Este texto es para el reto de este mes de Ginebra Blonde cuyo tema es
LA LUZ.(en el sentido menos prosaico de la palabra)
―¡Cabrones! ―gritó Ramón, y luego continuó, en voz más baja, como rindiéndose―, cabrones… Soltarme… ¿Me habéis librado? ¿De qué? ¿De qué me habéis librado? ―Después de un par de minutos de silencio, en los que estuvo murmurando en una mezcla de catalán y castellano, sin que llegara a entenderse lo que decía, volvió a gritar―: ¡Conchitaaa!
Las cuatro primeras horas de la noche transcurrieron entre gritos y susurros, alternándolos en orden aleatorio. Los primeros, los más numerosos, variaban, desde “¡Conchitaaa!” hasta “¡Socorrooo!, pasando por “¡Agua!, “¡Ayuda!”, “¡Tengo frio!”. Los susurros eran más largos, y entre ellos podía distinguirse algún “cabrones, os acordareis de mi”, “si fuera un poco más joven, os ibais a enterar”, “señora, suélteme por favor” y “Conchita”. “Conchita” era la única que se repetía tanto entre los gritos, como entre los susurros.
A las dos de la madrugada entraron sus cuidadores.
―¿Qué pasa Ramón? ¡Oh, por favor, mira como estas… ―exclamó la primera aludiendo a su desnudez, en un tono cansino, como si no fuera la primera vez que lo decía.
―Quiero ir al lavabo ―contestó Ramón más calmado que antes.
―¿Al lavabo, para qué? si ya te has… ¡Ostras! Mira como tiene las muñecas ―comentó al que venía detrás de ella, al ver que le sangraban―. Es que no se le puede atar así… Dile a Noemí que se traiga… bueno… que se traiga de todo. ―Luego volvió a dirigirse a Ramón―: Que no puedes ir al lavabo…
―Quiero que venga Malú.
―Malú no está hoy. ¿Anoche no cenaste? ¿Quieres un zumo?
Estuvo hablándole para que se calmara, pero Ramón estaba como ausente, después de que le dijeron que su enfermera favorita no estaba. Entraron en tropel tres auxiliares más. La primera me saludó:
―Buenas noches. Lo siento, ya ve que…
―Ya ―contesté.
El último auxiliar era un chico. Cuando entraba algún hombre que no fuera el medico se le llevaban los demonios. Incluso pensaba que yo era una mujer.
―Así ya podréis ya… ―empezó a voz en grito. Parecía don quijote delante de los molinos― Cuatro contra mí. Si me hubierais pillado de joven… ¡No cené, no! ¡No quiero vuestra cena de mierda! ¡Metérosla por el culo, cabrones! Yo estuve un mes comiendo hierba por el monte, cuando estuve escondido… Tú no me toques…―Relataba vivencias de la guerra civil, que a pesar de sus noventa años, resulta difícil de creer que fueran propias, porque él tendría ocho años en aquellas fechas. Después de acomodarlo estuvo una hora tranquilo. Luego empezó a sacudirse y a gritar:
―¡Conchita, ayúdame! ¡Darme agua, por favor!
Volvió la enfermera.
―¡Ostras, Ramón! ―Se dirigió al intercomunicador―: Se ha arrancado el tubo de oxígeno y lo ha roto, no sé cómo. Traeros uno. Tambien se ha arrancado el drenaje del pulmón. Traeros también haloperidol intramuscular.
Después de la inyección aguantó una hora más antes de dormirse. Cuando despertó estaba como nuevo. Parece que don quijote solo aparecía por las noches. Desayunó y comió normalmente. Poco antes de cenar entró la enfermera:
―Hola, Soy Mari Luz, su enfermera de tarde ―me dijo―. Después de cenar, le cambiaremos de habitación.
―¿Malú? ―interrumpió Ramón desde el otro lado de la cortina.
―Sí. Espera Ramón, ahora estoy contigo. ―Luego continuó conmigo―: Es a la de aquí enfrente. Igual le escuchará si grita, pero al menos…
Asentí. Luego se fue con Ramón, que le preguntó nada más verla:
―¿Tienes eso?
―Sí, pero hoy vas a cenar, ¿verdad? Que me han dicho que anoche te portaste muy mal, ¿eh…? ―Ramón asintió―. Bueeeno… Ahora vengo.
Al cabo de un par de minutos, Mari Luz volvió con una táblet. Se la pasó delante, y le dijo:
―Mira quien hay aquí, guapo. ―Había una mujer en la pantalla:
―¡Ramón! ―gritó ella como si quisiera llamar su atención.
―¡Conchiita! ―gritó él como si le hubieran salvado la vida.
