Esta semana, nuestras amigas de ARTESANOS DE LA PALABRA nos convocan a un reto en el que reflejemos una escapada de fin de semana muy diferente. Esto que he escrito no sé si fue un fin de semana, pero sí una escapada- Así que, sin su permiso, he transgredido un poco el tema, pero me pareció que las circunstancias mandaban.
AQUI podéis leer el resto de escapadas
Queridos amigos:
No sé si es común escribir este tipo de cartas, la verdad es que yo nunca he leído ninguna de este tipo. De hecho antes pensaba que era físicamente imposible, pero como veo que no, pues ahí voy. Tampoco sé cómo difundirla así que probablemente no la lea nadie
El último día me pelee con mi antigua novia. O sea mi antiguanovia, ya que no es una persona calificada sino… bueno esto da igual. Fue una pelea gorda, así que, para irme lo más lejos posible, en lugar del jeep cogí la avioneta. Tomé tierra en lo alto de una colina. Involuntariamente, debo decir. Pero para hacerlo en estas circunstancias debo decir que no pude escoger un sitio mejor. Se domina toda la sabana, hasta donde la vista alcanza. En la totalidad de los 360 grados. Ya que aterricé, también me enterraron. Una decisión que tomó con buen criterio mi antiguanovia, Meryl.
Lo que peor me sabe es que la última vez que la vi fuera en tan desafortunadas circunstancias, pero no vale de nada lamentarse de lo inevitable.
Aquí estoy muy bien en la altura de este paisaje. No es tan alto ni tan escarpado como aquella vez con Paul ―a quien espero encontrarme pronto por aquí―, que como no hay un rio debajo al que saltar, no podrá reírse de mi porque no sé nadar. Me quedo con aquella bajada del gesto que me quedó tan bien, aunque este mal decirlo. Una abreviatura sin palabras de: “No, no sé nadar. ¿Qué pasa?”. ¡Qué tiempos!
Debería hacer llegar un mensaje a Dustin, del Washington Post. Para mencionarle que la sección de obituarios ya no me parece tan superflua como antes.
Si alguien se preocupa por mí que no lo haga. Seguro que mi antiguanovia Meryl no lo hace. No es equivoquéis, que no llegué a romper con ella; lo que pasa es que se ve que en mi condición actual no se puede tener novia. Pues eso, que aquí estoy muy bien. Por las tardes viene el león y se echa a descansar cerca de mí, pero nunca sobre. Es muy considerado.
El que no falla ninguna noche es mi amigo masai Kamante, que a veces coincide con el león, pero ambos saben que ese no es momento de hostilidades. Le digo que no hace falta que venga todas las noches, pero no me hace caso en vida, así que ahora… Puede ocurrir que no digamos una palabra en toda la noche ninguno de los dos.
Creo que comentan por ahí que morí en la cama mientras dormía, pero bueno. Podéis creer lo que queráis.
Un abrazooo
R.R.
Muy original. Un beso
ResponderEliminarEl viaje que nos cuentas , es al que todos más tarde que temprano(eso espero) todos nos vamos a encontrar
ResponderEliminarA veces me imagino, que si allí arriba tendremos los mismos problemas que en tierra firme
. espero que TÚ no novia no te dé la tabarra
Un beso, y muy feliz fin de semana, Gabi.
Mira que haces originales tus relatos, Gabiliante. Y sí, esta carta claro que la hemos leído. Porque leer a un muerto, no es lo habitual y llama la atención jajaja. Y tanto.
ResponderEliminarPues se le ve feliz allí arriba al R.R. Todo un detalle que nos haya escrito.
Besossss.