Esta semana nos convocan las amigas de ARTESANOS DE LA PALABRA con una propuesta muy interesante que nos condiciona en fondo y forma. Un relato comprensible para niños y relacionado íntimamente con la foto de mas abajo. Vistos lo antecedentes y las circunstancias me ha recordado un relato que leí hace poco que me pareció espectacular. La autora es argentina, como las convocantes, se desarrolla en un hospital y la protagonista es una niña. Asi que , a modo de homenaje, he paralelizado las circunstancias, y he añadido algún guiño, aunque la historia no tiene nada que ver. El relato que refiero es Un hombre sin suerte de Samanta Scheweblin. Ya digo, espectacular del verbo espectacular.
AQUI podéis encontrar el resto de aportes.
Hoy cumplo ocho años y mi hermana pequeña se ha bebido un vaso de lavandina esta mañana.
Mamá tira de mi muñeca sin casi dejarme tocar el suelo con los pies. Papá ya entró hace rato en el hospital de Argerich con mi hermana en sus brazos. Hoy es mi cumple pero yo no pinto nada. De repente veo mi regalo tirado en medio de la vereda. Doy un tirón y me suelto de mamá.
―Deja eso. A saber la de piojos que llevará.
―Está abandonada… Mamá, ¿no te da vergüenza decir eso?
―No es una persona. Es una muñeca, por el amor de Dios, niña, no dramatices. Y corre, vamos dentro.
Cuando llegamos, no nos dejan entrar, y nos sentamos en la sala de espera.
―Es cojita, mamá. ¿No te da pena?
―Entre el clavel y la rosa, su majestad escoja ―me contestó mamá en voz baja.
―Eso ¿qué significa?
―Nada, niña, nada. ―¡Qué rabia me da cuando mamá dice algo y luego no lo quiere explicar, o es para mayores, o algo así. Se debe pensar que soy tonta.
Me acercó al mostrador donde las enfermeras y les enseño mi muñeca, así como disimulando. No digo nada porque dirán no es una persona, y eso ya lo sé. Voy al lavabo y cuando mamá me quiere acompañar le digo que ya sé ir sola al lavabo. Cuando no hay nadie me quito la bombacha y se la pongo a Rosa; tengo esa sensación como si esto ya hubiera pasado; le está un poco grande, pero la tapa. Cuando salgo mamá ya venía a buscarme.
―Vamos, niña, corre, que ya la han llevado a la habitación.
La habitación tiene dos camas. Una vacía. Mientras papá y mama están por mi hermana, meto a Rosa en la cama vacía, tapándola y sujetando la sabana con sus brazos apretados a los costados.
Volvemos a casa yo y mamá. Papá se queda.
Ir sin bombacha es un poco raro aunque la pollera sea larga.
―Mamá, no llevo bombacha.
―¡¿Qué?! ¿Qué ha pasado en el lavabo?
―Se la he puesto a Rosa.
―¿Rosa? ¿Quién es Rosa?
―Clavel es más de chico; así que Rosa.
―¿La muñeca? Por Dios, niña, que es una muñeca…
―… Y no es una persona. Ya lo sé. Pero tenía frio… y vergüenza.
Al día siguiente en el hospital, la cama de Rosa está ocupada por otra persona. Pero me doy cuenta de que Rosa está sentada en una silla; lleva mi bombacha como un chal sobre los hombros. Le han puesto una pierna nueva. Es más corta y más gorda que la sana, y esta vendada y sujetada con esparadrapo. La silla es una en la que no quiere sentarse nadie, porque se mueve mucho; tiene una pata más corta que las otras.
Cuando salgo de la habitación con Rosa en brazos, tres enfermeras me están mirando y me sonríen. Yo también les sonrío, aunque ya no es mi cumpleaños
Me llegó una tremenda vibra a "El tambor de hojalata" haha, está chido.
ResponderEliminarAhh pues no lo había pensado. Bueno, también tendría que revisarla. Recuerdo un niño como grande, proteston por todo. ahí sí que encaja.
EliminarGracias ( chido sí que he tenido que buscarlo, y me ha servido luego con tus diferentes versiones
Abrazooo
Es una muñeca discapacitada. Un beso
ResponderEliminarPero no creo que le pongan una silla con baterías. No está el horno psra bollos.
EliminarBesooo
La insistencia de la pequeña dio resultados, a pesar de no ser una ser humano, las enfermeras vieron la inocencia en la niña y conseguí una pierna, aunque no fuera la mejor, al menos ahora tenía dos.
ResponderEliminarEn este texto se ven claras las diferencias de la inocencia.
Un besote Gabi.
Empata infantil, más abundante y común en chicas que en chicos.
EliminarSeguirá siendo cosa pero con una notable mejoría. Esperemos que no tenga rechazo y tenga wue tomar inmunosupresores.
Abrazooo y feliz retorno
se te echaba de menos.
Si un juguete esta abandonado y esta en mal estado se debe educar a los crios a no recoger esos objetos.
ResponderEliminarNo sé cómo andaréis por Aragca, pero aquí ya te habrían fusilado sl amanecer por antireciclaje.😝
ResponderEliminarAbrazooo
Jaja Que tierna historia por la niña, la muñeca y las enfermeras, unas genias! Me gusta eso de reciclar si se puede, pero no de acumular, así que si hay juguetes en buen estado me gusta que otros niños puedan disfrutar de jugar que tan bien les hace... Besos por ahí!!!
ResponderEliminarLa protagonista, pobre, no acumulaba, solo veía como se iba a difuminar su cumpleaños y de iba a quedar sin regalo. Pero encontró su mejor regalo.