Dentro de su propia ternura había una luz que todavía le guíaba. La única que tenía para darle calma.
ResponderEliminarMe alegra muchísimo volver a leerte, reencontrarnos por estos lares, así que te dejo un abrazo inmenso y muchísimos besos. Fuerza siempre.
Hablamos :-)
muchas gracias, Mag.
Eliminarhay que tener una ilusion, aunque uno tenga muchos años, si tiene una ilusion...
iré reincorporadome poco a poco, cuanto más estás si escribir, más cuesta volver a empezar
muchos Besosss, Mag
Lo primero de todo, decirte que me alegra enormemente saber de ti, y que, a pesar de que la recuperación es lenta, lo hayas vencido; eso es lo importante. Me alegro de corazón, querido amigo.
ResponderEliminarY después, felicitarte por tu magnífica participación en la que has dejado constancia, además de una dura y real situación como muchas que se están viviendo, de esa maravillosa luz a la que asirse en esos momentos tan críticos, pues, así como él dice, es un salvavidas. Siempre hay alguien, un motivo… por el que seguir y luchar...
Muchísimas gracias, Gabi. Un verdadero placer.
Cuídate mucho.
Abrazos enormes, y feliz semana.
muchas gracias a ti, Ginebra.
Eliminara tus retos procuro no fallar a poco que pueda, por como te lo curras todo.
Muchos Besosss, Ginebra
Hola Gaby cuánto me alegro que estes por aqui, espero que estes bien y vaya un abrazo por delante.
ResponderEliminarMe encanto tu participación como siempre nos sorprendes con tus finales,aparte de emotiva tiene mucha verdad escrita en situaciones similares de personas que recuerdan su juventud y niñez y siempre hay una luz que les alumbra sea con nombre de mujer.
Feliz tarde muakkkk.
muchas gracias, Campi.
ResponderEliminaryo también me alegro de estar de vuelta. me ha costado mucho reincorporarme, cuanto más se deja es peor. hasta este relato, que no es fruto de mi imaginación, sino de la memoria reciente. Quería escribirlo y como se acoplaba al reto de Gine, pues perfecto.
Mucho Besosss, Campi. nos vamos leyendo poco a poco.
Que texto mas bonito!!!! siempre tenemos a alguien capaz de hacernos reaccionar de manera diferente, de invitarnos a vivir, de sembrar en nosotros la alegría y todo lo que consideramos perdido u olvidado.. Me ha gustado mucho..Leo que no has estado bien y lo principal es recuperarse y volver de a poco a todo lo que nos hace bien(EStoy igual que tú...regresando de a poco)...abrazo enorme y excelente semana
ResponderEliminarme alegro mucho de que estés mejor. no lo dejes mucho tiempo, que luego cuesta mucho.
EliminarGracias por tus palabras, me alegro de que te haya gustado.
Besosss.
Todos somos luz, y sombra también. Y algunas personas son pura luz, como es enfermera, que pareciera que tuviera su destino marcado en su nombre.
ResponderEliminarMuy bueno, Gabiliante. Me generó angustia la situación de Ramón, lo has plasmado muy bien
Besos
era realmente angustioso. a mi me sorprendió mucho la fuerza de un hombre de 90 años por seguir, por eso lo title así
EliminarMuchas gracias y muchos Besoss, Alís
Estar hospitalizado es quedarse sin Luz, me temo, en muchos sentidos. Ramón es un paciente mayor, imaginé, totalmente desubicado, y que molestaba porque no estaba en sus cabales.
ResponderEliminarExperiencia que has narrado perfectamente. Un abrazo, amigo, y por tu regreso
eran episodios los que perdía el oremuus. eso de que los muy mayores pierden el miedo y sobre todo en los episodios.
ResponderEliminarMuchas gracias y felicidades por tu libro.
Besosss a miga
Luces y sombras, en función de quién esté cuidándote.
ResponderEliminarUn abrazo.
de día o de noche... muchas posibilidades para estar bien mucho rato
EliminarAbrazos alfred
La actitud de resistencia hace la luz, amigo. Sin ella negro panorama tendremos que enfrentar...
ResponderEliminarAbrazo grande. Qué bueno volverte a leer!!
pues si. hacia el negro o la nada no vale la pena el esfuerzo.
EliminarGracias y abrazos Carlos
Es todo un cuadro pavoroso y tremendamente realista de la demencia. Muy bueno, amigo. Da gusto leer diálogos tan ágiles, capaces de pintar en pocas líneas todo un drama. ¡Me alegro de tu vuelta!
