Esta semana convocamos EL VICI SOLITARI. Al menos esta vez solo acotan el principio, no el final.
AQUÍ podéis encontrar el resto de aportes
Mario contemplaba la montaña que se veía a lo lejos desde la terraza de su ático. Una tórtola lo sobrevolaba, pero contrariamente a su costumbre, sin la intención de hacer puntería. Aterrizó sobre la baranda a una cierta distancia de Mario que ni siquiera la percibió. Se acercó a él lentamente. Cuando estuvo a una distancia prudencial se quedó un par de minutos mirándolo con un ojo, sin parpadear, de hito en hito.
―Hola. ¿Hoy hay lentejas para comerr? ―preguntó con voz de jovencita.
Mario se asustó muchísimo ya que aún no había notado su presencia. Era un hombre serio y circunspecto, poco afecto a la fantasía, y estaba seguro de que la tórtola le había hablado. Miró a ambos lados para cerciorarse de su soledad, pero en el terrado del edificio contiguo había otro hombre, aunque no mirando hacia ellos
―Contestaaa… ―insistió la tórtola. Mario no le perdía ojo al vecino inoportuno, que seguía ensimismado en el paisaje. Estaba a un nivel más alto, así que tenía perfecta perspectiva de toda la terraza de Mario.
―¡Calla! ―contestó apartándola con el brazo. La tórtola revoloteó y el vecino ya le prestaba atención:
―¿Decía?
―No, no. Nada. Hablaba solo. ―La tórtola volvió a aterrizar en el mismo sitio.
―¿Haciendo amigos?
―No, no, qué va… Además es chica. ―«Adiós, ¿qué digo», pensó; pero reaccionó rápido― Y usted, ¿qué tal? ¿Viendo el paisaje?
―Pues sí, pero ya me retiro. Aquí ya empieza a dar el sol. Hasta otro día.
―Vale… Adiós.
Ambos lo seguían con la vista hasta que desapareció.
―Ya veo que te avergüenzas de mi… ―se lamentó la tórtola, bajando la cabeza pero no los párpados.
―Pero ¿qué vergüenza ni vergüenza…? ―Aquí se detuvo como si estuviera jugando al escondite inglés, miró a ambos lados y esta vez sí que estaban solos― ¿No estoy hablando contigo? ¿Cuántos humanos conoces que hablen con palomas?
―Tórtolas.
―Bueno… Tórtolas…
―Ahora no vayas a decir que es lo mismo, que me largo…
―No, no te vayas ―«Pero ¿qué hago suplicando a una paloma que no se vaya?»―. Estooo, ¿tú eras una de las que vino ayer que les eché lentejas?
―Sí.
―Y ¿por qué vienes sola?
―Mi familia está muerta. Comieron las lentejas gordas y, a mí, como soy más joven me dejaron las pardinas. Ellas se atragantaron cuando te fuiste adentro. Intenté la maniobra de Heimlich pero sin manos no se puede. Justo salieron volando unos metros y cayeron. ¿Te sientes culpable?
―Pero ¿yo qué sé del diámetro de la garganta de las p… tórtolas? Yo os las di porqué…
―¿Me adoptas? ¿Te quedan pardinas?
―¿Que si te adoptó? ¿ Has dicho eso? Y ¿cómo hablas? Y… y… Pero ¿cómo es que hablas?
―Por las pardinas ¿Te quedan? Solo dan para hablar un día, y hablar es divertido.
―Vaya tontería… ¿Dónde se ha visto semejante…
―Ruu, ruu, ru ―dijo la paloma como si aún continuara hablando. Cuando se percató de que no decía nada volvió a bajar la cabeza. Mario fue corriendo a la cocina, volcó la bolsa de lentejas ―que había mezclado― sobre la mesa de la terraza y empezó a separarlas. Luego le dio las pardinas. Cinco minutos después la tórtola volvía a hablar:
―Gracias. ¿Me adoptarás?
―Y ¿qué gano yo adoptándote?
