miércoles, 13 de noviembre de 2024

TIEMPOS DE BONANZA PARAMÉDICA

 Este jueves nos convoca MARI desde su blog HACIA EL ÚLTIMO ESCALÓN DE LA MAGIA con un reto imaginativo (referido al nacimiento una imagen). Debemos centrarnos en una de las etiquetas de vinos que forman un collage y hacer nacer de esa imagen, un relato.

El resto de aportes AQUI

Este es el collage:


Esta es la etiqueta que he escogido yo:


 Y este es el relato :


        Hoss daba una vuelta por su extenso viñedo antes de acudir a la presentación que ofrecía su hermano en la ciudad. Fue a la caseta donde estaban las bombas de riego; había saltado una alarma, que en definitiva se tradujo en que un interruptor automático se había disparado. Tuvo la tentación de quedarse a averiguar cuál había sido el motivo; así lo hubiera querido su padre de no haber sabido que iba a perderse el gran día de su hermano Joe. Además su padre ya no estaba.

          Se volvió a montar en su biocicleta y aceleró para no llegar tarde. Atravesó lo que antes fue un inmenso rancho. Ahora era un inmenso viñedo. Con gran dolor de corazón, la familia abandonó el negocio del ganado y dedicó la finca enteramente al vino. Esto habría disgustado a su padre, pero las prioridades económicas son las prioridades económicas y mejor solucionar las cosas antes de que no tengan solución.

          Pasa como con la salud; más aún que con las prioridades económicas. La montaña de musculo macizo que conformaba el cuerpo de Hoss hace muchos años había ido convirtiéndose en una de grasa antimaciza. La inactividad física, los quebraderos de cabeza de los negocios, que asumía su padre anteriormente, fueron aplastando y ablandando los músculos de Hoss. Hasta que un día, su hermano Joe decidió tomar cartas en el asunto.

          ―¡Hostia, Hoss! ¿Eres tú? ―Candy era un antiguo empleado del antiguo rancho.

          ―Ya te digo, Candy. Te veo genial. ¡Qué bien te trata la vida!

          ―Hostia , pero ¿qué te ha pasado? ¿Te has hecho eso del balón gástrico?

          ―Bueno, parecido.

          ―Ah… eso del bypass

          ―Más o menos. ―A Hoss no le gustaba mentir pero le había prometido a su hermano que no desvelaría nada de la presentación. No es que faltara mucho para que se enterara todo el mundo, pero aun así guardó la promesa.

          ―Mira, ya empiezan. Me puedo sentar contigo ¿no?

          ―Claro, amigo.

           «Damas y caballeros, les presento al Dr. Hop Sing»

          ―Hostia, tu hermano Joe sí que esta igual igual que en los buenos tiempos

          Un viejo chino se encaminó con dificultad al estrado y subió a él.

          «El Dr. Sing es un insigne genetista, aunque lo que hoy le trae a este escenario es otro tipo de ciencia en la que él es máxima autoridad en la actualidad: La cyborgología. Y nos viene a presentar, aquí, en primicia mundial el invento que revolucionara para siempre el concepto que hoy en día tenemos de la nutrición: La biocicleta, que hemos bautizado con el nombre del negocio familiar…  

          Las cortinas traseras se descorrieron y apareció algo indistinguible de una motocicleta debajo de un cartel luminoso que anunciaba: “La Poderosa”. Y debajo, más pequeño: “Bebe para conducir”. Un clamor sacrílego recorrió el teatro.

          «Y ahora cedo la palabra al insigne Doctor…»

          El doctor explico, con acento chino y todo lujo de detalles, que la biocicleta tenía en el manillar dos latiguillos que se acoplaban a sendos implantes que al piloto le había injertado quirúrgicamente en las venas de la muñeca. En realidad, el izquierdo a la arteria radial y el derecho a la vena cefálica. El meollo del asunto es que la sangre del piloto sale de su cuerpo por la arteria, se metaboliza en el interior de la biocicleta ―que solo se parece e una motocicleta en que tiene dos ruedas y un manillar―, quema el alcohol que biociclista ha ingerido ―mejor de vino que de bebidas de más alta graduación―, y esa energía hace funcionar el motor. Pero esto se le podía haber ocurrido a cualquiera. Lo verdaderamente es que una vez consumido el alcohol, comienza a metabolizar también los azucares y posteriormente la grasa.

          ―Hostia, tío. ¿Eso es posible?

          ―Ya te digo ―contestó Hoss levantándose la camiseta y mostrando unas costillas perfectamente contabilizables.

10 comentarios:

  1. No sé si creérmelo o que tu imaginación ha saltado todos los niveles posibles, ajja.
    Un buen relato y apenas de ser cierto vamos el invento del siglo. Un besote Gabi.

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  2. Espero que nunca lleguemos a ver algo así, esa manía de igualarnos a todos es un poco mandona. ¿No estrás usando una de esas máquinas para tu imaginación? sonrío

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  3. Jaja Patenta la idea antes que te la "roben". La biocicleta, señoras y señores.

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  4. jajajaja, esta muy bueno, nunca me hubiera imaginado que tu poderosa se transformó en esa biocicleta, muy buen invento y los personajes de Bonanza, muy buena historia, ingeniosa y divertida.
    Un abrazo.
    PATRICIA F.

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  5. Ese invento revolución en el mundo sin dudas, la biocicleta, me ha volado la imaginación que desprendes en el texto, es genial jajaja Creo que el vino ha hecho su efecto...jejeje Ya está subido tu enlace! Besos por ahí!!!

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  6. Qué buen invento ese, Gabiliante! Tendría asegurado el éxito del negocio jaja. Delirante e i genios, como ya es costumbre. Un abrazo

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  7. Vaya alarde de imaginación. Me quedo boquiabierta...Y la verdad es un gran invento. Un abrazo!

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  8. Un remedio fabuloso esa biobici, tanto para el acondicionamiento cardiovascular como para la pérdida de grasa y no digamos para el negocio de la venta del vino. ¡A beber buenos néctares de la uva y disfrutar de una conducción biosostenible!
    Muy buena aportación, Gabiliante.

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  9. Muy bueno, me has recordado el robot de la serie futurama, Bender, que funcionaba con el alcohol que bebía :)

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Aunque lo parezca, no todo es tan negro.

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