CUESTIÓN DE SIMETRÍA

 Este jueves nos convoca MAG desde su blog LA TRASTIENDA DEL PECADO con el tema de lo invisible, bueno, mejor lo no visible, que no es exactamente lo mismo. 

Podéis encontrar el resto de invisibilidades AQUI

 

          Andrés era un musculitos. Hacía sus ejercicios diarios ante el espejo de su habitación. Le gustaba ver sus progresos diarios tanto de volumen como de definición. Para ello se plantaba dos veces al día y echaba una hora de aburridas repeticiones de movimientos distribuidos entre mancuernas y eso de ejercitarse usando el peso corporal.

          El grado de satisfacción que le producía la autocontemplación era difícilmente superable por alguna de sus otras actividades. Era una escena tan repetitiva la que le devolvía el espejo que aquel día, llevaba ya cinco minutos de ejercicios cuando se dio cuenta de que no se estaba autocontemplando en absoluto. Dicho de otro modo, en el espejo se reflejaba su habitación pero no él. Pensó en cómo podía haber alcanzado la invisibilidad. Los referentes fantásticos, porque reales no había ninguno, se reducían a la capa de invisibilidad de Harry Potter y a Drácula. La referida prenda no se hallaba en su posesión, aunque no le habría importado, y Drácula… Pensó en los desmesurados caninos de la última chica con la que estuvo. Se acercó más al espejo y se estiró la piel del cuello, para buscar un par de agujeritos, pero el espejo no le devolvía ninguna otra imagen que el decorado de su habitación. Aprovechando la cercanía, pinchó con el índice sobre la superficie reflectante, y el dedo la penetró. Asustado se apartó, pero cuando el espanto abandonó su cara repitió la operación, poniendo de manifiesto su firme creencia en el método científico. El resultado fue el mismo. Después se atrevió con la mano, la cara y el resto del cuerpo. Todo él atravesó el espejo con la máxima facilidad. La nueva realidad en que se hallaba era igual que la que abandonaba, pero al revés, o sea simétrica. La porción de habitación que se reflejaba en el espejo era simétrica, pero el resto de la estancia era diferente, incluso olía diferente. Abrió la puerta de la habitación y el pasillo solo se parecía en el continente, no en el contenido. Avanzó hasta la puerta que correspondería a su dormitorio en un mundo simétrico. La abrió y sobre la cama había una mujer sin la capa de invisibilidad de Harry Potter ni ninguna otra prenda.

          ―Vecinito… ¡Por fin! Aunque he tenido que cambiar el espejo por una ventana para que te decidieras.