ResponderEliminarSi te apetece, te invito a la propuesta juevera de este jueves, que me toca organizar:
https://www.arteypoe.maitevolarela.com/ (también verás el enlace en este perfil).
Un abrazo ;)
gracias maite.
ResponderEliminartengo un relato sin acabar justo del tema juevero, pero es muy largo y no lo acabaría. veré si se me ocurre otra cosa o resumo ese, veré que puedo hacer, pero no te lo aseguro.
Besos maite
Se parece mucho a estar en un calabozo.
ResponderEliminarTrágicas y reales, muchas veces estas noches tremendas en las residencias, Me has tocado el corazón Gabi.
Un placer leerte
Abrazo
quería que pareciera desde el principio un prisionero, e ir alejando la cámara para ver con perspectiva la situación real. esto fue en el hospital, y fue mi compañero de habitación por una noche, y ahora he visto que podía parecer maltratado, pero la gente que lo atendía era extraordinariamente maravillosa.
EliminarGracias y abrazosss, Charly
Te leo en silencio como siempre y me dejandote una sonrisa Me gustó lo que escribiste
ResponderEliminargracias hermosa.
Eliminarlas sonrisa es más qye suficiente.
espero que estés bien
Besoss mucha
Bien que volviste.
ResponderEliminarVolvió una luz llamada Luz, lo que lo tranquilizó. Como el contacto virtual con esa mujer.
Saludos,
gracias Demi. yo también estoy contento. esto revitaliza, aunque cuesta recuperar el ritmo. creí que no se percibía lo del nombre de la enfermera, pero ya veo que sí que se percibe.
EliminarAbrazosss Demi
Un nombre de mujer reivindicador.
ResponderEliminarSaludos desde microbrevedades.blogspot.com
ResponderEliminarya estas en lista. entre microregalos y noctambia
Eliminarsaludosss
Un diálogo tan realista como dramático, nos compartes, Gabiliante. Pero estas situaciones suelen pasar en los asilos u hospitales....¡cuánto sufren los ancianos! sobre todo cuando están muy enfermos y se sienten incomprendidos como en este caso. Me mantuviste en suspenso de comienzo a fin, tienes talento para la narrativa. Un saludo en la distancia. Ingrid Zetterberg (Desde hoy te sigo).
ResponderEliminargracias Ingrid.te vi ayer por un blog y tuve curiosidad. vi que eres poeta (veo que te gusta más que poetisa). yo me veo incapaz de escribir un poema, pero también la leo. me gusta más mostrar la emociones a traves de historias. directas, y cada uno que extraiga lo que vea.
ResponderEliminarBesoss Ingrid. también te sigo
Hay enfermeras que iluminan allá donde pasan.
ResponderEliminarEn este caso su nombre no podía ser más apropiado.
El relato duele por lo verídico que puede ser.
Me alegra volver a leerte.
Saludos.
ya lo puedes decir. enfermeras y enfermeros. y no por esto del covid. en general. todo el relato es real excepto el nombre que lo adapté al reto. El nombre real era Noemi, que es el nombre que le he puesto a la otrs enfermera que sale. Di mi blog a uno de los enfermeros pero no creo que ninguno de ellos este leyendo esto
ResponderEliminaryo también me alegro. cuesta bastante después del paron
Saludosss toro
Tu texto es muy emotivo, real y te
ResponderEliminarquedo muy bueno, hay de todo enfermeras,
realmente dedicadas con amor a cada persona,
y otras ni que decir, un placer visitarte.
Besitos dulces
Siby
gracias Siby. Por lo que yo sé todas son maravillosas (y enfermeros igual). a este hombre tenían que atarlo porque se arrancaba todo(los tubos, las vías) a veces no hay más remedio. Pero desde luego con 90 años era digno de admiracion
ResponderEliminarBesosss, siby
Un relato que es crudo, por ahí leí que tiene mucho de verídico. Sino entendí mal, verdad? Me gusta tu manera de contar, porque le pones las palabras que van sin vueltas, y muchas veces creo es como tiene que ser, para que un relato sea eso, el relato de algo, en este caso como se lo merece.
ResponderEliminarUn abrazo Gaby:)
muchas gracias, Cecy. sí es real todo, menos el nombre de la enfermera, que lo cambie para hacer hincapié en el tema de la la luz. yo no suelo adornar mucho porque mu gusta contar historias, más que sentimientos o estados de ánimo. el relato ya tiene situciones para despertar los sentimientos y opiniones de cada uno. fue lo primero que escribí después del covid, para no olvidarlo y porque la creatividad en aquellos momentos parecía que se había tomado vacaciones.
ResponderEliminarBesoss gracias y saludosss, Cecy