Esta semana nos convoca Inma desde su blog MOLI DEL CANYER, con un tema multienfocal relacionado con el paso del tiempo,que se nos va sin darnos cuenta.
Para evitar la nostalgia desmesurada, he escrito algo en presente.
Podeis ver el resto de aportes AQUI
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17:59:45
El niño se prepara. Se sube a la silla tras separarla de la mesa. Flexiona las rodillas, separa las palmas de las manos como poco antes de aplaudir, y fija su mirada en la pantalla en blanco y negro, donde el segundero del reloj acaba de abandonar el nueve y se dirige presto hacia el diez:
―Mama, cogge, ven.
―Ya voy ―contesta mamá, como hace cada día.
17:59:50
Las pulsaciones del niño suben a medida que la saeta veloz abandona el diez y se dirige al once. De repente se escucha un gran escándalo en el exterior. El niño pasa de rodillas de la silla a la mesa y gatea hasta el otro extremo, donde está la ventana, y puede verse el exterior:
―Mama, tano, cogge.
―Ya voooy.
Fuera el butanero cojo empieza a bajar bombonas del camión, mientras el butanero joven empieza a sacudir las que quedan arriba, tratando de hacer el mayor ruido posible:
―¡Tano, tano, tano! ―jalea el niño agitando los brazos desde la ventana cerrada del entresuelo.
18:00:05
―Buenas tardes Chiquilines ―saluda con entusiasmo Pedro Osinaga desde el interior del Anglo. El niño se gira sorprendido. El reloj ya no está en la pantalla. Queda estupefacto, sin palabras. Nunca se había perdido el momento en que el segundero llegaba al doce, y él saltaba de la silla al suelo aplaudiendo; en el mismo, justo y exacto momento en que la saeta alcanzaba el doce. Rompe a llorar. Mamá lo alza y lo consuela. El hombre hacía poco que había llegado a la luna, pero al niño solo le importaba cuando la saeta llegaba a la luna. Mamá lo sube en brazos y abre la ventana para que vea y escuche mejor al butanero. A los pocos segundos el niño vuelve a sonreír.
O igual no era Pedro Osinaga.
El butanero...
ResponderEliminarDa mucho juego, pero aquí intervinó de verdad
EliminarSbrszo Erik
Cuanto juego nos ha dado el butanero.
ResponderEliminarYa te digo... se lo acababa de decir a Erik
EliminarAbrazoo Ester
Hoy me he perdido entre tanto bombona de butano... al final el niño no llega a caer al suelo ajajjajaja. Un beso, Gabi.
ResponderEliminarNo caía, saltaba, pero ese día se despistó.
EliminarBesoo enorme, Campii
Pedro Osinaga...!!! Me parece que efectivamente ha pasado mucho, mucho tiempo! Ja, ja! Que misterio y que emoción, los relojes siempre añaden tensión a las escenas! Un besote, amigo!
ResponderEliminarEra la hora s la wue empezaba la tele por la tarde, sl menos los programas infantiles, que eran lo mejor. Un poco después sonó... "la luna es un globo que se escapó", poesía pura en una canción infantil.
EliminarBedoo smiga
Qué recuerdos, de hecho sé quien es porque mi madre me lo ha mencionado alguna vez.
ResponderEliminarUn besito.
Yo creo wue lo recuerdo más por las obras de teatro que daban en la tele.
EliminarBesoo Noe
¿Infancia con Pedro Osinaga? Creo que los butaneros marcaban más las horas que la televisión franquista. Las mías tenían más relojes, o más horas si quieres: las del piñero, el cartero puerta a puerta, el lechero, el chatarrero, y hasta la BPS.
ResponderEliminarYo recuerdo perfectamente que "la casa del reloj" la hacía Pedro Osinaga", aunque en internet dice que la presentaba otro; hay hasta videos. Ya ves, no hay quien pueda con las fake news.
EliminarAbrazoo, Fackel
Los sonidos de este relato son de hace nada... Bueno, casi una vida entera. Pues eso!! naaada. A mí me llevaban al teatro a ver a Pedro Osinaga... maaadre la de veces y veces que la saeta ha pasado por el 12...
ResponderEliminarSiento vértigo.