EliminarAbrazooo
Que lindo que le arreglaron su muñeca..a veces los padres por los problemas que se nos presentan nos olvidamos que los niños a esa edad tambien tienen sus dramas...bsss
ResponderEliminarY no pequeños. subjetivos como todo. Pero para ellos del mismo calibre que pagar la hipoteca o devolver un préstamo de la mafia, lo es psra nosotros. Bueno, lo dos ejemplos no se sin son lo mismo.
EliminarAbrazooo
Esa muñeca en la circunstancia que se presupone, pone el candor y la vida. Original y muy bueno.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo
la muñeca ha resucitado por obra y gracia... de muchas personas, no creas...
EliminarBesszooo amiga
La muñeca pone el equilibrio necesario en esa vida tan complicada, entre adultos y críos.
ResponderEliminarUn abrazo.
En estas circunstancias no podían dejarla delante de la tele. Esta niña particularmente no creo que se conformará con eso.
EliminarAbrazooo, Alfred
¡Que belleza de historia! Enhorabuena. :D
ResponderEliminarSaludos.AlmaLeonor_LP
Muchas gracias, Alma. Oye , esto de "Alma" ¿ no te daba un poco de ventaja en un reto titulado " Alma de muñeca?"
EliminarAbrazooo
Al fin y al cabo un regalo es un regalo. Tiene su importancia.
ResponderEliminarImportancia máxima en el día de tu cumple, diría yo.
EliminarAbrazooo
Al final la pequeña a fuerza de insistir logra su objetivo y su muñeca Rosa. Bonito relato. La inocencia de Un niño es su mayor virtud. Un abrazo
ResponderEliminarBuenoo... Aquí las enfermeras, aunque no tienen nombre también tienen su protagonismo.
EliminarAbrazooo, Nuria
Hay mucha ternura e inocencia en ese relato en donde el amor real cobra mucha fuerza en distintas formas. Un abrazo
ResponderEliminarA veces se me escapa, no muchas pero algunas. ,no puedo evitarlo.
EliminarBesazoo Monica
Hola Gabiliante, me encantó es hermoso, pude ir imaginando cada escena a medida que leía. Está muy bien contada y es muy tierna.
ResponderEliminarAdemás, se ajusta perfectamente al desafío, muchas gracias por participar, te mando un abrazo grande.
PATRICIA F.
Estoy haciendo una campaña en contra de " una imagen vale más que mil palabras".
EliminarUna lástima esto de tener cada vez más cosas " en contra", cuando menos ganas y energías tienes.
Abrazoo
En principio, felicitaciones por leer a Samanta Scheweblin, como argentina, un honor que escojas esa literatura y seguidamente, hermoso relato, me encantó. Fresco, relatado desde la más primitiva niñez. Hermoso (Rosana)
ResponderEliminarPues hace poco, algunxs del taller de escritura, acudimos a uno de lectura en que la tallerista parece ( española) tener una fijación con las escritoras argentinas, las dos primeras sorprendentes pero obviamente, no recuerdo sus nombres, pero esta... esos finales...
EliminarEl relato argentino tiene ese qué indefinible.
AbrZooo
Buen relato, un poco torcido por los padres... yo nime imagino el cuento todavía, y menos que lo pueda leer un niño...
ResponderEliminarJajjaaa Ya cuando comento esto, he leído tu buenísima aportación, pero desde luego este reto, parecía preparado para que , a ti, no sé te ocurriera nada.
EliminarAbrazoo
Ir por el mundo sin bombacha es toda una experiencia, supongo,Luego pasa lo que pasa que te ponen una pierna gorda Un abrazo
ResponderEliminar¿Como que supongo? ¿Tú vas siempre sin bombacha, no?
EliminarAbrszooo Erik
Después de leer tu explicación previa, me puse a leerte con una sonrisa pero a medida que iba leyendo, me fui emocionando y el humor quedó tapado por los sentimientos.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Jajjaa... sorpresa sorpresa.
EliminarEste reto era bastante tendente a eso. A sacarnos de nuestras casillas, esta vez en sentido literalmente.
Besooo, Trazy
Bien por esas enfermeras... ángeles son.
ResponderEliminarSaludos.
Hay que estar hospitalizado un tiempecito pata darse cuenta del calibre de tus palabras.
EliminarAbrazooo
La pequeña protagonista merecía tener su regalo y lo encontró, en forma inesperada. No fue su culpa que su hermana menor se hubiera tomado un vaso de lavandina, lo cual puede haber sido descuido paterno.
ResponderEliminarQue especiales esas enfermeras.
Saludos.
"Me namorao" del relato, de la protagonista y de Rosa! Que dulce la historia! Y efectivamente es un buen homenaje al relato de Samanta Scheweblin! Pero el tuyo me gusta más! Un besote amigo!
ResponderEliminarCuando los adultos no están los niños se arreglan casi solos, casi siempre.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Mucho mejor que algunos regales que he recibido en cumpleaños míos.
ResponderEliminarY ha estimulado la imaginación.
Abrazos!
Si por esas casualidades de la vida algún guionista u otro lumbrera está leyendo este relato, de aquí puede sacar una idea interesante para inspirarse para la próxima entrega. Va un abrazo, Gabiliante.
ResponderEliminarMil graciassss por el título del relato de Samantha Scheweblin, "Un hombre sin suerte". Lo he buscado para leerlo antes de leer el tuyo. Muy muy bueno... Como tú has dicho....espectacular.
ResponderEliminarEstá muy bien este giro que le has dado. La sensación y el desencanto de la niña lo dejas igualmente patente creando una historia y un desenlace más suave, menos tremendo.