―Por la culpabilidad… Y ¿qué pierdes?¿Cuánto vale una bolsa de lent.. pardinas? Además puedo contarte historias, hasta redactártelas… Eres escritor, ¿no?
―Pero ¿y tú cómo sabes eso?
―Desde arriba se ve todo.
―Y ¿qué historias me ibas a contar?
―Desde arriba se ve todo. Coge papel y lápiz. ―Mario sorprendido obedeció―: “No sé si será la edad. Tal y como vas acumulando años va creciendo, parece ser, la sensibilidad. Y quizás también el mirar el entorno y valorar todo lo que te rodea, ya sean personas, animales, plantas, el sol, la luna y, porque no, las nubes con sus graciosas formas”
Es que ya dicen que la avaricia rompe el saco, je, je! Todo el mundo sabe que las pardinas son las mejores! Pequeñitas pero bien buenas! Ja, ja! Genial el diálogo!
ResponderEliminarY estupendo el homenaje a nuestra amiga Maria de la O, me encantó el título! Un besote amigo y gracias por inspirarnos la propuesta juevera de esta semana!
Maria de la O es inspiradora siempre y la propuesta es tan loca como se merece este grupo.
EliminarBesazooo amiga
Jajaja una tórtola escritora salió de este relato, y buena estrategia para ganarse las lentejas y que la adopten! Besos por ahí!!!
ResponderEliminarTodos sale ganando, no me digas que no. Algún que otro bestseller por un plato de lentejas...
EliminarBesoosss
Jajajaja, pobre tórtola que se quedó sola y necesitaba que la adoptara. Un relato ingenioso y original. Me gustó. Un abrazo
ResponderEliminarY tiene el desparpajo de la juventud. Pide lo que quiere y encima da algo a cambio.
EliminarGracias y besosss Nuria
Hola Gabiliante, muy buena tu historia, me gustó eso de que la tórtola pudiera hablar gracias a las lentejas pardinas, que por cierto supongo que son como las clásicas lentejas de acá y los lentejones los que se le atragantaron en el gañote de su familia, después hay unas turcas de color anaranjado, pero bueno todas muy sabrosas.
ResponderEliminarDivertida historia, me ha gustado mucho, un abrazo.
PATRICIA F.
Creo que son vuestras turcas. porque son paradinas, un poco más pardas que verdes, pero no sé seguro. Aquí, solo en Cataluña por lo que tengo entendido, las legumbres se venden en los mercados ya cocidas, y de estas paradinas cocida yo no he visto, no sé si tienen algún problema logístico.
EliminarCambiando de tema, por tu " culpa" he empezado a ver Wallander ( creo que es por tu culpa, no quiero equivocarme) y va en un volvo familiar, y la serie tampoco es muy allá. menos el último que he visto " la falsa pista" que sí que engancha. ¿ que versión veías tu?
Abrazooo
De balcón en balcón, vaya con las palomas, digo tórtolas, que va... si hablan por algo será. Que comemos hoy????
ResponderEliminarHoy lentejas, aunque dudo que sean tan satisfactorias como las tuyas de tus textos.
EliminarAbrZooo
Es muy bueno, con ese diálogo increíble que se cree con facilidad en tu pluma.
ResponderEliminarPor esa camaradería entre tórtola y mujer de la terraza. Un abrazo fuerte, amigo
Aquí he convertido a María en Mario porque ñas mujeres sois menos "serias y circunspectas". Or ejemplo, con Maria de la O, este diálogo con una tórtola tampoco sería tan sorprendente.
EliminarBesazooo amiga
En lugar de las musas, una tórtola, que come lentejas pardinas, inspira escribir sobre lo que nos rodea.
ResponderEliminarbesos,
M. cristina
No me digas que no es un chollo... En vez de esperar a las musas, pones un plato de lentejas y ienen a inspirarte.
EliminarBesazoo Cris
Nunca se sabe como puede llegar la inspiración, pero que sea una paloma, perdón, tórtola, huerfana y que gusta de comer lentejas pardinas, es todo un puntazo :D Me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos.
