidio) e imbuirse en ese acelere y música ruidosa cin ls intención de evitar transitar el duelo que implica un divorcio para luego poder superarlo y pasar página.

    Un abrazo

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    1. Me alegro que te haya gustado. Aquí en realidad, lo del suicidio es una excusa. No creo ni que quisiera suicidarse (se habría empotrado contra cualquier pilón de la autopista) creo que quería probar suerte, a ver si tenia la suficiente para seguir vivo. Más bien quería trasmitir la sensación (casi más la física que la emocional), que sentía.
      Muchas gracias Myriam.
      nos leemos el jueves, verdad?
      Abrazossss

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  3. Esto es un juego en el que se gana, se pierde o te hacen trampa. De eso se trata... Y siempre es mejor volverlo a intentar.

    Muchas gracias por la visita. Te sigo de aquí en más...

    Abrazo, Gabiliante!!

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    1. Sin duda, pero cuando u o se ciega, o tienes a un amigo cerca para que te baje de la nube, o es difícil bajarse uno solo. De todos modos, aquí, lo de menos eran los motivos. Queria hacer sentir al lector la presión.
      Ya te he fichado. Nos vamos leyendo
      Gra iasss y saludosss

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  4. Un agobio excelente. Nos llevas por las estrofas musicales y la furia no contenida de una explosión de ira. Realmente agobiante, y de verdad, un texto magnífico.

    Ese última luz blanca, ni quiso aparecer en la negrura de un corazón dinamitado. Un abrazo, amigo.

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  5. Has captado exactamente lo que quería transmitir. Parece que me conocieras. Lo de no llegar a la línea doce es mala suerte, peto lo de que no haya luz al final del túnel, es una, putada que te cagas
    Besosss y abrazosss, Amiga.

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  6. Lo mejor, es que el suicida no volverá a la escena del crimen.
    Mis saludos.

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    1. No, porque sin la luz al final del túnel, no hay retorno posible.
      Gracias y saludosss

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  7. Logras contagiar la desesperación, la impotencia, la rabia en su máxima expresión pero sin un foco al que dirigirla... y suele pasar en esas situaciones que acaba reventando contra nosotros mismos.

    Ese "ni siquiera la luz al final del túnel" no es buen augurio.

    Muy buen ejercicio.

    Besos

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    1. Oleeé... Pues eso no lo había ni pensado... Que lo peor es no tener contra qué dirigir la rabia. Y se te vuelve en contra.
      Muchas gracias y muchos Besosss, Alis

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  8. Brutal!!!

    Y buenísimo.

    Lo he visto como si fuera una película.

    Muy bueno.

    Saludos.

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    1. Me alegro que te guste.
      Me han dicho (no a modo de reproche), desde que lo mio es tan visual que no es literatura, sinó guiones, hasta que son comics.

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  9. ¡Ostras! Pisaba con él el acelerador y bueno, tampoco me sé muy bien la canción por no decir nada. Cada escena repiqueaba ante mis ojos. Hasta la presión en el pecho, esa impotencia, ese no ser ni no saber estar...
    Te felicito. Es una delicia leerte, Gabi.
    Un beso enorme.

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    1. Gracias, me alegro de que te deleite. La gente se desfoga en el coche. A veces, demasiado.
      Besosss, Mag

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  10. Bueno despues de tan buenos comentarios que mas puedo decirte
    Me ha gustado mucho asi de simple

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    1. pero ¿qué puntuacion me pones del 1 al 10? recuerda que yo te puse un 9,5, la ultima que te comente, aunque reconozco que la penultima solo te puse un nueVe, a pesar de que no me gusta puntuar con cifras impares
      saludosss,

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  11. Que manía tiene la gente con el suicidio coño.

    Siete. En vez de diez.

    ¡Y huir! ¡Simplemente huir...! Hasta que de pronto un dia me di cuenta de que, de quien huía era de mi mismo.

    Ese día paré y no más ciudades, no más hoteles (alguno cochambroso y de pena) no mas sucursales. Me quede en la última ciudad y ya no volví a moverme hasta jubilarme.

    Eso Sí. Te confesaré que nunca he sentido una calma más intensa y una tranquilidad más pasmosa que aquel día en que antes de llegar al puente y atravesarlo enteros el coche y yo (sin dejar de escuchar la música) porque un camión de esos de guardamuebles no hizo un stop y otro coche en sentido contrario no me iban a dejar espacio para atravesarlo. Si confieso que al principio me puse nervioso porque debido a mi velocidad los frenos nos me hacían ni puto caso. Pero cuando vi que ya no habia solucion me entró aquella extraña tranquilidad y reconozco en en unos segundos vi pasar toda mi vida por delante.

    El camión se echó a un lado y yo pase entre los dos.

    Pero no me pare a mirarlos siquiera. Continué hasta llegar al pueblo, tres kilómetros.

    Y ves no es una historia tan inverosímil.

    A lo largo de todos estos años en mi blog se puede ver que hubo esa mujer.

    Y anoche escribí la última entrada dedicada a ella desde 1978.

    Se publica automática a las doce.

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  12. hiciste trampa. no cerraste los ojos, por suerte.
    no es un suicidio, es una tentativa, a ver que pasa. pero el tema era el suicidio, no se podia sakvar. de todos modos , aqui la historia era lo de menos.
    mañana te leo
    saludosss

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    1. Como los iba a cerrar. Eso no se ve todos los días, aunque reconozco que hubo un rato que no vi nada de lo que estaba ocurriendo realmente a mi alrededor.

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  13. joder...
    Es verdad... te paso de verdad!!
    pues felicidades. no se qué dia , pero tienes dos cumpleaños

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Aunque lo parezca, no todo es tan negro.

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