Muy bueno! 👏👏
El reloj es implacable, con Pedro o sin él. Yo lo recuerdo de teatro en la tele en blanco y negro
EliminarAbrazoo, Gali
Yo me lo pierdo porque no sé... pero de hecho constato que genera nostalgias y emoción... Vale, Gabiliante!!
ResponderEliminarLa casa del reloj era un programa infantil que yo recuerdo perfectamente que lo presentaba el tal Pedro, pero wue en internet dice que era otro. Ahora voy a cambiar de recuerdos? Pues eso que comentamos a veces, que la memoria es como es...
ResponderEliminarAbrazo Carlos
No recuerdo el programa (cuando el hombre llegó a la luna no había cumplido todavía un año, me lo perdí) pero sí sé que mi hermana mayor lo veía. ¡Jobar qué tiempos!
ResponderEliminarFeliz 2023, besos.
Veo que hay horas que no hace falta que las marque el reloj. Pese a no compartir los mismos recuerdos, leyendo los comentarios, he podido hacerme a la idea de lo que evocan tus recuerdos de infancia. Un abrazo
ResponderEliminarNo recuerdo ese programa de nada, por eso el texto lo he comprendido con alfileres, Ese programa de cuando es?, yo no lo recuerdo ni del tiempo de mis hijas.
ResponderEliminarDe cualquier forma me ha gustado ese final con interrogación y los personajes de los butaneros,
De Pedro Osinaga sí me acuerdo, de la casa del reloj, ni de casualidad en estos momentos.
ResponderEliminarComo siempre, tus textos son un camino que conduce a un sendero distinto. Entre el butanero y el reloj, la hora... y ese juego de la una con la luna me ha encantado.
Un beso enorme.
Cuántas cosas deberé investigar para poder comprender mejor el texto, pero a pesar de mi ignorancia dialéctica: cuánta sensibilidad y ternura se despegan de este texto. Muy hermoso. (Rosana)
ResponderEliminar¿Es la casa del reloj? Es que por entonces no teníamos tele, conozco el programa solo por referencias...A los niños es fácil cambiarles su tiempo perdido, siempre tienen otros intereses asiendo... Me encanta. Gracias por participar, besos.
ResponderEliminarLos que crecimos en Argentina no conocimos a Pedro Osinaga, por eso no te sorprenda que no hayamos comprendido la alusión a susprogramas. Pero la ternura y plasticidad de tu relato es innegable. Y a ese niño, lo abrazaría. ¡Qué amoroso! Besos y abrazos.
ResponderEliminarVenga la nostalgia dentro del relato y tus comentaristas, que no tengo idea quién es Pedro Osinaga, solo lo que me ha arrojado el señor google.
ResponderEliminarLo que resalto de tu relato es la maravilla que tenían y tienen los niños para pasar de la tristeza a la alegría con solo una pequeña caricia.
Beso, Gabiliante
¡Hola, Gabiliante! Ostras, ¡Pedro Osinaga! Se nota que somos de la misma generación, ja, ja, ja... Me has traído a la memoria cuando mi hijo mayor era un pequeñín que cada vez que escuchaba la llegada del camión de la basura corría a mis brazos para que lo asomara por la terraza para verlo vaciar el contenedor. ¡Ay, cuanta nostalgia! Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminaren común Pedro Osinaga, el reloj no termino de encajarle segundo a segundo, sería por culpa del butanero
ResponderEliminarEl tiempo pasa , las ilusiones se convierten en cotidiano, y una soledad nos dando sombra donde antes hubo luz.
ResponderEliminarLas pequeñas rutinas de los niños, con eso me quedo porque no conozco el tema.
ResponderEliminarVeía "Osmosis", una serie que me gustaba mucho y por la cual me levantaba como a las seis
Abrazo
He tenido que buscar quién fue Pedro Osinaga *.*
ResponderEliminarQué misterioso el relato. Con ese minutero apuntando a la Luna...
Un besazo, Gabi
silencio
ResponderEliminarme quedo siempre sin entender
saludos muchacho
Me has llevado a la infancia, donde la tv era en blanco y negro y, Pedro Osinaga, era uno de los mejores actores qué creo recordar...como la figura del butanero, que cuando llegaba, nos informaba del día de la semana en que vivíamos. Como pasa el tiempo !
ResponderEliminarAbrazos .