domingo, 8 de diciembre de 2024

DESDE LA INEXISTENCIA

     Este mes nos convocan desde EL TINTERO DE ORO  en un homenaje a John Le Carré basado en a novela "El jardinero fiel". Hemos de centrarnos en el tema de la corrupción, si puede ser descubierta. Aviso que casi todo lo que sale en este relato es inventado.

Pensé antes de idear la historia que 900 para una historia con trama de corrupción era prácticamente imposible explicarla sin parecer una narración precipitada, pero en cambio me han sobrado 350 palabras, que ya me han dicho desde la dirección tintoreril que no puedo poner a la venta.

AQUI podéis encontrar el resto de corrupciones


        Hace unos meses por fin me instalé una IA en el móvil. Una de pago, porque las gratuitas son poco más o menos como googlear. No para que me escriba relatos, porque así ¿cómo me divierto yo? Entre otras pocas utilidades encontré la de que me los corrija. Comenta el contenido, me alaba lo bueno y me sugiere correcciones a lo malo. Siempre, en el final de su respuesta, me califica de original. Original es una de las cosas que más valoro. Casi nunca corrijo nada, porque lo que ella entiende como positivo, yo lo entiendo como negativo, y viceversa. El humor lo entiende, contrariamente a lo que se sospecha.

          Luego encontré la utilidad de comentar los relatos de los compañeros de los blogs. Borro las correcciones y sugerencias y lo pego como comentario mío. Me sorprendió que también calificaba de originales todos los textos de todos mis compañeros, con lo que bajó el valor de ese calificativo.

          Decidí hacer lo mismo con relatos participantes en concursos, bueno, a los que había acceso, y en cualquier caso a los ganadores, hasta que un día, uno de los relatos que quedó finalista lo calificó, en el lugar donde siempre ponía “original”, de “escrito por chatgpt”. Vaya, que “original” ya no significaba lo que yo creía. Pensaba que en los concursos debían controlar esto. O mi aplicación tenía alguna extensión que no debería tener por 29,90€.

          Se me ocurrió introducir capítulos enteros de novelas consagradas o best sellers de los últimos cuatro años y parece que a la IA se le ha olvidado como se escribe “original”.

FIN

 P.D.

Ayer sábado, mandé este texto al reto del tintero de oro, que este mes trata sobre la corrupción y lo dirige Pepe. Hoy, al encender el móvil, la pantalla me ha saludado con un cordial “Bienvenido a su nuevo galaxy”. Tras varios intentos no he podido avanzar más; se ha formateado todo. Me ha pedido la cuenta de google y la he introducido temiendo no recordar la contraseña pero ni siquiera he llegado a introducirla; lo que me ha respondido es que la cuenta no existe. He probado con otras dos cuentas que tengo y tampoco existen.

He ido corriendo al ordenador y efectivamente mis cuentas han desaparecido. Mi blog también , por supuesto. He entrado como pestaña de incognito en el blog del tintero y he visto que mi texto no había sido incluido en la lista de participantes. Mi comentario incluyendo el enlace a mi blog no aparece por ningún lado. Pero es que los comentarios de respuesta de Pepe a los aportes de los compañeros, salen como anónimos.

He intentado escribir un mail a Pepe para saber si había pasado algo, pero claro, sin cuenta no puedo escribir correos.  

He buscado un ordenador viejo en el que tengo una cuenta antigua que ya no uso hace mucho, pero al poner el correo de Pepe me dice que tampoco existe. Intento dejar un comentario en su blog, pero ni existe el blog, ni ninguna de sus cuatro esquinas.

Mañana, desde el ordenador del trabajo intentaré volver a… Bueno creo que tendré que crear otro blog, pero aun así... No sé hasta dónde llegarán los tentáculos de la … Bueno, no sé quién o qué puede estar haciendo esto.

Veremos si puedo participar este mes en el reto, y eso que me estoy leyendo el libro.

Ah, que aunque sea desde otro blog, recordad que soy el antiguo Gabiliante.

jueves, 5 de diciembre de 2024

EL SPIN-OFF

Esta semana nos convoca Marcos desde su blog MARCOS PLANET, y nos reta con un tema nada escatológico. ¿Que pasa entre dos humanos condenados a convivir en una isla desierta? 

 

Podéis encontrar el resto de Náufragos AQUI 

 

          El vuelo 815 de Oceanic Airlines sufrió un spin-off justo antes de estrellarse en la isla que todos conocen. El fuselaje se partió en varios trozos en pleno vuelo y uno de ellos fue a caer en una isla diferente de aquel extraño archipiélago. Era un avión hidrófobo, aunque no rabioso, por lo que todos sus trozos cayeron en tierra y ninguno en el agua, a causa de un extraño efecto magnético.  

          En el referido trozo viajaban los pasajeros 49 y 50, aunque ellos no lo sabían, así que uno de ellos decidió que deberían llamarse…

          ―Yo número uno y tú numero dos

          ―¿Y por qué yo el dos?

          ―Porque a mí se me ha ocurrido la idea.

          ―¿Y porque no nos llamamos como siempre? ¿Tu cómo te llamas?

          ―Ni de coña te lo digo.

          ―Yo me llamo Travis. ¿Y tú?

          ―Número uno. Olvídate de todo lo que conocías hasta ahora. Ahora somos libres. ―Y empezó a desnudarse―. Aquí hace calor y lo hará todo el año. La ropa nos servirá para hacer una hoguera por la noche. Toda la civilización, educación y convencionalismos, aquí nos sobran. Tienes cara de imbécil, pero eso no significa que no podamos ser amigos y convivir en cordialidad y ayudarnos en las dificultades. Quítate esa ropa, no seas ridículo.

          ―Es que estoy más cómodo así.

          ―Pero ¿qué dices? No tienes por qué mentir. Aquí sobra la mentira. Yo ya te he dicho que eres imbécil y no ha pasado nada.

          ―Ya, pero no es mentira; estoy más cómodo así.

          Los días pasaron y una cierta rutina se estableció, casi siempre siguiendo las directrices de Numero Uno.

          ―Podríamos hacer arcos y flechas para cazar algo de carne, aunque sean pájaros; son muy confiados, sería fácil cazarlos ―propuso Numero Dos.

          ―¿Para qué? Esta todo atiborrado de fruta comestible y los peces de la laguna parecen volverse locos por meterse en esa malla que encontramos en el avión, cuando la extendemos en el agua. ¿Para qué esforzarse?

          ―Es que a mí me gusta la carne. Odio el pescado. Y solo fruta…

          En ese momento Numero Uno se acuclilló y empezó a evacuar mientras seguía conversando con su interlocutor, que tuvo que parar:

          ―Te aferras estúpidamente a tus antiguas costumbres de la caduca y odiosa civilización. ―La operación estaba siendo de todo menos silenciosa―. Debes desprenderte de ellas. ¿Me acercas esa piedra de ahí? ―inquirió señalando un canto rodado muy liso que había delante de ellos.

          ―Sí, claro ―contestó Numero Dos. Lo cogió y lo encontró ciertamente grande y pesado para el menester para el que había sido escogido, así que, para hacerlo más manejable, decidió partirlo contra la cabeza de Numero Uno. Sorpresivamente, ocurrió justo lo contrario. «Debo estar perdiendo la proporción de las cosas», pensó. Y enseguida se percató de las consecuencias de su acción:

          ―Por fin carne.

          Por fin se había deshecho de sus convencionalismos civilizados.

 





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