AlmaLeonor_LP
Además fija y segura. ¿ verdad que parece poco apegado a la prosaica realidad?
EliminarAbrazooo
Al final seguro que la adoptaría por lo menos para te ner una ayudita en su trabajo de escritor, cuando las musas le fallen.
ResponderEliminarNooo... la adoptará porque se siente culpable y por solidaridad. Hoy por ti y mañana por mi...Ese planteamiento tuyo me parece un poco interesado, no? 😝 Es broma Trazy
EliminarAbrazooo grandeee
El vaya! Está otra tórtola además de amor por las lentejas también resulta ser musa, como la mía jaja. Se ve que lejos de mostrarse como diosas griegas, las actuales suelen venir emplumadas! Genial como siempre, Gabi. Un abrazo
ResponderEliminarSiiii. Vanos coincidiendo peligrosamente ultimamente. Tienes siquiatra? Pues ve buscándote uno, aunque sea por si acaso...
EliminarAbrazooo
Por cierto, no se si ya te lo había dicho, pero me encanta tu nueva cabecera de blog! Es genial! Un besote!
ResponderEliminarSiiii... esta magnifico...Es regalo de Mag, que se apiada de alguien tan poco tecnológico como yo.
EliminarBeszooo para ti y para ella
La edad y todo eso además.
ResponderEliminarSaludos.
Tu crees que será por la edad? Otra cosa, además, que tendré que mirarme.
EliminarAbrazooo
Las musas se quedan a vivir contigo, no se marchan, de lo que me alegro y mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaaa, Muchísimas gracias.
ResponderEliminarBesazooo
No es un mal negocio para un escritor, tener historias a cambio de lentejas.
ResponderEliminarSaludos.
acabo de comer un plato de lentejas paradinas con srroz y tienen tan poco gusto como el arroz. Así que desde luego sí que es un buen negocio. no.pierde nada, y no debe ser muy caro.
EliminarAbrszooo
Si encuentro una paloma que habla lo primero que haría sería meterla en una jaula, luego llevarla a la televisión (tras haberme asegurado que no soy el único que puede escucharla) y me haría rico antes de comerla al estofado, eso sí. Pero bueno, es lo que yo haría...
ResponderEliminarSaludos,
J.
no me cuadra tu planteamiento. si solo la escuchas tú, ahora no, pero hace unos años, ibas directo al siquistrico.
EliminarAbrszooo
Yo adoptaría a esa paloma parlachina y le enseño modales. Después le armo una organización para que, siendo líder, eduque al resto de palomas a no cagarse donde se les cante. Además, seguro se sentirá menos sola despues de sus pérdidas. Va un abrazo, Gabiliante
ResponderEliminarno coincido en lo de la educación. la frescura muere irremediablemente co la edad; bueno el paso del tiempo. Pero me alegro mucho de coincidir con.alguien en tu segunda idea; no la exploración porque cuando me invadió, ya había enviado este cuento. Lo de la unidas de bombardeo de precisión se me pasó por la cabeza.
ResponderEliminarAbrazooo
las musas adquieren muchas formas, un paloma dicharachera parece, además, una excelente compañía... no pierdas la oportunidad :)
ResponderEliminarUna musa adoptada... pues no es mal negocio! De una tórtola que come pardinas y que encima te hable... sólo pueden salir maravillas.
ResponderEliminarGran relato y como siempre... 🎩 por tu gran imaginación.
¡Lo que me he perdido todo este tiempo, caramba!
ResponderEliminarBuenísimo. Cualquier excusa te vale para crear un buen cuento; para divertirnos; para hacer malabares entre una tórtola y un escritor (nada menos) :)
Fantástico (ay ese "por la culpa," jaja,). Seguiré, ahora tengo que irme, curioseando más textos...
Por cierto, éste parece inspirar la preciosa cabecera... Antes la he visto, y me ha llamado la atención que la inspiración tenía la forma del espíritu santo... Pero no.... Es tu tórtola!, ja,ja. ¿A ver que más te cuenta? :)
Fuerte abrazo!!